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DINAR LINEAS AEREAS


TODOS LOS BLOQUES DE DIPUTADOS QUIEREN REFORMAR EL AJUSTE
Nadie quiere tocar a los abuelos

Los radicales quieren subir el piso para el recorte a los jubilados a mil pesos. Los frepasistas exigen que sea 2000. Los peronistas no aceptan ninguna quita. Las diferencias con el Gobierno son enormes. Pero Cavallo tendió puentes con los legisladores, vía Baglini.

Horacio Pernasetti, presidente del bloque de la UCR, en un día plagado
de reuniones y negociaciones.

Por Felipe Yapur

El presidente Fernando de la Rúa había dicho que su propuesta de ajuste y déficit cero es innegociable. Tal parece que en el Congreso piensan distinto. Los radicales, los frepasistas y los peronistas impulsan sendas propuestas, algo diferentes entre sí. Pero tienen un mínimo común denominador: ninguna acepta el recorte a los ingresos de los jubilados que el Presidente considera inamovible. Los más transigentes con el criterio oficial, los radicales, proponen elevar el piso exento del recorte de 300 pesos a mil. Los otros dos bloques son aún más exigentes. Con todo, Domingo Cavallo anunció ayer que “respetará las decisiones” del Congreso (ver nota aparte).
Fue un día complicado. Colmado de reuniones en diferentes despachos de la Cámara baja, de rumores y de muchas comunicaciones. Los radicales estuvieron prácticamente conectados on line con el ministerio de Economía. Los frepasistas, en cambio, con la Jefatura de Gabinete. Entre los legisladores de la UCR había preocupación por garantizar el déficit cero pero también en cuidar la coherencia política: “Nosotros no podemos tocarles el sueldo a un jubilado que cobra 300 pesos. Cavallo tiene que entender que eso es imposible”, confió un diputado radical a Página/12.
Desde Economía informaban que el ministro no pensaba aceptar cambios a su decreto. Es más, anunciaron que Cavallo pretendía atacar públicamente las intenciones reformistas del Congreso. El encargado de convencer a Cavallo fue el mendocino Raúl Baglini. Primero le envió al secretario de Hacienda, Jorge Baldrich, una copia de la propuesta del bloque oficialista. Poco más tarde, habló con el Ministro. Según otros legisladores que presenciaron la comunicación, no se trató de una conversación fácil. Sin embargo, el mendocino logró convencerlo al superministro con varios argumentos. Primero le aseguró que se respetaría objetivo del déficit cero. Después le recordó que si el proyecto ingresaba al recinto “era imposible evitar que le retoquen el decreto”. Por último le dijo que si se oponía y el Congreso terminaba introduciendo modificaciones, él quedaría como el derrotado. Habría un elemento más que modificó la intransigente posición del ministro. Se trata del rechazo de la Corte Suprema bonaerense a los decretos firmados por el gobernador Carlos Ruckauf (ver páginas 4 y 5).
Pero el radicalismo no sólo tenía que convencer al ministro. También tenía que hacer lo mismo con su socio minoritario en la Alianza. No era tarea fácil, el Frepaso tenía sus propios problemas internos. Esto evitó que la Alianza pueda ofrecer a los bloques de la oposición un proyecto de ley unificado.
Es por ello que sólo pudo ofrecer al justicialismo y a los partidos provinciales sólo su propuesta. El PJ se limitó a escuchar pero también a advertir que no avalará ninguna rebaja salarial en consonancia con lo que los gobernadores justicialistas le habían dicho al Presidente cuando firmaron el “Acuerdo por la Gobernabilidad”. Es así que, tras recibir la propuesta del radicalismo, se negó a sesionar hasta tanto la Alianza presente un proyecto único. De todas formas, esto no evitó que varios de sus integrantes aseguraran a este diario que las alternativas de recaudación del bloque oficialista “son más que aceptables”.
Las diferentes reuniones que se produjeron durante la tarde de ayer tuvieron la particularidad de que se realizaron a pocos metros. Los radicales recibían a las delegaciones de los diferentes bloques de la oposición en el despacho de Mario Negri. Los frepasistas limaban las diferencias en el de Darío Alessandro, ubicado a sólo cinco metros del anterior. Cada tanto, legisladores del Frepaso y del radicalismo se cruzaban de despachos.
En reglas generales, entre la iniciativa de los radicales y los frepasistas no hay mucha diferencia. Ambos bloques coinciden en las propuestas alternativas para recaudar fondos y reducir el impacto en las jubilaciones. En síntesis, aseguran que ese dinero se conseguirá mediante;
la suspensión hasta el primero de enero la rebaja de 10 centavos en el precio de la nafta,
el incremento en un cuatro por ciento de los aportes patronales de las empresas privatizadas;
un nuevo gravamen a las comisiones de las AFJP y
la postergación hasta el 2002 la restitución del impuesto a las ganancias.
Las diferencias comienzan a surgir cuando hablan del piso de las jubilaciones que deberán sufrir un recorte y en el salario de los empleados estatales.
El Frepaso sostiene que el recorte en las jubilaciones sólo es tolerable por encima de los 2000 pesos. Los radicales insisten que podría admitirse desde los mil. Fuentes de ambos bloques coinciden en señalar que es muy probable que esta diferencia se salde en 1500 pesos. El tema se vuelve más ríspido cuando hablan de los salarios de estatales. El Frepaso insiste en resucitar el decreto 430, el que implementó el ex ministro José Luis Machinea, y que le recortaba 12 por ciento a los salarios superiores a 1000 pesos. Los radicales insisten en una “poda” del 13 por ciento a partir de esa suma. Para limar esta diferencia se esperan para hoy largas e intensas reuniones.
El Frepaso tiene un problema más que sus colegas radicales. En su interior cohabitan tres corrientes de opinión bien delimitadas que alargan más de lo deseado las discusiones.
La mayoritaria es la que lidera Alessandro, el jefe del bloque, quien insiste en la necesidad de elevar lo más posible el piso de las jubilaciones a recortar.
Le sigue en cantidad la que se podría definir como el “ala dura”, allí militan diputados como Graciela Ocaña, Irma Parentella y Rafael Flores, entre otros. Ayer, estos impulsaban la idea de no tocar salarios y mucho menos las jubilaciones. No lo consiguieron.
Los más solitarios de la minoritaria línea “ultraoficialista”. La integran Humberto Volando, Alberto Briozzo y Cristina Zuccardi: insistió en la imposibilidad de derogar el decreto 896/01, el del ajuste, y sostuvieron que era preciso aportar “ideas racionales” al objetivo del déficit cero.
Las negociaciones continuarán hoy, en un Congreso, sin actividad, fruto de que los empleados legislativos adhieren al paro convocado por las centrales de trabajadores.

 

Claves

Diputados no acepta l ajuste tal como lo planteó el Gobierno.
La UCR quiere cortar sueldos y jubilaciones a partir de 1000 pesos y propone medidas alternativas –gravámenes a las naftas, privatizadas y AFJP– para financiar el déficit.
El PJ no quiere ir más allá del recorte que hagan los gobernadores de su partido, es decir, ajustar pero no rebajar haberes.
El Frepaso se debate entre un piso de 1500 y 2000 pesos para pasar la tijera. Hasta anoche no había acuerdo.
Cavallo dio una sorpresiva conferencia de prensa. Se mostró pacificador con los legisladores y dispuesto a dialogar.

 

La otra parte de la oposición

Un grupo de quince diputados de Argentinos por una República de Iguales (ARI), Frente para el Cambio, del PJ y del Partido Socialista Popular anticiparon ayer que peleará por la derogación de las medidas del Ejecutivo que dispuso recortes en jubilaciones y salarios estatales. “Estos diputados formulan el más contundente rechazo al decreto 896/01 y se comprometen a oponerse, enfrentar y resistir en el ámbito de este Parlamento cualquier medida similar que haga recaer el peso del ajuste sobre los sectores populares más castigados por el modelo económico”, indicaron los legisladores del Frente para el Cambio, Alicia Castro, Ramón Torres Molina y Gustavo Cardesa; los del ARI, Héctor Polino y Marcela Bordenave; el justicialista Mario Cafiero y el socialista popular Gustavo Galland. Cafiero aseguró que “no es cierto que el único camino sea el ajuste y la obediencia debida a los sectores financieros” y destacó que “bajar los intereses de la deuda es la medida más concreta para poder reducir el déficit porque usura cero implicaría déficit cero”. A su turno, Castro adelantó que impulsarán, entre otras medidas, la restitución de los aportes patronales para las empresas públicas privatizadas y la realización de una campaña de control del trabajo en negro.

 

COMO EXPLICA EL GOBIERNO EL VIRAJE DE CAVALLO
“Mejor que todo salga por ley”

Por Fernando Cibeira

“Mientras le cierren los números, Cavallo está dispuesto a conversar”, resumía anoche un vocero del Gobierno la nueva posición del ministro de Economía sobre el plan de ajuste que apenas 72 horas atrás era, en boca del presidente Fernando de la Rúa, “no negociable” y “la única salida”. Esa transigencia, admitían, podía interpretarse como una concesión pero que no era para nada absoluta, sino simplemente un sinceramiento político dadas las circunstancias. “Después de lo que pasó en la provincia con el recorte, sería mucho mejor que nuestro ajuste saliera por ley, así que necesitamos de los diputados”, explicaba el vocero. La supuesta nueva voluntad negociadora de Cavallo tiene sus límites: no aceptaría la suba de aportes patronales, que se graven las rentas financieras y los movimientos interbancarios.
“Mingo estaba con ‘animus negociandi’”, bromeaban en Gobierno sobre el talante tranquilo y la postura componedora con la que el ministro se presentó anoche en la conferencia de prensa. En otro momento, explicaban, hubiera salido a acusar a los diputados de las peores cosas. Ayer dijo que “escuchará sus iniciativas”. En la Rosada trataban de relativizar lo que podría interpretarse como una claudicación en que lo único realmente no negociable era el déficit cero. Como los diputados aceptaron levantar esa misma bandera, no hay posibilidades de derrota.
En rigor, en Gobierno estaban golpeados por la seguidilla de malas noticias de ayer: baja de bolsa, suba de riesgo país, fallo adverso al ajuste en la provincia, rebeldía del bloque de diputados propio, la inminencia de una huelga que saben será fuerte. “Está complicado: todo lo que no signifique una señal que vamos en camino al déficit cero nos genera problemas”, se sinceraba un funcionario cercano a De la Rúa.
A lo largo de la jornada, varió la percepción acerca de cuál era el margen del ajuste que se podía negociar. Una visión estricta, sostenía que las medidas alternativas que los diputados de la Alianza impulsan no es una búsqueda del déficit cero, sino una forma de generar nuevos ingresos por caminos poco ortodoxos. Más a la noche, con el trajín del día duro a cuestas, admitían excepciones. Por ejemplo, en Gobierno aseguraban que Cavallo estaría de acuerdo con el impuesto excepcional a las AFJP y con eliminar la quita del impuesto a las naftas, dos de los puntos incluidos en el plan de los legisladores. En cambio, no aceptaba la suba de cuatro puntos a los aportes patronales de empresas de servicios, privatizadas, banco y demás. Una medida que el ministro considera que va contra la continuidad de las inversiones.
La otra justificación del aplacamiento de Cavallo frente a la rebeldía de los diputados, era que en la Rosada se habían convencido sobre la conveniencia de sacar el ajuste por ley. “Lo de la Suprema Corte de la provincia fue un llamado de atención. Está en el medio el tema de la intangibilidad de salarios y la Corte Suprema nacional también nos puede complicar”, explicaban. Por lo tanto, una ley del Congreso serviría también para bajar el riesgo país y ratificar la solidez de la política del déficit cero. Y, además, que ceder no es señal de debilidad: “Que Cavallo no salga gritando hasta lo hace más democrático”, decían.

 


 

Ningún sacrificio es poco para tener déficit cero

Cavallo aceptaría introducir cambios en su menú de ajustes
si Diputados lo propone como alternativa para no aplicar rebajas a las jubilaciones, pero aprueba el resto del recorte.

Domingo Cavallo, ministro de Economía, fue a la conferencia
de prensa sólo con sus íntimos.


Por Raúl Dellatorre

Domingo Cavallo admitió ayer la posibilidad de no devolver retenciones del impuesto a las Ganancias a trabajadores en relación de dependencia, dar marcha atrás en la rebaja del gravamen a las naftas o introducir cualquier otro cambio a su plan de ajuste, si se lo impone el Congreso para aprobar el recorte de salarios y gastos del Estado. En una conferencia de prensa, a la que asistió rodeado tan sólo por los funcionarios de su estrecha confianza y por el bloque en pleno de diputados de Acción por la República, el ministro de Economía explicó la suba de ayer en el riesgo país en que “mucha gente se alarmó porque la Corte Suprema de Justicia bonaerense declaró inválido el decreto” de ajuste del gobierno provincial. “Por eso esta suerte de decepción hoy (por ayer), luego de las alentadoras respuestas al apoyo que dieron los gobernadores al recorte”, interpretó. Pero le contrapuso a la mala noticia, una buena: el apoyo brindado por la Corte a nivel nacional “adhiriendo al recorte de gastos” resuelto por el Ejecutivo.
Desde que los mercados lo acorralaron, Cavallo dejó de utilizar las conferencias de prensa como tribuna para hablarle “a la gente” a través de los medios. Ahora, como sus antecesores, busca “calmar a los mercados”. Ayer no sólo insistió sobre la validez jurídica del ajuste, sino que además dejó en claro que privilegiará alcanzar la meta de “déficit cero” aun a costa de sacrificar parte de los instrumentos con los que pretende alcanzarla.
Aunque había anticipado que “no debatiría alternativas a través de los medios, porque no es el ámbito”, Cavallo definió luego claramente qué está dispuesto a aceptar y qué no, de las propuestas que surjan del Congreso. Rechazó, por ejemplo, cambiar la pauta de recorte salarial a los estatales del 13 por ciento sin distinción. “Es un decreto que da operatividad al artículo 34 de la ley de Administración Financiera, el porcentaje surge de una fórmula matemática, no de una definición política”, dijo como para “blindar” la decisión. “Creo que todos los esfuerzos deben concentrarse en los jubilados”, opinó.
En tal sentido, se mostró más flexible con respecto a dejar de lado la rebaja en el impuesto a las naftas (10 centavos por litro, que se aplica desde mediados de junio) o a dejar sin efecto la devolución de parte de las retenciones de Ganancias en el primer semestre a los trabajadores en relación de dependencia. Ambas alternativas fueron propuestas en la Cámara baja para reducir el impacto sobre los haberes jubilatorios. “Lo aceptaría, pero no lo apoyaría, porque nos parece importante que sectores medios, con sueldos de 1500 a 6000 pesos, vuelvan a consumir”, dijo en relación a las devoluciones de impuestos a esa franja. “Pero si el Congreso lo resolviera, recomendaríamos que se promulgue”, precisó, como para no dejar dudas que, aun a costa de sacrificar medidas que considera reactivantes, privilegiará la consecución del ajuste hasta eliminar el déficit.
Con un clima en el Congreso poco favorable a apoyar el recorte, cuando en las calles de la ciudad todavía repercutían los pasos y redoblantes de la marcha de los estatales, y ya se palpaba el ambiente del paro convocado por las tres centrales sindicales, Cavallo prefirió no confrontar con los legisladores justicialistas y aliancistas que amenazaban darle la espalda. “Creemos que el Congreso Nacional va a dar un tratamiento constructivo a nuestras propuestas, incluso con propuestas que pueden ser complementarias con las nuestras”, expuso, para referirse a los que hasta hace poco exponía ante la sociedad como los responsables de detener la transformación del país. “Creemos que la dirigencia (política) va a reunirse en las Legislatura (bonaerense) y va a dar sanción al recorte dispuesto por el gobernador Ruckauf, con lo cual van a permitir resolver esta situación”, dijo, en tanto, con respecto al mandatario a cuya administración calificó como “un desastre” hace pocos días.
“Vamos a transformar el déficit cero en una regla de convivencia política”, argumentó grandilocuente. En el abrazo intentó abarcar a justicialistas, aliancistas, legisladores y gobernadores. Pero su mirada estaba puesta en el foco de las cámaras: del otro lado, supuso, lo miraban atentos los “operadores del mercado”.

 

OPINION
Por Julio Nudler

Mejor un tilo que el caos

Fuga de depósitos, revuelta social, crisis política. Demasiado para Domingo Cavallo. Si no frena esta espiral, que hoy se realimentará si el paro de los trabajadores tiene la masividad prevista, su suerte está sellada. Por supuesto no sólo la de él, pero también la suya. Y a esta altura, tan desgastado como está, Cavallo no puede arrollar a nadie. Por ende, y a pesar de sus propios gurkas, el mediterráneo decidió, ansiolíticos mediante, que un Déficit Cero algo diferente a como él lo diseñó es preferible al caos. Si es útil respaldar públicamente al gobernador Ruckauf, se lo respalda. Si sirve mostrarse flexible ante el Congreso, ¿cuál es el problema?
Ayer por la mañana, leyendo el New York Times, se supo que Cavallo se admitía librado a la voluntad de los acreedores: si éstos buscan el default argentino, el país no podrá eludirlo, reconoció. Sin embargo, sin necesidad inminente de colocar nuevos bonos para pagar otros que venzan, la Argentina no puede ser forzada a quebrar. Pero si el precio de los títulos sigue cayendo, la consiguiente suba del riesgo país, como heraldo del desastre, continuará empujando a la gente a retirar la plata de los bancos.
Hasta ahí la amenaza externa. El detonante será, de todas formas, local. Podrá ser una implosión financiera, por la sangría de depósitos, y su propagación a la economía real, pasando por un tobogán recaudatorio que fuerce podas sin fondo en el gasto público. Podrá ser, al mismo tiempo, el rechazo popular a las medidas draconianas y un desbande político que deje definitivamente aislado a Fernando de la Rúa.
Menos tétrico que todo eso es conseguir lo que se pueda, concediendo que el Déficit Cero, en cualquier variante, es muchísimo. Algo así como el paroxismo del ajuste. Sirve psicológicamente para ganar tiempo y tener otra chance, confiando en desactivar temporariamente la bomba, por improbable que parezca. Verlo anoche a Cavallo tan razonable y contemporizador es la mejor prueba de lo mal que están las cosas.

 

OPINION
Por Alfredo Zaiat

Herido en el fango

Algo le está pasando a Cavallo. Sus diarias, tediosas e insulsas conferencias de prensa son de un hombre herido. Muestra igualmente que quiere seguir dando pelea. Pero parece que ya no sabe cómo. Contradictorio, confuso, ya no convence a nadie. Su aura de motivador a una sociedad cansada de la recesión se ha esfumado. Un día dice una cosa y al siguiente otra. Cuando se esperaba a un Cavallo en el centro del ring para pelear al Congreso, como aseguró uno de sus colaboradores media hora antes de la conferencia de ayer, apareció mansito, irreconocible a la imagen avasalladora que se supo formar. Los integrantes de su equipo están desorientados con este nuevo jefe. Lanza medidas que ellos no conocen y luego tienen que explicarlas sin tener la menor idea de qué se tratan. Y en varios casos sin estar convencidos de su utilidad, como sucedió con el factor de empalme, la devaluación acotada del tipo de cambio para las operaciones de comercio exterior. La crisis está apagando su estrella. Lo está arrastrando a ese fango que nunca pensó que lo cubriría. Un ministro de Economía, como tantos otros que hubo, que no encuentra el rumbo. En su fuero íntimo, Cavallo sabe que se equivocó. Que está bebiendo de su propia cicuta. Hasta ahora había sido el bombero, como en el ‘82 y en el ‘91, convocado de urgencia para apagar el incendio. Esta vez es el incendiario. Falló en el timming de saltar al centro de la escena. La crisis lo está devorando y él lo sabe.

 

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