Por Felipe Yapur
y Diego Schurman
Fernando de la Rúa logró
lo que necesitaba con urgencia: la foto con los gobernadores del justicialismo
firmando el acuerdo para alcanzar el déficit cero. No fue precisamente
lo que se dice una fiesta, pero esto no evitó que cada sector se
autoproclamara el vencedor de la extensa negociación previa. Para
el Presidente, el acto era más que suficiente porque mostraba a
los mercados una especie de comunión política en pos del
ajuste. Los mandatarios de la oposición, por su parte, se jactaban
de haber conseguido que la Nación les reconociera la deuda que
mantiene con las provincias y de haber firmado un pacto diferente al que
pretendía el oficialismo.
La firma fue un acto administrativo. El Gobierno insistió en llamarlo
Pacto por la Independencia, aunque el texto era en verdad
el Apoyo Institucional para la Gobernabilidad de la República
Argentina redactado por los gobernadores justicialistas. No hubo
demostraciones de efusividad de ninguna de las partes. Y sirvió
para dejar en claro el distanciamiento que se produjo entre los peronistas
y el ministro Domingo Cavallo, quien no participó del encuentro
previo y se sentó en una segunda fila durante el acto.
El único orador fue el Presidente, quien agradeció a los
gobernadores el realismo y la valentía de acompañarlo
en estos momentos críticos. Aseguró, además, que
el acuerdo rubricado generará la confianza de los mercados
y mostrará la solidez de nuestra economía.
Cuando todo terminó, los peronistas buscaron la salida más
rápida. Querían eludir el intento del vocero del Gobierno,
Juan Pablo Baylac, por realizar una conferencia de prensa. Esto no evitó
que el santacruceño Néstor Kirchner, el cordobés
José Manuel De la Sota y el santafesino Carlos Reutemann explicaran
a los periodistas que el documento no significaba un aval
a los recortes de salarios estatales y jubilaciones dispuestos por el
gobierno nacional. Es más, se preocuparon por aclarar que no tomarán
medidas similares en sus provincias para alcanzar el tan preciado déficit
cero. De paso, aprovecharon para remarcar que la Nación reconoció
las deudas que mantiene con sus distritos. Palabras más, palabras
menos, fueron los mismos argumentos que minutos antes le habían
repetido al Presidente.
Pero no todos lo gobernadores tienen las mismas chances que éstos
tres. Más de uno reconoció en estricto off the record que
una vez que regrese a sus provincias tendrá que ponerse a trabajar
para realizar un ajuste distinto al del Gobierno. No hay otra salida
para no bajar sueldos.
El acto tuvo dos momentos bien diferenciados. La firma en sí misma
y la reunión previa. Sobre esta última, los peronistas coincidieron
en definir al encuentro como frío y aburrido. Sobre todo cuando
participó el Presidente. Antes, mientras esperaban el arribo tardío
de Reutemann y del puntano Adolfo Rodríguez Saa, hubo momentos
de distensión que ayudaron a olvidar que el café que les
sirvieron estaba frío.
El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, recibía a los gobernadores
con una sonrisa de oreja a oreja junto al secretario general de la Presidencia,
Nicolás Gallo, y Baylac. A cada uno le reiteraba lo bueno que le
parecía el acuerdo alcanzado y repetía, casi como una muletilla:
Es mucho más de lo que esperábamos. El buen
humor del funcionario contagió a todos. Mucho más después
de que les confirmó que ya habían comenzado a girar parte
de los fondos adeudados.
Uno de los más risueños fue Carlos Ruckauf, quien no perdió
la oportunidad de recordar con ironía sus fuertes cruces con Cavallo.
Kirchner, quien mantiene una (no siempre) sorda disputa con el bonaerense,
aprovechó la oportunidad para chicanearlo: Me extraña
de que te quejes tanto de quien querías que sea tu aliado.
Ruckauf no respondió. Luego, otro gobernador, preguntó sobre
si el ministro de Economía, obligadamente ausente, continuaba tomando
el tranquilizante que le recetaron tras la accidentada boda de su hija.
Esto provocó risas entre los peronistas y obligados rostros serios
entre los funcionarios.
Similar actitud tomaron cuando De la Sota le preguntó si era cierto
que el gobernado de San Juan, Alfredo Avelín, le había dicho
a Cavallo que era una cachafaz: Es una palabra de la época
de mis abuelos. Me parece que mi colega sanjuanino va a tener que actualizar
el discurso. Inmediatamente llegó el momento de las reivindicaciones
personales. Ruckauf insistió en la imposibilidad de negociar con
alguien que se desequilibra, en obvia alusión a Cavallo,
para luego destacar que este acuerdo se logró gracias a vos,
Chrystian. Mientras el resto de los gobernadores asentían,
Colombo aprovechó para decir que ustedes saben que todo los
que prometí les cumplí. Y cuando no lo pude, di la cara
para explicarlo.
LA
CORTE NO DEFINE SI BAJA SUELDOS
El recorte que no llega
La Corte Suprema de Justicia
abrió ayer un compás de espera sobre los eventuales recortes
salariales en el Poder Judicial propuestos por el Gobierno. El año
pasado, ante un pedido similar formulado por el Ejecutivo, sólo
seis de los integrantes de máximo tribunal se recortaron el sueldo
sin imponer la decisión al resto de la Justicia.
Durante el acuerdo celebrado ayer por la mañana, los siete ministros
que estuvieron presentes resolvieron esperar hasta que se
defina el texto de un proyecto de ley que el Gobierno enviaría
al Congreso, para formular la invitación a los recortes. Así,
la Corte estableció un virtual impasse sobre el tema que podría
durar al menos tres semanas, es decir, hasta después de la feria
judicial de invierno
Según fuentes judiciales, uno de los ministros de la Corte, Antonio
Boggiano, se pronunció ayer a favor de que todos los jueces hagan
el esfuerzo de bajar sus sueldos por el momento que atraviesa el país,
aunque apuntó que ello tendría que ser provisorio.
Sin embargo, Boggiano habría subrayado la importancia institucional
de la cuestión y que no hay que descartar que durante
la feria se celebre algún acuerdo extraordinario o una convocatoria
a los ministros para abordar el tema.
De todos modos, aún no hay una decisión del tribunal, que
administra los sueldos de la Justicia, para imitar la medida adoptada
por el Estado Nacional. Los salarios de la Justicia gozan de intangibilidad,
según establece la Constitución Nacional.
|