Por
Fabián Lebenglik
Parte
del insólito resultado visual de la pintura de Aurelio García
(Rosario, 1964) se debe a la mezcla extemporánea y anacrónica
de estéticas que a priori parecían incompatibles.
Sus obras, regidas por un tono general de evocación de la pintura
religiosa, están construidas y diseñadas sobre la combinatoria
de elementos que el pintor toma de géneros históricos y
contemporáneos fuertemente pautados y reglados. Así, junto
con el dominio visual del sincretismo religioso colonial y poscolonial
americano García hizo exposiciones y viajes de investigación
a Bolivia, donde estudió la pintura religiosa, aparecen componentes
que provienen del barroco, el arte pop, la gráfica, el filete,
los videojuegos, la propaganda política, el diseño asistido
por computadora y la historieta.
Todas las fuentes arriba listadas, de las que el pintor se nutre, constituyen
sistemas visuales altamente codificados. De cada uno de ellos García
selecciona y aísla claves y principios que luego recompone en un
nuevo sistema, tan riguroso como risible.
Los sistemas desarticulados y vueltos a articular en una nueva configuración,
son todos sistemas que en su momento fueron modelos estéticos triunfantes.
Cuando el pintor desteje tan sólidos entramados por vía
del análisis visual y del humor, ejerce un sutil acto de resistencia
contra diferentes imposiciones entre las que se incluyen no sólo
ciertos mandatos religiosos, estéticos y políticos, sino
también ciertas modas artísticas del presente.
Todos esos lenguajes, al mismo tiempo que analizados y desarticulados
y por lo tanto criticados son también homenajeados
por el artista, que se mueve entre la devoción y la corrosión
de ciertos discursos estéticos. Esto resulta evidente: cada una
de esas estéticas, empezando por el barroquismo religioso, fueron,
primero, minuciosamente estudiadas por Aurelio García y colocadas
en un nuevo contexto, simultáneamente extraño y familiar.
La lógica indica para poder desarticular un sistema es necesario
conocerlo y ofrecerle tiempo, jugar sus reglas. De allí que la
suma de partes de sistemas diferentes generen imágenes complejas
desde el punto de vista de su composición y montaje.
Por donde se la mire, la obra del pintor rosarino está saturada
de simbolizaciones. Sin embargo esa sobrecarga no resulta hermética
para nadie aunque se le pierda el sentido de algún componente
porque los lenguajes de donde provienen los distintos elementos son absolutamente
masivos. La estrategia visual de Aurelio García se fundamenta en
modelos estéticos por todos conocidos, en mayor o menor grado.
A los elementos formales se suman elementos narrativos críticos.
Una de esas narraciones remite, en varios cuadros, al imaginario del peronismo
histórico del cual hoy sólo sobreviven, ampulosos, sus rituales
externos. El culto a la personalidad de sus líderes, la representación
de la clase trabajadora y de los niños únicos
priviliegiados, el valor del trabajo y la evocación
de las fábricas humeantes, se combinan con elementos que colocan
a la política en el escenario de la teatralidad y el espectáculo.
Por otra parte la desideologización de la figura del Che Guevara
aparece en otras obras, así como el vaciamiento del concepto de
revolución. En todo caso, la revolución se toma como un
dato musical, cuando se cita una canción de Los Beatles (Revolución
n9). El rock, por otra parte, es uno más de los lenguajes
masivos aludidos por el pintor en varias obras.
El propio artista toma distancia irónica de sus cuadros cuando
en el catálogo explica que la obra, en cierto modo, es caprichosamente
contestataria, una prolija rebelión contra una serie de interdicciones
aplicadas a la pintura. Creo que es estéticamente incorrecta....
Uncompendio de lo que no debería ser. (Fundación Klemm,
M. T. de Alvear 626, hasta el 20 de agosto.)
ANA
GALLARDO-DIANA SCHUFER-MONICA VAN ASPEREN
Ejercicios
sobre el cuerpo
Por
F. L.
La
relación entre el arte y el cuerpo ha sido muy trabajada a lo largo
de la historia del arte. El debate
teórico sobre el lugar, el concepto y la metáfora del cuerpo
en las artes se dio con fuerza en Europa y Estados Unidos en la pasada
década del ochenta y el tema reapareció notoriamente en
la obra de varios artistas argentinos que se dieron a conocer durante
la década del noventa.
Políticas corporales es el título de la muestra de instalaciones
que organiza el Espacio Cinco de la Fundación Klemm, con curaduría
de Jorge López Anaya. La exposición reúne a tres
artistas: Ana Gallardo (1958), Diana Schufer (1957) y Mónica Van
Asperen (1962) han trabajado el tema del cuerpo, desde distintas perspectivas,
durante los últimos años. Más allá de los
méritos de cada obra, el ambiente de oficina de la sala genera
una distancia que enfría las instalaciones.
Ana Gallardo presenta una instalación en la que reflexiona sobre
la clandestinidad del aborto y los métodos anticonceptivos
así como de las consecuencias de violencia corporal, sufrimiento
innecesario y muerte que implican cuando se dan en el marco de la
pobreza.
En dos rincones de la sala se amonotonan y enfrentan dos parvas
de agujas de tejer, evocando el instrumental quirúrgico de la marginalidad.
La contrapartida visual de las agujas está dada por una larga serie
de bolsas de polietileno transparentes y vacías, pegadas y aplastadas
contra la pared, con cinta de embalaje.
Van Asperen vuelve sobre sus globos inflados y tensados que enhebra con
agujas de tejer. El resultado es un dispositivo visual y rítmico
que a modo de una escritura en clave compone un juego de brillos, opacidades
y sombras. El interés de esta obra es la relación entre
el aire contenido y el caucho que los contiene, porque la artista manipula
el aire pulmonar, dándole cuerpo como columnas de aire. Van Asperen
introduce dos novedades respecto de su obra anterior: por una parte trabaja
más sobre el ritmo, produciendo una torsión helicoidal de
la serie de globos y agujas. Por la otra menos afortunada
coloca dos estructuras con tubos fluorescentes, como límites superior
e inferior de la obra, que son demasiado pesadas visualmente para el aspecto
etéreo y liviano del par globo/aguja, que es simple, económico
y poético.
Diana Schufer (1957) propone una instalación sonora. Para eso construyó
un recinto cerrado, hecho con paneles de alusiva tela roja, iluminada
por sectores. De ese recinto provienen voces femeninas que monologan sobre
su sexualidad, intimidad y orgasmos, en grabaciones que se interfieren
y superponen. (Fundación Klemm, M. T. de Alvear 626, hasta el 20
de agosto.)
Inauguran
en la semana
- Benito
Laren, obra reciente y no tan reciente, desde ayer, en Sonoridad
Amarilla, Fitz Roy 1983.
- Acuarelas, dibujos y planos de Eduardo Le Monnier, desde ayer,
en el Museo Banco Provincia, Sarmiento 362. La muestra, acompañada
por un libro catálogo, se enmarca en el ciclo de exposiciones
de obras de arquitectos argentinos de los siglos XIX y XX.
- Feria de plateros de la ciudad y la provincia de Buenos Aires,
el jueves 19, de 10 a 18, organizado por Fond Art en el Convento
Grande de la Orden de la Merced (construido en 1601), Reconquista
269, los jueves y viernes, a la misma hora, con los plateros trabajando
a la vista del público.
- Marina de Caro, el viernes 20, en Gara, Proyect Room, Pasaje Soria
5020, a 50 mts. de Plaza Serrano.
- Alejandro Rotemberg, pinturas, el 20, en La nave de los sueños,
Moreno 1379, 2º piso.
Los
nuevos medios
El Museo
Sívori en avenida Infanta Isabel 555, frente al Rosedal
está exhibiendo las obras del concurso Alberto Heredia,
dedicado a los nuevos lenguajes artísticos. Este Salón
suma los nuevos medios a los lenguajes tradicionales de los salones
ya existentes Manuel Belgrano y Bienal del Tapiz, todos
organizados por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La muestra
se puede ver hasta el 29 de julio.
Cordobeses
en su casa
El jueves
19, a las 19, en la galería Francisco Vidal de
la Casa de la Provincia de Córdoba, se inaugura una muestra
de los pintores cordobeses Ernesto Berra, Silvina Bottaro, Mónica
Brandi, Ana Gallici y Mario Grinberg. La exposición (en avenida
Callao 332) se puede ver hasta el 3 de agosto.
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