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Si Menem se vuelve a zafar, tendrá que dejar la quinta de Gostanian

 

El juez Urso le llamó �severamente la atención�al ex presidente Menem por violar las condiciones de la prisión domiciliaria.

 

 

Por Eduardo Tagliaferro

El juez federal Jorge Urso “llamó severamente la atención a Carlos Saúl Menem” por el incumplimiento de las normas contempladas para su detención en una quinta de Don Torcuato. La advertencia del magistrado se debió a que el sábado 7 de julio, a las 18.30, ingresaron simultáneamente a la quinta cuatro visitas y, aunque tres de ellos se inscribieron en el libro de entrada como abogados, no estaban formalmente acreditados en el juzgado. En su amonestación, Urso afirma que ésta es a riesgo “de ser revocado el estado domiciliario de la detención”. También dictó un oficio dirigido a la directora del Patronato de Liberados, para que ésta realice el informe socio-ambiental contemplado en la ley que permite a los mayores de 70 años acceder al arresto domiciliario.
El juez le concedió a Menem el derecho a la detención domiciliaria, en la primera audiencia tomada al ex presidente, el pasado 7 de junio. “¿A dónde?”, preguntó el ex mandatario, luego de que Urso le comunicó que quedaba detenido preventivamente a disposición del juzgado. Recompuesto, el riojano preguntó si la detención podía ser domiciliaria, tal como la ley contempla para los septuagenarios y enfermos terminales. Apenas el magistrado asintió con su cabeza, de entre sus carpetas, los abogados defensores acercaron un papel con el logo del Hotel Presidente, en el que estaba escrita la dirección de la quinta de Don Torcuato, que figura como una propiedad de Armando Gostanian.
Hasta el 4 de julio, día en que Urso le dictó a Menem la prisión preventiva, la quinta fue un punto de encuentro para las raídas huestes del menemismo. Incluso una caravana de acólitos procedente de La Rioja se apostó sobre la ruta 202, entrada principal de la propiedad, para festejar con Menem su cumpleaños número 71. Si bien la ley que regula la detención domiciliaria es bastante amplia, Menem se cuidó de no pasarse de la raya. Así sus escapadas al parque fueron dosificadas y se limitaron a las sesiones de fotos que lo retrataron leyendo una biografía de Napoleón Bonaparte. Luego de que lo procesó, Urso definió que las visitas del preso debían hacerse entre las 10 y las 20, y no más de dos personas habilitadas para cada turno. Del régimen estaban exceptuados: el médico, los abogados y los familiares.
La defensa de Menem calificó de abusivas las nuevas condiciones de detención, y presentó un escrito judicial pidiendo el retorno a su antigua situación. Entre sus fundamentos, Oscar Roger, sostuvo que el nuevo reglamento, convertía a Cecilia Bolocco en una virtual detenida. Por su propia elección, la presentadora chilena se presentó “como la garante” de Menem. Lejos de convertirla en responsable judicialmente, la figura está prevista para los cuidados médicos y ambulatorios de las personas mayores, tarea que en las cárceles cumple el servicio penitenciario. Urso le corrió vista al fiscal Carlos Stornelli, que respondió que debían ser tenidas en cuentas las disposiciones del “Reglamento General de Procesados”, un decreto que al pie llevaba las firmas del propio Menem y de su entonces ministro de Justicia Elías Jasán.
Además de amonestar severamente a Carlos Menem, en su resolución Urso libró un oficio para que se cumpla con el informe socio-ambiental contemplado en la ley. El magistrado le comunicó al jefe de la Policía Federal que los abogados del ex presidente son Oscar Roger y Oscar Salvi.
Lejos de pecar de obvia, la comunicación se fundamenta en que el sábado 7 de julio, simultáneamente ingresaron a Don Torcuato, los abogados, Miguel Angel Pierri, Oscar Salvi, Carlos Novac y el senador Eduardo Bauzá. En ese momento, ninguno de los tres abogados estaba acreditado como letrado del ex presidente.
Los abogados y Bauzá ingresaron a ver a Menem a las 18.20, en el mismo momento en que dentro de la quinta se encontraba Armando Espinel, un ex ministro del presidente ecuatoriano, Sixto Durán Ballen. Durante sumandato arribaron a Quito las armas argentinas, que supuestamente habían sido vendidas a Venezuela.
En su amonestación, Urso sólo consideró las circunstancias que rodean al reglamento de detención. Hasta el momento no consideró las declaraciones públicas que Menem formuló el pasado viernes a una radio mendocina, en las que se autodefinió como “un rehén político”. Ese será otro capítulo del culebrón que el ex mandatario está escribiendo para seguir presente en los medios.

Cuando un custodio tiene que irse

Por E.T.

El comisario Roberto D’ Amico está a un paso de ser desplazado de su rol de custodio del presidio que Carlos Menem cumple en Don Torcuato. La medida sobrevendría luego de que Jorge Urso reciba el informe del jefe de la Policía Federal, Rubén Santos, sobre “las contingencias de la custodia que se viene llevando adelante”, en la quinta propiedad de Armando Gostanián en el oeste del conurbano bonaerense. Este diario público el sábado pasado que Martín Castro Videla, capitán de golf del country Mayling, es uno de los visitantes que ingresan a ver al preso por la puerta trasera de la propiedad. Según confirmaron a Página/12 vecinos de Don Torcuato, el ingreso se producía en el auto del comisario D`Amico, un viejo conocido del entorno menemista. D’Amico se desempeña como custodio del ex presidente, desde que el riojano abandonó la Casa de Gobierno.
“Casa con dos puertas malas de guardar”, dijo citando una vieja obra teatral del siglo de oro español, un funcionario judicial consultado por Página/12. La frase no sólo hacía referencia al ingreso subrepticio de visitantes, sino que también alertaba sobre las probables “salidas comprometedoras”. La sola posibilidad de que Menem pudiera salir de su arresto dorado, justificaría por si solo, el levantamiento de una pared que al decir de un abogado penalista consultado por este diario, “ponga al detenido a resguardo de las lógicas tentaciones del escape”.
Castro Videla se vinculó con Menem a partir de Jorge De Luca, profesor de golf del riojano. Allí comenzaron los multitudinarios tours de la comitiva que solía acompañar al ex presidente hacia los links del country Mayling. Los partidos eran seguidos de largas tenidas gastronómicas en el Club House. Rememorando las andanzas adolescentes, el paga dios se convirtió en la moneda corriente del grupo. La costumbre se interrumpió luego de la fuerte protesta de los vecinos del Mayling que designaron a Carlos Menem como el “único invitado”.

 

 

 

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