Por Sergio Kiernan
Silencio, muchas lágrimas,
muchos adolescentes, una quietud enojada que transmitía un largo
cansancio moral. La paleta de emociones en el acto de homenaje al séptimo
aniversario del atentado a la AMIA y a sus 85 víctimas volvió
a ser más de reclamo e insatisfacción que de recuerdo. Las
8000 personas presentes un número que hacía tiempo
que no se veía en estos actos llenaron la calle Pasteur y
se volcaron a ambos lados de Tucumán. Los discursos levantaron
duros cargos contra el gobierno anterior y el actual, mientras que la
mención de los nombres de los presidentes Carlos Menem y Fernando
de la Rúa despertó un amague de silbatina.
El acto comenzó a las 9.53 con una sirena que marcó la hora
exacta en que una poderosa bomba destruyó el edificio de la Asociación
Mutual Israelita Argentina el lunes 18 de julio de 1994. En el palco se
encendieron 85 velas, una para cada una de las víctimas fatales
del atentado, mientras se leían sus nombres. Hubo tres discursos,
dos canciones y un minuto de silencio por los caídos. En la multitud
se destacaron los grupos de chicas y chicos de secundaria, la presencia
de casi todo el gabinete nacional y la ausencia del presidente Fernando
de la Rúa ver aparte que nunca había faltado
a los aniversarios, como senador y como jefe de Gobierno porteño.
Los discursos fueron subiendo gradualmente de tono. El primero en hablar
fue José Hercman, presidente de la DAIA, que reclamó más
acción del Gobierno para acabar con la impunidad de los crímenes
y el ataque antisemita. Hercman deseó que en el próximo
aniversario no tengamos que reunirnos para reclamar sino sólo para
recordar.
El potencial de críticas contra el Gobierno en el acto había
estado presente desde la mañana temprano. El vocero presidencial
Juan Pablo Baylac comenzó el día negando que De la Rúa
se excusara de ir por miedo a un repudio. No creo que si va, lo
vayan a silbar, dijo Baylac. No es problema de silbidos. El
Presidente prefirió concurrir ayer (por el martes) con las autoridades
de la AMIA y de la DAIA a realizar un acto de homenaje y no de gobierno.
El hermano del Presidente, el ministro de Justicia Jorge de la Rúa,
que sí estuvo presente en la calle Pasteur junto a varios de sus
colegas de Gabinete ver recuadro admitió sin embargo
que quizá hubiera sido mejor que viniera.
Hugo Ostrower, presidente de la AMIA, también se dirigió
al Gobierno, señalando que ahora es el turno del actual gobierno
de demostrar que es posible hacer mucho más de lo que se hizo para
quebrar los pactos de impunidad. Ostrower intentó poner el
atentado en una perspectiva más amplia, lo relacionó con
las políticas de Estado hacia Irán, con la voladura
de los arsenales de Río Tercero y la embajada de Israel, y señaló
que la falta de resultados en la investigación es una mancha
de vergüenza para la República Argentina y sus instituciones,
en un país cuya justicia es ineficaz, con magros recursos, lenta
hasta la exasperación. El resultado neto, según el
dirigente, es que demasiados interrogantes permanecen aún
sin respuesta tras siete largos y penosos años de una investigación
a todas luces insuficiente y con serias deficiencias.
Pero el discurso más vehemente y duro del acto fue el de Luis Czyzewski,
que perdió a su hija de 26 años en el atentado y habló
en representación de los familiares de las víctimas. Czyzewski
enumeró los actos más censurables cometidos por el gobierno
de Menem, desde la salida del país del agregado cultural de la
embajada de Irán, Moshen Rabbani, hasta la desaparición
de pruebas bajo custodia del juzgado, de la policía y de la SIDE.
En el anterior gobierno, explicó el orador, hubo obstrucciones
de personajes que desde altos cargos trataron de encubrir o desviar las
investigaciones. Czyzewski calificó duramente al juez Juan
José Galeano, encargado de la investigación del atentado
ver recuadro al que le pidió que deje de hacer
la plancha y se ponga a nadar, y también acusó al
gobierno de Fernando de la Rúa de obtener resultados notoriamente
insuficientes y pobres en la investigación. Entre discursos,
se tocaron dos temas musicales con letras alusivas al atentado y se pasó
por los altoparlantes una comunicación con una sobreviviente del
atentado al edificio federal de Oklahoma, que dejó 168 muertos
en abril de 1999. En la conversación, se destacó la rápida
actuación de las fuerzas de seguridad de EE.UU., que capturaron
al autor del atentado en cuestión de días. También
se leyó un mensaje de adhesión del ministro de Relaciones
Exteriores de Israel, Shimon Peres.
Uno de los momentos más emotivos fue la inauguración de
una escultura, a la que fue invitada Rosa Barreiro, madre de la víctima
más joven del ataque a la AMIA. El 18 de julio de 1994, Rosa llevaba
a Sebastián, de cinco años, al Hospital de Clínicas.
La explosión se lo arrancó de la mano. Ella fue herida severamente.
El chiquito no sobrevivió.
Críticas y
pedidos
El compromiso
del presidente De la Rúa en su discurso frente a la embajada
de Israel el 17 de marzo de 2000, cuando definió que para
su Gobierno las investigaciones eran una cuestión de Estado,
hizo que abrigáramos nuevas esperanzas. A más de un
año, hoy hacemos un balance de las promesas, de lo que se
hizo y de lo que se obtuvo y el resultado es notoriamente insuficiente
y pobre. (Luis Czyzewski, padre de una víctima del
atentado, tercer orador en el acto.)
Le decimos a usted,
doctor Galeano, que en estos siete años usted hizo sólo
el cinco por ciento de lo que tenía que hacer. Hoy le exigimos
que empiece a transitar por el 95 por ciento que le falta. No aceptamos
más excusas ni justificaciones. Y por eso le exigimos que
se ponga de una vez por todas a nadar en serio y deje de hacer la
plancha. (Czyzewski.)
Que no quede ninguna
duda: Ribelli, Telleldín y sus secuaces han tenido activa
participación para que esta masacre se perpetrara y las evidencias
obrantes en la causa son abrumadoras. (José Hercman,
presidente de DAIA.)
Que la Justicia
escucha la voz del pueblo, esa voz que dice que ahora es el turno
del actual gobierno de demostrar que es posible hacer mucho más
de lo que se ha hecho para quebrar los pactos de impunidad. En el
esclarecimiento y castigo de la masacre de la AMIA no se juega sólo
una cuestión penal, se trata también del juicio a
la impunidad, a la indiferencia, al antisemitismo, a los corruptos
que encubrieron o fueron cómplices, a los mercaderes de la
muerte. (Hugo Ostrower, presidente de AMIA.)
Carlos Menem hizo
que en la sociedad argentina impere una sensación mezcla
de pena, indignación, rechazo y asco. (Czyzewski.)
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Ceremonia en las escuelas
Las escuelas primarias y secundarias de la ciudad empezaron el
día con una clase de reflexión y homenaje
sobre el atentado a la AMIA. Aníbal Ibarra, jefe de gobierno
porteño, y su secretario de Educación Daniel Filmus
participaron en la que se realizó en la escuela República
del Paraguay, en Almagro, que funcionó como acto central
del aniversario en las escuelas porteñas. La memoria
es el espejo en donde miramos a los ausentes, fue una de las
consignas, contenida en una carta escrita especialmente por un alumno
del colegio industrial Otto Krause, que fue leída en todas
las escuelas. Pero también es el resorte que nos vincula
al pasado y nos permite construir el futuro con sabiduría.
La memoria, como las plantas, requiere riego continuo; gota tras
gota, día tras día, año tras año: Hagamos
que se mantenga firme y fresca. La actriz Mercedes Morán
leyó un texto que recuerda y explica el atentado y Juan Martín
Rago interpretó dos canciones, Justicia Perseguirás
y Cada Día 18.
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