Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


ESTRENOS DE LA SEMANA
HOY SE ESTRENA“JURASSICPARK III”, QUE DIRIGIO JOE JOHNSTON
Ahora, con espíritu de cine clase “B”

La nueva producción de Steven Spielberg ya no se preocupa por explicaciones genéticas y busca sólo la aventura. Su lanzamiento es parte de una estrategia global de la compañia, ya que se produce en simultáneo con Estados Unidos

Los dinosaurios siguen siendo las estrellas de la película. Pero siempre en términos de una funcionalidad narrativa.

Por Luciano Monteagudo

“Hace 65 millones de años que los dinosaurios desaparecieron de la faz de la tierra y la única forma de estudiarlos seriamente es a través de sus fósiles. Lo que han hecho en Jurassic Park es otra cosa, es... un parque de diversiones.” Las airadas palabras pertenecen al paleontólogo Alan Grant (Sam Neill), la máxima autoridad en su materia, que juró y perjuró que jamás volvería a la Isla Nublar, donde ocho años atrás se enfrentó a una nueva generación de predadores prehistóricos, creados genéticamente a partir de fragmentos de ADN. En Jurassic Park III el Dr. Grant no falta necesariamente a su palabra: no vuelve a la Isla Nublar sino que aterriza, muy a su pesar, en la Isla Sorna, aquella que él nunca llegó a pisar en El mundo perdido y donde se llevó a cabo el “Plan B”, con más y mejores dinosaurios. Tampoco se puede decir que se dedique a estudiarlos. Más bien, trata de salvar el pellejo en una aventura que se parece mucho a una vuelta completa por aquello que decía despreciar, un parque de diversiones.
Hay algo darwiniano en la manera en que Steven Spielberg –ahora sólo como productor– concibió esta tercera entrega de una de las sagas más redituables de la historia del cine. No se puede decir que ésta sea precisamente una evolución con respecto a las anteriores, pero sí que se trata, en todo caso, de aquella mejor preparada para sobrevivir a su fama. La selección natural de Hollywood ha previsto la adaptación del complejo producto originario en una máquina tan simple como eficaz de puro entertainment.
La película dirigida por Joe Johnston –colaborador permanente de Spielberg desde hace más de veinte años, realizador de Jumanji– puede haber disfrutado de cien millones de dólares de presupuesto y de las más modernas técnicas de animación digitalizadas, pero en esencia trata de seguir siempre la premisa de las viejas y nunca bien ponderadas B movies: buscar la síntesis, ir siempre por la acción, sin vueltas ni culpas. Desde el comienzo mismo del film, cuando un niño –que pone en marcha el principio de identificación de su público– cae en paracaídas en medio de esa isla infestada de dinosaurios, Jurassic Park III se propone ir siempre al hueso, olvidándose de algunas de las farragosas explicaciones a las que se veía obligada El mundo perdido, todavía basada directamente en la literatura de Michael Crichton.
Por el contrario, aquí se parte del supuesto de que ya no hay nada que explicar. Todo está previsto para que el espectador se suba, junto al Dr.Grant, en ese avión que parte para sobrevolar la isla prohibida y termine junto con él corriendo en medio de la selva, tratando de escapar de las garras y mandíbulas de animales que se suponían extintos. En tierra firme, casada –con otro– y con un par de hijos, ha quedado ésta vez la fiel Ellie (Laura Dern, en un papel que es casi un cameo). Los compañeros de aventura del Dr.Grant se limitan a un inexperto discípulo (Alessandro Nivola) y al vulgar matrimonio Kirby (William H.Macy, Téa Leoni), unapareja que viene de una separación desastrosa y que tiene la oportunidad de rehacerse, mientras busca a su hijo perdido.
A diferencia de lo que podría haber sucedido en manos del propio Spielberg, nada hay de sentimental en la película de Johnston. Por el contrario, se diría que Jurassic Park III no dispone de tiempo para esas distracciones. Sus ajustados 91 minutos –toda una excentricidad en la industria de Hollywood de hoy, tan dada a confundir calidad con duración– se limitan a la pura peripecia. Todo es funcional en la narrativa de JP III, pero no necesariamente mecánico. Y mucho menos sus dinosaurios, que siguen siendo las estrellas del show, pero siempre en términos de una narrativa y no de sus sofisticados efectos especiales.
Si esta vez reaparecen los temidos velocirraptors, es porque su evolución ahora les permite ser tanto o más inteligentes que las ballenas o los delfines y hasta comunicarse entre sí, lo que los hace todavía más peligrosos. El nuevo gran villano es el espinosaurus, aún mayor que el TRex de El mundo perdido, pero la sorpresa corre por cuenta de los pterosaurios, los gigantescos reptiles voladores que necesitan alimentar a sus pichones y que consideran a esos humanos entrometidos como el mejor alimento posible para llevar al nido.
Lo que a la película le falta en verosimilitud y desarrollo de personajes lo gana en humor. Un teléfono celular que suena insistentemente en los lugares más impensados y un montaje paralelo entre lo que está a punto de suceder en la isla con un temible espinosaurus y lo que disfruta en televisión un niño norteamericano –la imagen de Barney, el amable dino rosa de peluche– son dos de los logros de esta producción pensada, por supuesto, para tragarse la boletería, pero que no por ello considera al espectador una mera presa a depredar.

 


 

CONCLUYO ELPRIMER FESTIVAL NACIONAL DE CINE JOVEN
Los pibes vienen filmando fuerte

Los films Globalización, La muerte de un caudillo, El fuentón, Juan Camina, Vamos ganando-La otra cara de Malvinas, Viaje en colectivo y Alberto, ganaron los premios que entregó ayer el jurado del primer Festival Nacional de Cine Joven. El festival fue organizado por el Club de Amigos de la UNESCO y finalizó con una ceremonia de premiación en la escuela de cine del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). En los seis casos, el premio consistió de una recompensa de 1000 pesos y una cámara digital. En la categoría de realizaciones de mayores de 18 años, Vamos ganando-La otra cara de Malvinas, de Ramiro Longo, logró el premio Incaa a la mejor realización; Viaje en colectivo, de Diego Lerman, y Alberto, de Ricardo Ariel Zuliani, compartieron el premio Digiart al mejor guión. En la categoría de realizaciones de menores de 14 años, Globalización, de Santiago Bonora y Lorenzo Fay, obtuvo la recompensa a la mejor realización. En la categoría de producciones de jóvenes entre 14 y 18 años, El fuentón, de varios directores, consiguió el premio Unicef a la mejor película. El Festival Nacional de Cine Joven es una iniciativa del Club Amigos de la UNESCO de Buenos Aires, organización no gubernamental que promueve una campaña de promoción del lenguaje audiovisual en todos los niveles del sistema educativo. Propósito básico del festival es que niños y jóvenes dejen de ser público pasivo de los medios audiovisuales como el cine y la TV, y sean también ellos protagonistas activos para, de esa manera, poder tomar la palabra.

 

PRINCIPAL