Por
Emanuel Respighi
La vida y obra de Eva Duarte de Perón han sido abordadas por innumerables
biógrafos, periodistas, cineastas y cadenas de televisión.
Pero bien puede decirse, a partir de los resultados, que el mundo audiovisual
tiene con ella una deuda: ninguno de los films o programas de televisión
han llegado a explicar los porqué de su mito, así como difícilmente
han podido caracterizar bien el fenómeno sociopolítico del
peronismo. La señal estadounidense A&E Mundo se dispone a estrenar
Evita: la mujer detrás del mito, una biografía
que intenta responder, desde una perspectiva desapasionada, a dos de los
interrogantes usuales en el tema: ¿Quién fue Eva Duarte
y cómo se convirtió en un mito?.
El canal de documentales de la cadena televisiva HBO Olé exhibirá
el especial dedicado a Evita el próximo sábado a las 21
(con repetición el día siguiente a las 10). Forma parte
del segmento Biografías conducido por el veterano
Jack Perkins, que este mes está íntegramente dedicado
a mujeres que hicieron historia, como Evita, Juana de Arco y Ana Frank.
Apelando a imágenes de archivo y entrevistas especialmente realizadas
a políticos, escritores, actores y personas favorecidas por sus
obras de caridad durante el gobierno de Juan Domingo Perón, el
documental transita sobre dos ejes. La primera parte hace hincapié
en los orígenes de Eva Duarte, desde su infancia en un pequeño
pueblo bonaerenese hasta su llegada a la Capital Federal de la mano del
cantante de tangos Agustín Magaldi, quien le dio el empujón
inicial para introducirse en el ambiente artístico. Su brusco giro
hacia la actividad política luego del romance con Perón,
empieza a perfilar a la Evita famosa, que comenzó a cosechar adhesiones
en los sectores populares a través de las actividades que desarrollaba
la Fundación Eva Duarte y un odio en resonancia de
parte de las clases altas.
Evita simboliza una eterna lucha: la de los pobres y los descamisados,
dice en el documental el actual senador por el Partido Justicialista Antonio
Cafiero. La lucha por la dignidad, la libertad y la igualdad social
en un país al que históricamente le faltó esas cualidades.
Y la gente no se olvida de eso, concluye, mientras le brillan los
ojos. En un momento del documental, los realizadores echan un manto de
duda sobre el verdadero sentimiento que movilizaban los actos caritativos
de Evita. Dejan entrever la posibilidad de que el objetivo de la fundación
que llevaba su nombre fuese manipular a las masas con el objetivo de ganar
apoyo electoral para el gobierno de su esposo. Sin embargo, los testimonios
que siguen a esa idea la desbaratan, al menos en la edición que
se verá en la Argentina. Hasta el momento que llegó
Evita, nosotros andábamos descalzos y mi madre no nos podía
enviar al colegio. Después de que Evita nos ayudó, pudimos
estudiar y ponernos zapatillas. Ella nos trajo gloria y felicidad. Por
eso el pueblo la quiere tanto. Para mí sólo hay una Evita:
la santa, apunta María Elena Warner, una habitante del barrio
Ciudad Evita que conserva, al estilo de un santuario, una imagen de la
santa patrona de los pobres en una de las paredes de su casa.
Si bien el documental tiene el ojo puesto en el conocimiento internacional
de Evita, lo cual puede resultar un tanto redundante para el público
argentino, la realización sirve para apreciar una visión
norteamericana más o menos imparcial sobre la leyenda. Y, de paso,
tal vez para analizar el pasado argentino y proyectarlo, desde una mirada
ajena, a este caótico presente.
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