Por Martín
Piqué
Mañana (por hoy)
tendremos un parazo que le va a doler en el alma al presidente Fernando
de la Rúa, alcanzó a decir Víctor De Gennaro
entre el estruendo de los petardos, mientras caminaba hacia la Plaza de
Mayo junto a los primeros manifestantes de la Asociación de Trabajadores
del Estado (ATE). La confianza que mostraba el secretario general de la
Central de Trabajadores Argentinos (CTA) tenía dos motivos excluyentes:
la huelga de los estatales había sido un éxito, y la multitud
que marchaba detrás de la bandera verde con el rostro de Germán
Abdala superaba todas las expectativas.
Una hora después, cuando las más de diez mil personas que
participaron de la protesta se concentraron frente a la Casa Rosada, el
optimismo se reflejó en las palabras del líder de ATE Capital,
Pablo Micheli: Les hemos dado una lección a este Chupete
y a ese gobernador de sonrisa grande que se ríe de la pobreza de
los argentinos, dijo Micheli al comenzar el acto. Lo mismo subrayó
el titular de ATE Nacional, Juan González, quien subrayó
con satisfacción que se ha cumplido el paro activo con la
movilización de todos los compañeros. Luego, se refirió
al paro de 24 horas convocado por las tres centrales sindicales y pidió
a los presentes que adhieran a la medida de fuerza. Mañana
(por hoy) nadie en sus lugares de trabajo, subrayó, mientras
en la plaza se escuchaban consignas de apoyo al gremio de los estatales.
La concurrencia sorprendió a los organizadores, que se felicitaban
en voz baja y pedían desde los parlantes que bajen las banderas.
Los asistentes más próximos al palco no se mostraban muy
dispuestos a cumplir con el pedido y mantenían en alto sus estandartes
que indicaban la repartición pública a la que pertenecían.
Así, se veían pancartas del Instituto Malbrán, del
Conicet, del Instituto Nacional de Administración Pública
(INAP), de los Astilleros Río Santiago, del Senasa y de la Comisión
Nacional de Energía Atómica (CONEA). También había
carteles de CTERA y SUTEBA, de los estatales de la Anses (APOPS), de los
centros de estudiantes de Exactas y Filosofía y Letras de la UBA,
y de un movimiento llamado Aguanegra proveniente de la facultad
de periodismo de La Plata. Un poco más atrás, las banderas
rojas del PTS, MST, Izquierda Unida y Convergencia Socialista probaban
la adhesión de los partidos políticos.
Paro, paro, ya lo echamos a López Murphy, y ahora vamos por
Cavallo, se había escuchado en todo el recorrido de la marcha.
Las críticas continuaron más tarde, cuando los oradores
le dedicaron casi todos sus cuestionamientos al ministro de Economía,
seguido de cerca por la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich. A ésta
se le reprochó con dureza la chicana que había lanzado a
través de algunos medios, que consistía en que los trabajadores
donen parte de sus salarios a los jubilados. A los jubilados no
hay que darles una dádiva, como parece creer la ministra. Nosotros
todos los meses ponemos plata de nuestro salario, es un aporte social
que el Estado está usando para financiar a los grupos económicos.
Una ministra tan confundida demuestra que sólo defiende los intereses
de (Eduardo) Escasany, le contestó Micheli.
En el camión que hacía de escenario se codeaban representantes
de entidades cooperativas, líderes piqueteros y dirigentes de los
sindicatos afiliados a la CTA. Entre fotógrafos y movileros, se
encontraban el concejal Luis DElía (Federación de
Tierra y Vivienda), el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel,
el secretario general de Suteba Hugo Yasky, Pablo Micheli (ATE Capital),
Juan Carlos Alderete (Corriente Clasista y Combativa), los hermanos Ariel
y Fabio Basteiro (Asociación del Personal Aeronáutico),
Víctor Mendibil (Federación Judicial Bonaerense), el secretario
de organización de la CTA Edgardo De Petris, Floreal Gorini (Instituto
Movilizador de Fondos Cooperativos) y Eduardo Bussi (Federación
Agraria Argentina). Un poco más atrás, en un segundo plano,
esperaban los diputados Eduardo Macaluse y Elsa Quiroz y el secretario
general de la UBA, Manuel Terradez.
En los discursos se anticiparon las próximas acciones que llevará
a cabo el gremio de los estatales, en coordinación con la CTA,
que principalmente consisten en la conformación del Frente
Nacional contra la Pobreza (ver aparte). Yasky fue uno de los que
insistió en esa línea: Hoy es un día de lucha
de todo el pueblo argentino. No a la dictadura económica, no a
la dominación, no a la opresión, repitió desde
el palco. Pérez Esquivel siguió en esa dirección,
subrayando que para enfrentar al modelo socioeconómico la
única capacidad que tenemos es la unidad del pueblo, lo que
fue a su vez retomado por Bussi, de la Federación Agraria. El gordo
DElía lo sucedió en el micrófono, desde donde
instó a no caer en sectarismos hegemónicos,
elogió la lucha de los pobladores de General Mosconi y adelantó
que el martes 24, en La Matanza, nos vamos a encontrar todos los
piqueteros de la Argentina, de Ushuaia a La Quiaca.
Juntos contra la pobreza
La iniciativa se llama Frente Nacional contra la Pobreza.
Es la apuesta más importante de la Central de Trabajadores
Argentinos (CTA) que junto a sectores políticos, gremiales
y de derechos humanos se propone alcanzar tres objetivos que
ayer fueron enumerados por el economista Claudio Lozano: Frenar
el ajuste, rescatar la democracia y generar las condiciones para
implementar una redistribución del ingreso. Las actividades
previstas terminarán el 10 de diciembre con una consulta
popular sobre un seguro de empleo. Consultado por Página/12,
Víctor De Gennaro analizó la situación económica,
que cree favorable a movidas de ese tipo: Hay un salto cualitativo
en la confrontación contra el modelo. Hace 5 o 6 años,
muchos argentinos creían que iban al Primer Mundo, hoy la
mayoría sabe que esto es un desastre. El poder económico
ya no convence y no les queda otra que reprimir. Los trabajadores
estamos en mejores condiciones para luchar, porque la gente ve que
esto no va.
|
|