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Facundito decidió darle pelea a Rodolfo Terragno

El secretario de Seguridad porteño, Facundo Suárez Lastra, presentará su precandidatura a senador. La postulación incomoda a Ibarra, quien alentaba a Terragno, pero tiene una excelente relación con Facundito.

El precandidato a senador, Rodolfo Terragno, tendrá que dar pelea. Su sector dice que son ellos o �los delarruistas y nosiglistas�.

El funcionario y precandidato a senador, Facundo Suárez Lastra. �Soy un dirigente proaliancista y no voy a entrar en chicanas.�

Por Santiago Rodríguez

El secretario de Seguridad porteño, Facundo Suárez Lastra, se presentará como precandidato a senador en la interna radical del próximo 12 de agosto. “No me proclamé ni me han proclamado; sólo acepté la propuesta de encabezar una lista de unidad que represente a todos los sectores partidarios y exprese la vocación aliancista”, explicó el funcionario a Página/12, pero su postulación no es exactamente eso: se trata de la carta que decidió jugar el oficialismo en el distrito –en el que conviven delarruistas y nosiglistas– frente a la oposición, que postula para el Senado a Rodolfo Terragno y parece resuelta a dar la pelea en las urnas. La candidatura de Suárez Lastra deja en una situación poco cómoda a Aníbal Ibarra, quien tiene una relación privilegiada con su funcionario, pero alentaba la candidatura de Terragno en caso de que no fuera posible llegar a un acuerdo con Elisa Carrió.
El mismo Suárez Lastra dio la pauta de que delarruistas y nosiglistas no sólo apuestan a la unidad con su candidatura, sino también a fortalecer su lista para el caso de que la oposición mantenga su decisión de confrontar en las urnas: “Si el otro grupo resuelve presentarse a la interna para aprovechar el desgaste del Gobierno y así forzar un alternativismo en el radicalismo del distrito, por responsabilidad y por el compromiso que tengo con el radicalismo voy a expresar esta propuesta”, adelantó el ex intendente en la que constituyó su primera declaración electoral.
La réplica de la oposición –la alianza entre terragnistas, Jesús Rodríguez, alfonsinistas y algunos ex nosiglistas y ex delarruistas– fue casi instantánea: “Facundo es un cachivache. Se dice progresista, alfonsinista, que se identifica plenamente con Ibarra y ahora va a ir a salvarle las papas a (Fernando) de la Rúa y todo su entorno antialiancista”, dijeron. También destacaron que su candidatura “deja en claro el hemisferio partidario: De la Rúa, (Enrique) Nosiglia y Fernando De Santibañes, por un lado, y por otro a Terragno, Rodríguez, (Leopoldo) Moreau y (Federico) Storani”.
La respuesta al flamante candidato oficialista no fue la única muestra que dieron los opositores de su decisión de ir a la interna, sino que también hicieron pública la carta que Terragno enviará a los afiliados a propósito de su postulación. “Vamos a demostrar que el progresismo es compatible con la eficiencia y que la racionalidad es compatible con la equidad”, sostiene el ex jefe de Gabinete en el texto, en el cual reivindica las promesas que formuló la Alianza en el ‘99 y sostiene que “podían y debían ser cumplidas”. Dice también que “en una lista única tendría riesgo cero”, pero recuerda que varias veces rechazó esa posibilidad porque “lo que está en juego no es apenas una candidatura” sino un “proyecto que permitirá que la Argentina salga” de la crisis.
La determinación de la oposición –que ayer mismo, incluso, pidió la reserva del nombre Lista Encuentro para presentarse a la interna– no es nueva y por eso Nosiglia resolvió recurrir a la figura de Suárez Lastra, una elección inteligente, ya que se trata de un dirigente que siempre mostró vocación aliancista y, de hecho, es funcionario del gobierno porteño.
Ya en su primer día de campaña, y ante las críticas de sus adversarios por haber decidido representar al delarruismo, Suárez Lastra empezó a explotar ese perfil. “Soy un dirigente con criterio independiente, proaliancista de toda la vida y no voy a entrar en chicanas. Tengo enorme respeto por todos los sectores radicales y si hay internas, cada uno tendrá que exponer su pasado reciente y lo que ha hecho”, aclaró a este diario.
La postulación de Suárez Lastra deja fuera de carrera al actual senador José María García Arecha, quien anhelaba renovar su banca. Como primer candidato a diputado el oficialismo mantendrá al titular de la Cámara baja, Rafael Pascual. Además de Terragno como senador, la oposición postula a Rodríguez como titular del Comité Capital. En el primer lugar de la lista de diputados podría ir la legisladora Gabriela González Gass, quien para mañana a la noche tiene organizada una cena junto a Storani y Moreau.

 

OPINION
Por Manuel Justo Gaggero *

Buscando en la oscuridad

Hace 25 años, el 19 de julio de 1976, un “comando” de militares y policías irrumpió, violentamente, en un departamento ubicado en la calle Venezuela al 3100 de Villa Martelli en el que se encontraban Mario Roberto Santucho y su compañera Liliana Delfino; Benito Urteaga y su hijo de sólo tres años de edad; Domingo Menna y su compañera Ana Lanzilotto de Menna, embarazada de seis meses. La “patota” encabezada por el capitán Juan C. Leonetti asesinó a Urteaga, hirió gravemente a Santucho y detuvo e hizo desaparecer a los demás.
Los agredidos por la violencia del terrorismo de Estado eran dirigentes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), dirección político militar del Ejército Revolucionario del Pueblo y se encontraban en ese lugar para despedir a su secretario general, el “Robi” Santucho, que viajaba en esos días al exterior. En el hecho perdió la vida, también, el militar que dirigía el operativo, hoy homenajeado por el general Brinzoni, y por un gobernador de la Alianza que le ha impuesto su nombre a una escuela de la localidad entrerriana de María Grande.
Los diarios de la época publicaron, con grandes titulares, lo que consideraron “la principal batalla contra el extremismo”. Por su lado, el comandante general del Ejército, con la firma del dictador Videla, asumió la responsabilidad en el hecho, reconociendo sólo la “muerte” del secretario general del ERP, y señalando que los “restantes delincuentes muertos no habían sido identificados”. De esta eufemística forma adelantaban cuál iba a ser el destino de los detenidos-desaparecidos.
Dos semanas después, del tema no se habló más; la noticia desapareció de los diarios y los familiares se estrellaron contra el silencio.
Veinte años más tarde, patrocinando a los hijos de Santucho, al hermano de Urteaga y a la hermana de Ana Lanzilotto de Menna, presentamos un recurso de “hábeas data” para saber cuál había sido el destino de los cadáveres asesinados y el paradero de los detenidos. Las respuestas parecían querer burlarse del dolor de los familiares. Efectivamente, el Ejército, encabezado en ese momento por el Tte. Gral. Martín Balza negó tener información. La Gendarmería y la Policía Federal manifestaron que los desaparecidos no se encontraban detenidos en ninguna de sus unidades.
Frente a esta burla al derecho a la verdad y al duelo, realizamos una nueva presentación ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal que se declaró incompetente, remitiendo las actuaciones a la Cámara de San Martín, que entendió que los delitos no eran perseguibles penalmente por la vigencia de las leyes de obediencia debida y punto final sancionadas durante el gobierno de Raúl Alfonsín.
Con este criterio consideró que la cuestión se reducía a una información sumaria que debía radicarse en un Juzgado Federal Civil y Contencioso Administrativo. De esta forma comienza a intervenir el Juzgado de San Martín Nº 2, Secretaría Nº 3, que, por suerte, es un refugio de la Justicia en serio. Su titular Alfredo Bustos, y la secretaria Martina Forns comenzaron una investigación profunda, citaron a testimoniar al dictador Videla y los –todavía– generales Ribero, Verplatsen, Bussi, entre muchos otros, dispusieron excavaciones en las instalaciones en la Unidad Militar de Campo de Mayo, requirieron la desclasificación de la documentación que, vinculada al caso, pudiere tener el Departamento de Estado de los Estados Unidos y, en un expediente con más de 1800 fojas, reconstruyeron los hechos que siguieron a aquel fatídico 19 de julio.
Así se pudo comprobar que Santucho llegó en una ambulancia al Hospital Militar de Campo de Mayo con serias heridas, que horas más tarde le provocaron la muerte. Que su cadáver, junto con el de Urteaga, quedó depositado en la morgue de dicho nosocomio, siendo exhibido como un “trofeo” de la “guerra” que libraron las Fuerzas Armadas. Domingo Menna fue trasladado al campo de “detenidos” denominado Las Cañitas, en el propio Campo de Mayo, siendo sometido a salvajes torturas durante meses, hasta que finalmente fue “trasladado”, o sea, su cuerpo arrojado a las aguas del Atlántico; su compañera siguió la misma suerte, después de dar aluz en la “maternidad clandestina” ubicada en el campo militar. Liliana, también torturada, vejada y víctima de un trato cruel y aberrante, fue “trasladada” a los siete meses del día de su caída.
El cadáver de Mario Roberto Santucho fue exhibido embalsamado, en el denominado “Museo de la Subversión”, que llevaba el nombre de su asesino. En esta búsqueda de la verdad nos hemos internado en un verdadero túnel kafkiano construido por los responsables del terrorismo de Estado para ocultarlas. Seguiremos buscando.

* Abogado y docente.

 

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