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INTERCAMBIO DE CHICANAS Y AGRESIONES ENTRE EL GOBIERNO Y LOS GREMIALISTAS
Cuando nadie parece medir sus palabras

Bullrich sugirió que los dirigentes
sindicales donaran parte de su sueldo. Moyano denunció que estamos gobernados �por un trastornado y un boludo�. La guerrilla verbal sube de tono mientras se negocia reservadamente para evitar un paro con violencia.

De izquierda a derecha Viviani, Palacios (tras un papel), Hugo Moyano y Cirielli (asomando la cabeza).

Por Laura Vales

Tal vez cansados de escuchar tanto eufemismo, la ministra de Trabajo y el titular de la CGT Rebelde se cruzaron en un primer round sobre el paro con una crudeza que se acercó a la brutalidad. Patricia Bullrich, como en todas las vísperas de una huelga general, hizo un cálculo de los millones que perderá el país; pero ayer agregó que los trabajadores no deberían parar sino donar una hora de sus sueldos para aliviar la crisis. Moyano le respondió que la idea era un disparate, pero opinó a su vez que el problema es que el gobierno está en manos de “un trastornado y un boludo”. Cavallo se entusiasmó con la idea de Bullrich. Colombo salió a aclarar, por las dudas, que el Gobierno no analiza pedir a ningún asalariado que done nada. Mientras tanto, las tres centrales sindicales ratificaron el paro y la Corriente Clasista y Combativa de Carlos “El Perro” Santillán confirmó que adhiere a la protesta. Mañana, por lo tanto, habrá cese de actividades y cortes de ruta en todo el país.
A Bullrich le pidieron su opinión sobre el paro por la mañana. Estaba por entrar a la Casa de Gobierno, para participar de la firma del acuerdo con los gobernadores justicialistas, cuando los movileros le pidieron que se detuviera unos minutos. La ministra estimó que con el día de paro se perderán “entre 600 y mil millones de pesos”, insistió en que “la gente no quiere paros” y por ello consideró necesario que “también el sindicalismo se ajuste y ponga parte de su salario para ayudar en esta situación extrema de crisis que tiene la Argentina”. Y a continuación sugirió que “planteen a los trabajadores que en vez de hacer huelga donen parte de su salario” para que el recorte de las jubilaciones no sea tan cruento.
Bullrich mencionó como una colaboración eficaz a ese fin el equivalente a “una hora de trabajo”.
Moyano le respondió desde el confederal de su CGT, doblando la apuesta. Habló de “estos cipayos de turno” que “están entregando el país. Uno por demasiado trastornado, porque quiere hacer todo de golpe, y otro por demasiado boludo”. Obviamente sugería que el primero era Cavallo y el segundo De la Rúa.
No hubo marcha atrás ni rectificaciones de ninguno de los dos lados. Bullrich, con un primer balance del malestar desatado por sus palabras, intentó por la tarde restar importancia a la idea de la donación y se concentró en criticar los sueldos de los dirigentes gremiales. Moyano sólo dijo que él no había dado nombres, y que en todo caso “las interpretaciones” sobre a quién aludió al hablar de “trastornados y boludos correrán por cuenta de quien las haga”.
En el medio hubo otras voces: Cavallo opinó que le parecía “muy bien” la idea de la ministra y Colombo aclaró que no se trataba de la opinión del Gobierno. Desde la CGT oficial, Rodolfo Daer apuntó que “en la vida se puede ser liberal, neoliberal, estatista, socialista, pero bajar las jubilaciones es un acto de cretinismo”. Víctor De Gennaro informó que su sueldo es de 1.350 pesos y retó a Bullrich y a Cavallo a que revelen el monto del propio y donen la diferencia.
En actos por separado, la CGT oficial, la rebelde y la CTA oficializaron la convocatoria al paro del jueves. A esta altura está claro que no habrá un gran acto central. También que en el conurbano y en la mayor parte de las provincias, impulsados por las organizaciones de desocupados y la Corriente Clasista y Combativa de Carlos “El Perro” Santillán”, se realizarán cortes de ruta y piquetes.
A pesar del voltaje del enfrentamiento entre Trabajo y los sindicalistas, ayer hubo algunos llamados para buscar mecanismos de que el paro no desembocará en episodios de violencia. Anoche, en el ministerio de Trabajo barajaban como próximo paso dar a conocer cifras concretas de los sueldos sindicales. Y en la CGT rebelde se daba por descontado que, después del jueves, habrá anuncios sobre el lanzamiento de un plan de lucha que continúe el paro.

 

Hoy, huelga de estatales

Con un paro nacional de 24 horas, movilizaciones en todo el país y una marcha a la Plaza de Mayo, los gremios estatales manifestarán hoy su repudio a las medidas de ajuste. La medida de fuerza fue convocada por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), enrolada en la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) y por la Unión de Personal Civil de la Nación. La marcha a la Casa de Gobierno corre por cuenta de ATE y comenzará a las dos de la tarde frente al Congreso. Los empleados judiciales, por su parte, harán una concentración frente al Palacio de Tribunales. El titular del gremio y secretario de prensa de la CGT rebelde, Julio Piumato, anunció que la protesta comenzará a las 13.30.

 

ENTREVISTA AL LIDER DE LOS CAMIONEROS QUE NO SE ARREPIENTE
“Vamos a analizar un plan de lucha”

Por L. V.

Hugo Moyano dialogó con Página/12 y dejó en claro que no se arrepentía de sus dichos sobre el Gobierno.
–¿Se arrepintió por lo que dijo sobre el Gobierno? ¿No cree que cruzó un límite?
–Nadie se puede asustar por lo que se diga mientras se están tomando estas medidas económicas; no se pueden asustar ante expresiones duras, pero no hacerlo cuando toman medidas degradantes para los más desprotegidos. Se dicen cosas muy duras porque la situación está muy difícil. Yo hablo con intendentes del conurbano y noto que están con temor, hay gente que está haciendo colas de cinco horas para pedirles comida. Hay una situación muy tremenda que se está conteniendo con mucho esfuerzo y parece ser que el Gobierno no se da cuenta. Es peligroso negar esta realidad.
–¿Cómo va a ser el paro?
–Estamos convocando a un paro sin movilización, pero creemos que va a haber algún tipo de movimiento. Los que tienen trabajo se va a quedar en sus casas, pero los desocupados posiblemente demuestren de otra manera su rechazo a la política económica.
–¿Y a partir del viernes?
–Vamos a analizar un nuevo plan de lucha en conjunto con todo el sindicalismo. La gente nos está reclamando que actuemos, y que lo hagamos juntos. Si hay unidad del sindicalismo es porque vemos que estos manotazos de ahogado que está dando el gobierno ante el fracaso de este modelo económico demuestran que son capaces de hacer cualquier cosa. Son tan capaces de hacer cualquier cosa que para cubrir el déficit le sacan plata a los jubilados. Están desesperados y dispuestos a todo para pagar la deuda externa a costo de la deuda social.
–¿Lo sorprendió la sugerencia de Bullrich para que en lugar de paro se done el equivalente a una hora de trabajo?
–Sí y no. Por un lado es un disparate. Los trabajadores de la construcción ganan un peso por hora trabajada, ¿ella quiere que donen ese peso? Hay gente que está ganando incluso menos. Por eso lo que dijo es inaudito, pero por el otro lado, sabemos que ella es la representante de los empresarios y de los sectores del poder. Es la ministra más antiobrera que hemos tenido en la historia, la que más ha castigado a los trabajadores en los últimos tiempos. Por más que ella quiera disfrazar sus ideas y atacar a los dirigentes con chicanas, no puede evitar que eso se note.
–Cuando plantea la cuestión de los ingresos de la dirigencia gremial, sin embargo, está en sintonía con la gente.
–Que vengan y que hagan una auditoría. No me preocupa, porque nadie me hizo más auditorías que Menem. No tenemos nada que ocultar.
–¿Todavía hay canales de diálogo abiertos con el Gobierno?
–El paro está firme. Pero por otra parte las puertas siempre están abiertas para dialogar. Pero ocurre que ante este tipo de medidas, con este marco, hablar es muy difícil ¿Quién puede convalidar el descuento a los jubilados? ¿Quien puede dialogar con estas medidas?
–¿Tiene expectativas en que el gobierno modifique el recorte?
–No sé. Ojalá se reflexione. Nosotros fuimos los primeros en hablar de la necesidad de poner un impuesto a las empresas que tienen superganancias. Esto se hace en el primer mundo, se hizo por ejemplo en Inglaterra, pero cuando lo proponemos nos dicen que no se pueden tomar medidas como éstas “de prepo”. Pero “de prepo” no dudan en sacarles a los que menos tienen.

 

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