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LA VERSION DE QUE GALICIA BUSCABA PROFESIONALES
GENERO UNA FILA DE DOS CUADRAS DE POSTULANTES
Hacer cola en busca de una esperanza

La fila �unas 2000 personas según la policía� se formó cuando corrió la noticia de que Galicia ofrecía puestos de trabajo. En realidad no era así: apenas querían crear una base de datos. Igual la gente se quedó toda la tarde para entregar sus datos. Historias de los que se han convertido en buscadores de exilio.
La gente se agolpó frente a la sede del Centro Gallego con la idea de que se ofrecían puestos concretos, pero no era cierto.


Por Alejandra Dandan

“¡¡¡Viva Argentina carajo!!!”, le salió del alma a un taxista cuando se cruzó con una cola larguísima frente al Centro Gallego. Después de ese grito, la escena en Mitre al 2550 se pareció a la imagen de una Argentina filmada, pero desde el exilio. No había lágrimas, es cierto. Pero existía una sensación compacta y clarísima de derrota. De acuerdo con Policía Federal unas dos mil personas corrieron ayer a la casa de la Xunta de Galicia en Balvanera para pedir trabajo. Todos creían que el Ayuntamiento español necesitaba cubrir puestos vacantes y no exigía papeles de ciudadanía a los postulantes. Pero no. Nada de eso existía. El Centro Gallego sólo quería crear una base de datos, pero la convocatoria se deformó cuando fue difundida por un canal de televisión y la gente corrió hasta la puerta de la sede apenas lo supo. Allí, de todos modos, dejaron sus datos y a cambio recibieron un gran papel fotocopiado: “No hay en este momento ofertas laborales en este Centro”, decía.
Al principio nadie entendía demasiado. En medio de los cortes de calle y movilización que sacudieron a la Capital durante todo el día, José lograba abrirse paso en la ciudad para conseguir una entrevista que lo lleve a España. Había visto el aviso en la tele.
–No, no te piden papeles –le explicaron sus socios de cola apenas llegó. Por eso en la cola eran tantos y por eso mismo él estaba dispuesto a quedarse hasta que atendieran a la cuadra y media de personas que aún tenía delante. Después de todo, durante estos seis meses, eso fue lo único que hizo. Todos los días, camina de consultora en consultora dejando su currículum de economista ante las entrevistadoras que ni siquiera saben qué es un balance, dice él. Ayer mismo, antes de sumarse a la cola de los españoles, terminaba una entrevista en Puerto Madero y otra en la embajada de Canadá.
–¡¡¡Uyyyy, no me digas!!! –lo interrumpió de pronto, su compañera de hilera–. ¿No sabés si necesitan una psicóloga laboral?
La psicóloga lleva cinco años de psicóloga con un título de graduación de Francia. Se llama Patricia Inés Martínez Llenas y atendió en Buenos Aires en su consultorio hasta que, de a poco, desaparecieron sus pacientes. Se dio cuenta en poco tiempo que ni siquiera había cupo para ella en las obras sociales y tampoco lo conseguiría en empresas. Resultado: decidió irse. “¿Vos también sos psicóloga?”, la interrumpe ahora Daniel Bustos. Es padre de familia con dos chicos, neurótico y hasta hace unos meses dispuesto a irse a Israel. “Pero me dio miedo –dice–, por las guerras.”
A Daniel lo interrumpe su colega mujer pero esta vez porque atiende el teléfono.
–Sí amor, estoy en la cola y sí –contesta–... Yo me quedo, hasta que cierren.
Eso ocurría a las seis de la tarde, Patricia Inés Martínez Llenas tenía por delante la cuadra y media apretada de gente dispuesta a gritar basta. De salir de Argentina, contaba Juan, que no tiene visión de futuro porque “soy capaz y puedo dar mucho: si Argentina no lo quiere y otro país sí: me voy a ese lugar y basta”. De eso hablaban con Bustos, enojado también porque sus pacientes quieren pagarle tres pesos la hora: “Y resulta que ahora somos mucamos profesionales: vienen psicóticos y los atendemos”.
La convocatoria del Ayuntamiento gallego era extraña, pero en la cola nadie preguntaba demasiado. Tal vez porque así al menos se podía seguir esperando. Para algunos, los españoles buscaban “gente en turismo”, para otros sólo profesionales.
La verdadera historia fue distinta. Esther Bueno, jefa de la Oficina de Orientación Laboral de la Cámara de Comercio de Santiago de Compostela, organismo a cargo de la supuesta convocatoria, estaba francamente desesperada. Entre entrevista y entrevista, le dijo a Página/12 que desde allí nunca se había hecho una oferta de trabajo. “No tenemos ofertasconcretas –remarcó–, lo que hacemos con estos currículum es crear una base de datos y frente a alguna necesidad, llamaremos.”
La información en la cola era otra. Muchos habían entendido en un noticiero de televisión que el Centro Gallego necesitaba mano de obra calificada y profesionales, especialmente en el área de informática. Y la convocatoria, según esa versión, hasta tenía un final de película: Galicia no pedía ni siquiera los papeles de ciudadanía para aceptar a los postulantes.
Sin embargo, para quien hacía de vocera del Ayuntamiento, la cuestión era distinta. Los postulantes tenían que cumplir un requisito: “Doble ciudadanía”, confirmó a este diario durante la tarde. Aunque el requisito no es excluyente, explicó, tendrán prioridad los ciudadanos españoles cuando se produzca una vacante.
Una de las mujeres la escuchó. De todos modos siguió esperando:
–¿Si no la llaman? –preguntó este diario.
–Me voy igual. Si a mi marido no lo contratan me voy yo, y después irá él y mandaré pedir por los hijos.
Eso mismo hicieron hace muchos años sus abuelos. Silvia cumplió ya 65 años, tiene algo de dinero ahorrado y le contó a la funcionaria española que serviría en cualquier puesto, pero sobre todo en la cocina de un hotel o por qué no, restorante.
–Pero de ir... –se apuró tal vez más asustada–: ¿Llevaría a mi hija? Está terminando el secundario.
Cuando faltaba una hora para las seis de la tarde, desde la oficina terminaban de distribuir unos 300 volantes fotocopiados. Allí la Cámara de Comercio de Santiago de Compostela recordaba que no había puestos vacantes por el momento y que todos los pedidos serían incluidos en una base de datos. Además, anunciaban que nadie debía apurarse. Esta especie de inscripción seguirá abierta hasta el 31 de diciembre y además para dejar los datos ni siquiera hacen falta las colas.

 

Soldados que desertaron

Algunos descubrieron que el uniforme y la sufrida vida castrense no era para ellos. Otros, ayudados por sus familiares, consiguieron trabajos con mejores sueldos que los que pagan las fuerzas armadas. Sea por el motivo que fuere, 42 integrantes del grupo de argentinos y uruguayos que el mes pasado viajaron a España para reclutarse como soldados profesionales, ya solicitaron la baja a sus superiores. Uno de los primeros en conseguir trabajo poco después de llegar a Barajas fue Pablo Cor Fernández, un futbolista uruguayo que había integrado la selección Sub-20 de su país y fue contratado por el Club de Fútbol. Al cordobés Germán Yepes, en cambio, lo venció la nostalgia por su familia y la desilusión de saber que no obtendría ningún diploma por la formación profesional que recibiría en España. Desestimando lo sucedido, las autoridades españolas señalaron que el número de bajas “está dentro de lo previsto”, y recordaron que los reclutas estaban en período de prueba, por lo que podían irse “cuando quisieran”.

 

Hasta fue un sacerdote

Ni siquiera el cura pudo resistirlo. Después del mediodía, el padre Ricardo Sosa se acercó a Balvanera para conseguir allí una bendición del cielo. En épocas de crisis, un puesto de trabajo rentado se parece a eso y si incluye pasaje a España, las bendiciones serían completas. Por eso, el padre Ricardo se sumó vestido de cura, a la cola formada desde muy temprano frente a la Casa del Ayuntamiento de Galicia. También en su parroquia habían visto el programa donde anunciaban la supuesta convocatoria urgente del Centro Gallego. Sosa no lo pensó. “Un cura no tiene hijos ni mujer para alimentar, pero sí tiene una familia lejos y hermanos en la universidad que tienen que estudiar”, explicó ahí, mientras desandaba paso a paso la cola que lo acercaba tal vez, a un puesto de trabajo para pagar la universidad de esos tres hermanos que dejó en Recife. El padre Sosa llegó de Brasil hace un año. Aquí se incorporó a la comunidad de la Parroquia San Onofrio de Berazategui y, para explicar que efectivamente es un cura católico, dice que hasta trabaja con el movimiento scout. En un español esforzadísimo, consigue contar también que el presupuesto de sus colegas de culto está quebrado. Que también necesitan trabajo y en Argentina, trabajo, no hay.

 

FLORECEN LAS GESTORIAS PARA FACILITAR TRAMITES
El negocio de la emigración

En octubre próximo, varios argentinos podrían gritar ¡lotería! y empezar a soñar con un cambio. Claro que en esa oportunidad no habrá niños cantores, ni anfitrionas sonrientes, ni millones de pesos en danza: el sorteo será realizado por una computadora, en el estado norteamericano de Kentucky, y el “premio” para los favorecidos será el acceso a una visa permanente para radicarse, trabajar o estudiar en los Estados Unidos. Y como toda lotería mueve dinero, en Argentina han aparecido varias agencias que brindan asesoramiento a los interesados en participar del sorteo, a cambio del pago de un arancel que oscila entre los 30 y los 80 pesos; a pesar de que el formulario para participar de la lotería DV-2003 es gratuito, y que se podrá solicitar en la embajada norteamericana en Buenos Aires a partir de agosto de este año.
USA Gestión llegó a Buenos Aires hace dos meses. Su casa matriz funciona en Israel. Paulo Pardo, presidente de la filial argentina, señaló a Página/12 que sus empleados contestan entre 500 y 800 consultas por día. Sobre ese total de interesados, casi un 10 por ciento termina contratando el servicio de USA Gestión. “Nosotros tomamos los datos por teléfono, completamos el formulario y se lo enviamos al cliente para que corrobore la información, firme la solicitud y adjunte una foto tamaño pasaporte”, explicó Pardo. El valor del trámite, para una persona y por un solo año -incluye cónyuge e hijos menores de 21 años–, es de 70 pesos, e incluye el envío de la documentación a Estados Unidos.
TuGreenCard es otra de las agencias que brindan asesoramiento y tramitan aplicaciones para la lotería DV-2003. La filial argentina asiste a toda América Latina, y la central funciona en Estados Unidos. Diego, uno de los representantes de la firma, cuenta que durante el 2000 recibieron cerca de 32 mil aplicaciones sólo de Argentina, entre nativos y extranjeros que viven en el país, y que para este año esperan que la cifra se duplique. “Es que tenemos unos promotores de lujo –ironiza–. Apenas salen a hablar los ministros de Economía, los teléfonos no paran de sonar”. En el caso de TuGreenCard, el trámite sale 40 pesos para personas solteras, y 60 para personas casadas, tengan o no hijos. “Por ese precio mínimo, usted puede tener la posibilidad de mudarse a las playas de Miami o a la majestuosa Nueva York”, invita el sitio en Internet de la agencia.
Es necesario aclarar que ninguna de estas agencias garantizan el acceso a una de las 55000 visas que se sortearán, y que el formulario que ofrecen difiere en nada del que se podrá obtener, gratuitamente, en la Embajada de Estados Unidos porteña desde mediados de agosto. John Larrea, secretario de esa delegación, aclaró que “ninguna de estas agencias tienen relación con la embajada”, y agregó que quienes deseen consultar sobre el trámite pueden enviar un e-mail a [email protected].
¿Cuáles son las ventajas, entonces, de abonar entre 40 y 80 pesos para que otro realice por uno el trámite, cuando hacerlo por intermedio de la embajada no tiene costos? “Tenemos el know-how del trámite, llevamos años haciéndolo”, argumenta Pardo, y señala que cerca de un 30 por ciento de las solicitudes son rechazadas por errores en la confección. “También nos aseguramos de cumplir con los requisitos legales para participar”, explica Diego. Los requisitos en el caso de Argentina son dos: tener secundario completo, o haber trabajado dos años ininterrumpidos durante los últimos cinco años.

Producción: Silvina Seijas.

 

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