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CONSENSUARON UN PROYECTO DE REGULACION QUE DEJARIA AL 20% AFUERA
Luz roja para los remises porteños

Sobre 25.000 autos en circulación
ahora sólo están habilitados unos 2200. La Alianza acordó un proyecto que establece límites a los modelos que pueden usarse, con lo que el 20 por ciento de los vehículos actuales no podrán prestar el servicio.

Los remises en la ciudad están fuera
de control: menos del diez por ciento
está habilitado.

Por Eduardo Videla

El servicio de remises, en la ciudad de Buenos Aires, es una actividad virtualmente fuera de control: sobre más de 25.000 autos en circulación, sólo están habilitados 2200, menos del 10 por ciento. Con el objeto de regularizar la actividad, los legisladores de la Alianza acaban de consensuar un proyecto que establece límites a los modelos de vehículos que trabajan en el sector y que, según fuentes legislativas, dejaría afuera al 20 por ciento de los autos que componen hoy el parque de remises. Con todo, la iniciativa es mucho menos rígida que la presentada por el Poder Ejecutivo, que sólo habilitaba a vehículos de alta cilindrada y gran confort, por lo dejaba en la ilegalidad al 80 por ciento de los autos en circulación.
De acuerdo con el proyecto consensuado por la Alianza, serán aptos para trabajar como remises los autos con un peso superior a los 1000 kilos y los que tengan hasta cinco años de antigüedad. De aprobarse la norma, no serían habilitados los modelos anteriores a 1996, ni vehículos como los Fiat Duna y Palio, el Corsa y el VW Gol, entre otros.
“El objetivo del proyecto es ordenar la actividad sin dejar afuera a una gran cantidad de gente, que tiene en el remís su fuente de ingreso, y a la vez, evitar la competencia desleal que sufren los taxis, además de asegurarle al pasajero ciertas normas de calidad”, dijo a Página/12 el diputado Marcelo Vensentini, uno de los impulsores del acuerdo.
El florecimiento de las remiserías es un subproducto de la década menemista: el achique del estado dejó sin empleo a miles de trabajadores que invirtieron su indemnización, según los casos, en un kiosco, un taxi o un remís. A la vez, el servicio vino a suplir las falencias del transporte público de pasajeros –especialmente en el Gran Buenos Aires– y los problemas de seguridad originados en algunos taxis: mucha gente prefirió confiar en la remisería del barrio que, además, le ofrecía una tarifa fija y más baja. El auge del remís contribuyó a sobredimensionar el transporte en la ciudad: los 25.000 remises –muchos de los cuales provienen del Gran Buenos aires– se suman a los 38.000 taxis en circulación.
“La diferencia tarifaria obedece a que los remises no tienen las mismas exigencias que los taxistas, lo que los convierte en una competencia desleal”, dijo a Página/12 Néstor Bilancieri, director de Educación Vial y Registros, el organismo porteño que se encarga de la habilitación y control de taxis y remises. Por ejemplo: taxis y remises deben tener habilitación técnica otorgada por SACTA, algo que cumple la mayoría de los taxis y muy pocos remises.
La actividad, hasta ahora, se regula por la ordenanza 47.561, donde se establece el requisito para las agencias de tener al menos cinco vehículos. La aplicación de esa norma y el otorgamiento de habilitaciones estuvieron suspendidos hasta marzo último, cuando las autoridades debieron volver a ponerla en vigencia tras la presentación de un recurso de amparo. En la actualidad, confirmó Bilancieri, hay 640 agencias habilitadas, y apenas 2200 autos en regla. Los demás están fuera de control.
El proyecto enviado por el Ejecutivo proponía reconocer únicamente a los autos con motor superior a los 1800 centímetros cúbicos de cilindrada y 1200 kilos de peso, lo que dejaba afuera a los autos medianos. También exigía una antigüedad no mayor a un año, con lo que excluía todos los modelos anteriores al 2000. Y que los autos contaran con sistema de frenos antibloqueo, un mecanismo electrónico que solo tienen los autos más costosos.
Según el diputado Julio Vitobello, del Frente Justicialista, esa iniciativa estaba “armada a medida de los taxistas: apuntaba a que los remises fueran un servicio exclusivo para empresas o grandes hoteles”, agregó. El legislador, presidente de la Comisión de Transporte de la Legislatura, se pronunció por “buscar una solución intermedia, que noperjudique ni a taxistas ni a remiseros, que prestan un servicio en determinadas zonas de la ciudad adonde los taxis no llegan”.
La iniciativa del Ejecutivo fue rechazada por los propios diputados oficialistas, quienes consensuaron un proyecto mucho más amplio, aunque más estricto que el sistema actual. Las agencias, para ser habilitadas, deben tener por lo menos ocho vehículos habilitados. Los autos pueden ser de 4 ó 5 puertas, con una antigüedad no mayor a los cinco años y un peso superior a los 1000 kilos. Ese límite es resistido por los remiseros, que ven alguna desigualdad en el criterio del peso: habilita a autos como el Peugeot 206 o el Fiesta, y deja afuera a modelos similares como el Chevrolet Corsa o el Fiat Palio.
Los autos deben tener aire acondicionado, pero los frenos antibloqueo se exigirán recién a partir del 2003. “Con esto le damos un tiempo al dueño del auto para que adecue se unidad, y no lo dejamos de un plumazo afuera del sistema”, argumentó Vensentini.

 

También los radiotaxis

Las diferencias de criterio entre el gobierno porteño y los legisladores de la Alianza no se reducen a la cuestión de los remises: también afectan a la regulación del servicio de radiotaxis. Dos legisladores presentaron un pedido de informes al Ejecutivo para saber si el requisito que se les pide a las empresas del sector para seguir funcionando está de acuerdo con los medios técnicos disponibles. Desde el 30 de junio, el gobierno no reconoce a aquellas empresas que no tienen frecuencia de radio propia, lo que deja en la ilegalidad a la mayoría de los radiotaxis. El requisito es de imposible cumplimiento ya que Comisión Nacional de Comunicaciones mantiene congelada la asignación de nuevas frecuencias.
La autorización precaria para el funcionamiento de los radiotaxis sin frecuencia propia caducó el 30 de junio último. El sector abarca a 13.800 vehículos (sobre un total de 38.600), agrupados en 46 empresas reconocidas, de las cuales, las que cuentan con frecuencia de radio propia –un requisito que exige la ordenanza que regula la actividad– no superan la decena. Las demás, la alquilan a terceros.
La suspensión de las autorizaciones precarias, dispuesta por la Dirección de Educación Vial y Registros, afectó a unos 9500 vehículos, según fuentes del sector, que protagonizó una masiva movilización el 6 de julio último.
El pedido de informes, que firman los diputados marcelo Vensentini y Fernando Caeiro, apunta a saber si la CNC está en condiciones de otorgar nuevas frecuencias y si existen sistemas de comunicación alternativos al actual. “Lo que se quiere es que cualquier regulación no termine beneficiando a algunas empresas del sector y perjudicando a otros”, argumentó una fuente de la Legislatura.
Mientras tanto, el director de Educación Vial, Néstor Bilancieri, se mostró inflexible. “De las 29 empresas que tienen prórroga, 16 están funcionando porque presentaron recursos de amparo. Las que quieran seguir trabajando deberán recurrir a la justicia”, afirmó el funcionario.

 

Para los remiseros hay �discriminación�

El proyecto de ley para regular la gran cantidad de remises que circulan por la ciudad fue tomado con diferente humor entre los choferes y en la cámara que reúne a las agencias: Antonio Gigante, secretario adjunto de la Unión de Conductores de Autos al Instante y Remises, comentó a Página/12 que, más allá de algunas diferencias, “tenemos buen diálogo con el Gobierno de la Ciudad y con los legisladores, encontramos predisposición y buena voluntad”. En cambio, desde la otra vereda, María Daniela Llanos, apoderada de la Cámara Argentina de Agencias de Remises, aseguró que “no nos invitaron a participar del proyecto, que además estaría violando una sentencia judicial. Creo que los legisladores no entienden cabalmente la realidad del sector”, argumentó la abogada. Más allá de las diferentes sensaciones, los dos organismos consultados por este diario pusieron el acento en algunos puntos que, creen, perjudicaría al sector. Ambos coincidieron en manifestar su desacuerdo con la exigencia de que los autos que quieran ser habilitados como remise no pueden tener una antigüedad mayor a cinco años. Gigante puso el acento en que “hubo tres años de suspensión en la habilitación, por lo que hay coches del ‘94 y ‘95 que podían haber sido habilitados en su momento y ahora quedarían afuera”. Para Llanos, ese requisito implica una “discriminación”, y se preguntó por qué “los taxis pueden tener hasta diez años de uso y los remises no”. Otro punto que genera disenso es el que impone que los vehículos afectados como remise deben pesar más de 1000 kilogramos. “Muchos autos quedarían afuera”, explicó Gigante: “Nosotros creemos que el piso debería bajar a 900 kilos, para que entren en la regulación muchos autos que hoy están trabajando, como los Renault 12 y 9 y el VW Senda, entre otros”. Llanos, desde la Cámara, sostiene que es “una locura limitar a mil kilos el peso de un auto, ya que la sentencia judicial que regula la actividad determinó que debe pesar más de 900”. El acuerdo con el proyecto pasa por la cuestión tarifaria: todos coinciden en que, al tratarse de un “servicio privado”, la tarifa debe ser fijada por cada agencia en particular, y tanto los choferes como los dueños de las agencias aseguran que “la competencia no es cobrar más barato, sino mejorar el servicio”.

 

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