Siete
veces sonó el shofar. Siete antorchas fueron encendidas. Y siete
fueron los oradores. A dos días del séptimo aniversario
del atentado contra la AMIA, la consigna del acto que todos los lunes
organiza Memoria Activa fue: Escombros Nunca Más. Desde el escenario,
Diana Malamud dejó clara la posición de la agrupación
respecto del juicio oral que comenzará en setiembre. El mundo
verá el cierre definitivo de la causa AMIA pero no el
juzgamiento de los asesinos, ni de los autores materiales e intelectuales,
ni de los cómplices y encubridores de la falta de investigación.
Como todos los lunes desde que el 18 de julio de 1994 estalló la
bomba que asesinó a 85 personas, ayer, a las 9.53, quienes se congregaron
en Plaza Lavalle frente al Palacio de Tribunales hicieron
un minuto de silencio para recordar a los muertos. Y como todos los lunes,
no faltaron las denuncias a la insuficiente investigación, a las
pocas respuestas de la Justicia y a la escasa voluntad política
para esclarecer el atentado contra la mutual de la comunidad judía.
La cercanía de un nuevo aniversario y del juicio oral hicieron
que las críticas se manifestaran con más fuerza. No
veremos en el banquillo de los acusados al entonces secretario de Inteligencia,
Hugo Anzorreguy, ni a los sucesivos ministros del Interior, Carlos Ruckauf
y Carlos Corach, responsables máximos de las fuerzas de seguridad
del país que por acción u omisión permitieron que
el atentado tuviera lugar y consintieron la impunidad, en encubrimiento
y las complicidades, afirmó la representante de Memoria Activa.
Malamud señaló también a los dirigentes de la Asociación
Mutual Israelita Argentina (AMIA) y de la Delegaciones de Asociaciones
Israelitas Argentinas (DAIA). A cambio de prebendas y poder, entregaron
a nuestros muertos y los volvieron a sepultar bajo los escombros,
aseguró. Y agregó que durante estos siete años,
los dirigentes comunitarios y el ex embajador de Israel en Argentina Itzhak
Avirán se entrevistaron con muchas personalidades cuyos nombres
aparecen ahora como presuntos responsables de asociación ilícita,
contrabando de armas, lavado de dinero, negociados y otras delicias de
nuestro tiempo. Hubo además espacio para expresar un rechazo
al nuevo ajuste anunciado la semana pasada por el Gobierno de Fernando
de la Rúa. El riesgo país son las decenas
de niños que mueren de hambre todos los días, los sin techo,
los desocupados, las víctimas del gatillo fácil, los 85
muertos de la AMIA. El verdadero riesgo país es la falta de políticas,
de educación, de Justicia, señaló Malamud.
El rabino Daniel Goldman; la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela
Carlotto; la diputada Elisa Carrió, el escritor Mempo Giardinelli,
el periodista Nelson Castro y el abogado Ricardo Monner Sans fueron los
otros seis oradores que hablaron ante un público en el que se destacaban
los jóvenes y niños con sus uniformes escolares. También
acompañaron a Memoria Activa miembros de organismos de derechos
humanos como Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora y la Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos (APDH).
A su turno, Carrió dijo que se vienen los momentos más
oscuros para la democracia argentina, pero después de ese túnel
viene la luz y la verdad para una Argentina sin cinismo y sin mentira.
Mientras que Carlotto, con la experiencia de 25 años de reclamo
por justicia, señaló que la lucha es despaciosa, lenta,
pero inclaudicable y que no habrá punto final hasta
que no se sepa todo, se castigue todo, se remedie con la verdad.
OPINION
No,
basta y mucho más
Por
Mempo Giardinelli *
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Hoy vengo
a decir que no y vengo a decir que basta. Y a decir que los asesinos
de la AMIA son los mismos asesinos de la democracia. Los mismos
que cada día le roban a la Argentina, los que la embrutecen
y la violan y la matan diariamente, sumiéndola en la indefensión
y el desasosiego.
Los asesinos de la AMIA están sueltos, los verdaderos asesinos.
Son los mismos que planearon y planean la destrucción de
la Argentina. Los mismos que hace siete años creyeron que
esa bomba vil nos haría bajar los brazos y los mismos que
ponen bombas todos los días en el espíritu de un pueblo
que sólo quiere trabajar en paz.
Pero los asesinos se equivocan porque siempre hay y habrá
quien se levante y resista. Aun en este presente horrible de la
democracia argentina, hay esperanza. Si tenemos empeño en
la lucha, como tienen los familiares de Memoria Activa, y si protestamos
y resistimos, es porque hay esperanza.
Cuando hay solamente nihilismo, pesimismo, agorerías y hartazgo,
nos vencen.
Siete años de aquel bombazo asesino no nos dejan sin propuesta:
juicio y castigo es una exigencia pero es también una propuesta
de cambio.
Desde el ejemplo de Madres y Abuelas, en la Argentina de los últimos
veinticinco años juicio y castigo es además una propuesta
revolucionaria para la democracia.
Ese mismo ejemplo es el que tenemos que dar ahora, cuando una vez
más nos quieren someter los genuflexos, los idiotas y los
cretinos. Cuando nos ajustan a nosotros para desajustarse ellos,
los mercaderes y sus ministros polifuncionales. Cuando la oposición
está atontada porque ha sido madre y socia de la destrucción.
Hoy, cuando no aparecen más opciones que el discurso fascista
y la vocinglería histérica de las cloacas comunicacionales.
Hoy es cuando hay que dar ese ejemplo y Memoria Activa lo está
dando.
Defender la democracia es la propuesta. Decir que no a este ajuste
canalla. Decir que no al negocio de los bancos, los evasores, los
mercados y los que mantienen la convertibilidad porque les conviene.
Plantarnos y decirles que no, debe ser la consigna. Resistir y hacer
una cultura de la resistencia, tal como lo estamos haciendo. No
bajar los brazos y no resignarse, que es exactamente lo que Memoria
Activa viene haciendo desde hace siete años. Por eso, hoy
más que nunca, todos somos Memoria Activa.
* Escritor y periodista. Fragmentos de su discurso de ayer.
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OPINION
Por Dany Goldman *
Palabras
que se cansan
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Decía
Julio Cortázar que las palabras, de la misma manera que los
caballos o los hombres, a fuerza de ser usados de manera abusiva,
terminan por perder vitalidad hasta agotarse y carecer de sentido.
Por eso no podemos permitir que algunas palabras se cansen.
La palabra horror ni se aproxima a aquello que nuestros
ojos pudieron ver en Pasteur 633 siete años atrás:
paredes deshechas, techos caídos, huesos sin nombre.
La palabra dolor ni se aproxima a la sensación
de aquel padre que sabe que su hija fue a buscar trabajo al cuarto
piso, y no volvió, o la mamá que llevaba a su hijo
al jardín de infantes y su niño voló por los
aires.
Lágrima fue otra de las palabras que se secó.
Ausencia se agotó. Ausencia de seres
queridos asesinados, cambió por ausencia de pruebas,
fraguadas y manipuladas.
Complicidad: no estoy tan seguro de si se agotó
o la dejaron morir.
La palabra argentino es otra. Es interesante que la
expresión Yo, argentino surgiera en la época
de la Semana Trágica, en 1919, cuando se generaron en nuestro
país las primeras agresiones, muertes y pogroms en el barrio
del Once, en la mismísima calle Pasteur, en la misma cuadra
en la que está la AMIA. Cuando llegaban al barrio las brigadas
de boinas nacionalistas, con sus brazaletes y armados con lo que
tenían, se colgaban literalmente de la barba de los judíos
y gritaban ¡chivo, chivo!. Entonces aquellos que
no pertenecían a la comunidad judía, alzaban sus brazos
y avisaban Yo, argentino.
Como si fuese un tango, justicia es la más
agotada, la más castigada.
No hay que molestarlo al juez, porque se puede asustar y abandona
el caso me dijeron muchas veces.
A esta altura, Su Señoría, ¿para qué
quisiste ser juez, si no era para luchar con tu propia vida para
encontrar la verdad, meter preso a los culpables y que los muertos
puedan descansar en paz? Porque desde hace siete años forman
una ronda inmensa y dan vueltas y vueltas en tu conciencia. ¡Este
caso es la vergüenza nacional!
Señor Juez: no encontrar la verdad es una irresponsabilidad
suicida. Y hoy, siete años después, las palabras exigen
verdad, para que no hagamos de nuestra vida un juego de títeres.
* Rabino de la Comunidad Bet-El. Fragmento de las palabras pronunciadas
ayer en el acto de Memoria Activa.
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