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Un funcionario arregló su despacho
y ahora lo investiga la Justicia

La Justicia allanó la Secretaría de
Obras Públicas porteña para investigar presuntas irregularidades en una obra. Imputan a funcionarios y empresarios
por malversación de fondos.

El allanamiento fue a metros del remozado despacho del secretario Abel Fatala.
La denuncia la formuló una vecina de Belgrano, damnificada por las inundaciones de febrero.

Por Eduardo Videla

Las inundaciones de febrero tuvieron una derivación insospechada para el secretario de Obras Públicas porteño, Abel Fatala. La denuncia de una vecina afectada por la crecida desembocó en una investigación judicial de supuestas irregularidades en la contratación de una obra para remodelar el despacho del funcionario y otras oficinas de la secretaría. Esa misma dependencia fue allanada ayer por orden del juez en lo Correccional Fernando Pigni, a pedido del fiscal Marcelo Martínez Burgos, quien imputa al propio Fatala y a su subsecretario José Luis Calvo de los delitos de malversación de caudales públicos e incumplimiento de los deberes de funcionario.
La obra de remodelación del despacho de Fatala, el de su secretaria privada, una sala de espera y otra de reuniones, costó 148.000 pesos. El problema no es el monto, sino la forma en que se contrató el trabajo: según fuentes de la fiscalía, la factura que presentó la empresa para cobrar la obra “es apócrifa”, la firma que la realizó no está en los registros de proveedores del gobierno porteño, como exige la ley, y las tres empresas que se presentaron al concurso previo de precios “están vinculadas entre sí, lo que indicaría que la operación fue armada”.
Desde la secretaría, el que dio explicaciones fue el subsecretario administrativo, José Luis Calvo. “La obra se hizo de acuerdo con el decreto 116/99, firmado por el presidente Fernando de la Rúa, que establece una modalidad de contratación que no requiere de licitación ni publicación previa, cuando se trate de compras u obras que deben hacerse con urgencia”, dijo el funcionario a Página/12.
–¿La remodelación de un despacho puede considerarse como una obra urgente?–, preguntó este diario.
–En este caso sí, porque el despacho estaba deteriorado y había que hacer un tendido de cables para Internet. La obra debía realizarse en verano, cuando la mayoría de la gente estaba de vacaciones. Según Calvo, la remodelación abarcó 210 metros cuadrados. La empresa que realizó el trabajo es Urbano SA, cuyo presidente es Néstor Hernáez. El fiscal Martínez Burgos descubrió que la factura emitida por la firma para cobrar el trabajo no fue hecha en la imprenta citada en la boleta, dato que fue corroborado en la AFIP. Y que sus directivos también cumplían funciones en otra de las empresas que se presentó al concurso. El fiscal sostiene además que la obra fue pagada el 16 de enero, antes de su finalización.
Como ejemplo, de la investigación surge que por una puerta se presupuestaron 4000, 4100 y 4200 pesos. “En las tres ofertas hasta se repetían los mismos errores de ortografía –graficó una fuente cercana a la causa–. Y el directivo de una de las empresas es un director de Contrataciones del Congreso nacional”.
La denuncia que originó la causa fue formulada por Alicia Schmoller, una vecina de Belgrano damnificada por las inundaciones de febrero. La mujer, junto a otros vecinos, hizo declaraciones públicas sobre presuntas irregularidades en la remodelación del despacho de Fatala, y tiempo después denunció ante la policía que había recibido amenazas por parte del subsecretario Calvo. A partir de entonces, el fiscal comenzó a investigar al funcionario por la presunta intimidación, y agregó a la causa la denuncia de la contratación.
El fiscal estudia ahora si amplía la imputación contra los funcionarios y los empresarios a los delitos de defraudación a la administración pública y ocultamiento de pruebas. “Se pidió en reiteradas oportunidades documentación a la secretaria, y nos enviaron lo que ellos quisieron. Por eso hubo que ordenar allanamientos”, dijo el fiscal a Página/12.

 


 

Tres policías baleados

Tres suboficiales de la Policía Federal, uno de ellos en situación de retiro, fueron heridos durante otros tantos enfrentamientos con delincuentes, dos de ellos ocurridos en Berazategui
y el otro en Morón. Voceros de la fuerza informaron anoche que los policías se encuentran internados en el Hospital Churruca y el estado de los tres es grave.
Al suboficial auxiliar retirado José Bogarín, de 54 años, sereno de la papelera Massuh, de Berazategui, lo hirieron en un enfrentamiento con tres hombres que intentaron robar en el lugar. El suboficial Alejandro Dáquila, de la comisaría 13ª, se tiroteó con dos jóvenes en un locutorio de Berazategui propiedad de su esposa, Patricia Di Chiano.
El tercer episodio ocurrió en una ferretería de Castelar. El suboficial José Velázquez, de la comisaría 36ª, estaba de civil, pero igual intervino para evitar un robo.

 

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