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PSICOSIS G-8, A MAS SEGURIDAD POLICIAL, MAS ATENTADOS ANTIGLOBALIZACION
Génova, un precalentamiento incendiario

Una carta-bomba explotó en Milán en un canal de TV de Berlusconi, otra en Treviso, muchas no explotaron y una
falsa alarma evacuó un consulado de EE.UU. La ciudad del G-8
en pie de guerra.

La policía practica en las calles de Génova, en la cerrada “zona roja”.
Allí estarán los gobernantes de las 7 potencias industriales más Rusia.

Todos los elementos se empeñan en componer un escenario de pánico, un verdadero apocalipsis de las manifestacioens antiglobalización. Ya sobre el final de la cuenta regresiva para de la cumbre del G-8, cada gesto del movimiento antiglobalización se choca con una respuesta redoblada de las fuerzas de seguridad italianas. Pero han demostrado que algunos de los gestos más radicalizados violaron la barrera que quería ser inviolable. El despliegue de un inédito dispositivo de seguridad que mantiene literalmente sitiada a la ciudad de Génova se intensifica al calor de la seguidilla de atentados y falsas amenazas de bombas que, desde el lunes, intentan conmover al mundo o, por lo menos, a sus representantes emblemáticos: los jefes de gobierno de los países más ricos y poderosos del planeta que mañana tienen cita allí.
Ayer explotó en Milán una carta-bomba en la redacción del canal de TG4, propiedad del primer ministro y magnate mediático, Silvio Berlusconi, quien también oficia de anfitrión de la cumbre. El artefacto hirió, con quemaduras leves, a la secretaria que abrió el sobre. Otra bomba incendiaria explotó en una oficina de trabajo temporario también en Milán, pero sólo causó daños materiales. También debió ser evacuado el consulado de Estados Unidos en Milán, tras una llamada telefónica anónima anunciando una explosión inminente en el edificio que, luego, fue desmentida por la policía. En la ciudad de Treviso, estalló un sobre enviado a una sede comercial de Benetton cuando fue abierto en la sala de correspondencia del local. No causó daños. A la vez, la policía de Boloña desactivó un artefacto explosivo oculto en un pequeño camión en el centro de la ciudad. Algo quedó claro: los blancos de agresión elegidos no fueron azarosos.
Un total de sesenta avisos de bomba se sucedieron en los últimos días en Génova. Aunque la mayoría terminó siendo una falsa alarma, también hubo varios explosivos desactivados por la policía. El efecto de caos, sin embargo, tomó la ciudad: especialmente cuando el lunes pasado otra carta-bomba hirió a un “carabinieri” en la estación genovesa de Policía y, al día siguiente, el alcalde de Génova recibió un sobre que contenía dos balas. Aunque las organizaciones del Foro Social de Génova desmintieron su participación en el incidente del policía herido, aduciendo que no era su intención agredir a un joven que estaba cumpliendo su trabajo; esta vez, la bomba contra el canal de Milán se la atribuyó un grupo revolucionario comunista y el hombre que amenazó al Consulado norteamericano dijo ser de un partido nazi. Militantes globalifóbicos no descartaron la posibilidad de que se trate de una estrategia de sectores de derecha para generar un clima que legitime la represión policial.
La carta-bomba de ayer quemó las manos de una empleada de Rete 4, canal de televisión de grupo Mediaset, propiedad de Berlusconi pero, aparentemente, estaba dirigida al director del noticiero de la cadena, Emilio Fede, muy vinculado al flamante primer ministro. La mujer que abrió el sobre –que sólo contenía un cassette– sufrió, además, un fuerte ataque de nervios por lo que tuvo que ser trasladada a un hospital de Milán. Por otra parte, la tentativa sobre el Consulado norteamericano fue sólo una falsa alerta, pero tras la llamada anónima debió desalojarse el edificio y la zona cercana. De nuevo en Milán, pero un rato después, fue atacada una oficina de empleos con una bomba incendiaria que no causó heridos. Más tarde, un policía fue alertado por cuatro paquetes bomba que iban a ser depositados en las cuatro filiales milanesas del Banco de Nápoles.
La contraofensiva de seguridad, mientras tanto, sacó a la calle unos 15.000 agentes a los que se sumaron otros miles de efectivos militares. A la vez, se reforzó el fuerte dispositivo espacial: se levantaron rejas metálicas de hasta cinco metros de altura para preservar los lugares de reunión y se tabicó sectores enteros de la ciudad para los cuales se necesita un certificado especial de ingreso. Lo que no se sabe es si estos episodios son apenas el precalentamiento para lo que pueda empezar mañana.

 


 

LAS BATALLAS ENTRE EL PRESIDENTE BUSH Y EL CAMPESINO BOVE
¿Quién es el enemigo de los pobres?

Por Lola Galán *
Desde Roma

La cancelación de la deuda de los países pobres, las ayudas para combatir la plaga del sida y el debate sobre el calentamiento climático, dominan la agenda de la cumbre del G-8 que se inicia mañana en Génova. La presión del movimiento antiglobalización ha ido golpeando al selecto club de los líderes de los siete países más industrializados del mundo más Rusia, obligados a incluir en el orden del día de las reuniones los temas “patrocinados” por los principales grupos de protesta. Italia, país anfitrión, ha dado ya ejemplo a los restantes miembros del G-8 al anunciar la cancelación de la deuda de 23 países, que asciende a 54.000 millones de dólares. Al mismo tiempo, el gobierno de Roma aportará 500 millones de dólares al fondo de ayuda a los países pobres para hacer frente al sida, y a enfermedades endémicas como la malaria o la tuberculosis. Pero una cosa es incluir los temas y otra ver cómo encararlos. Para el presidente norteamericano George W. Bush, los manifestantes son los verdaderos enemigos de los pobres; para el líder campesino francés José Bové, son las multinacionales y la globalización.
El ministro italiano de Relaciones Exteriores, Renato Ruggiero, un hombre con experiencia en enfrentar a los movimientos de protesta desde su antiguo puesto de director de la Organización Mundial del Comercio (OMC), se ha mostrado desde el principio partidario de discutir algunos de los temas en la agenda del G-8 con el Foro Social de Génova que agrupa a 800 asociaciones antiglobalización. Una de sus primeras propuesta fue la de crear un fondo para reducir los costes de las medicinas contra el sida. Pero el tema más caliente y difícil de abordar es el de la cancelación de la deuda de los países pobres, que asciende globalmente a la fabulosa cifra de 2,6 billones de dólares.
Conscientes del absurdo que significa exigir pagos de intereses que muchos de los estados endeudados no pueden abordar, los estudiosos que asesoran a las grandes instituciones de préstamo como el Banco Mundial (BM) o el Fondo Monetario Internacional (FMI) han llegado a la conclusión de que es preferible conceder ayudas económicas a estos países para poner en marcha programas de desarrollo concretos, en lugar de seguir alimentando la espiral de la deuda. El presidente George W. Bush acaba de hacer una propuesta en este sentido al BM y al FMI para que dediquen el 50 por ciento de los fondos destinados a los países pobres en ayudas a la educación, a mejorar la asistencia sanitaria, la nutrición, los suministros de agua, etcétera. Para atender la petición de Bush, estas instituciones que carecen de fondos propios exigen una mayor contribución anual a Washington, que debería ascender, dicen, a 800 millones de dólares.
En Italia ha tenido más eco otro comentario del presidente Bush que en una entrevista concedida a medios pertenecientes a países del G-8 ha tildado a los manifestantes antiglobalización de “enemigos de los pobres”. “El que insulta a los pobres es el presidente norteamericano”, le respondió el miércoles el líder del sindicato campesino francés José Bové, que intervino en el Foro Público organizado por el GSF. “Los pobres del mundo son víctimas del actual sistema económico-social-ambiental”, dijo Bové, “la violencia de hoy la provocan las multinacionales de los países ricos que dictan las leyes”. Bové, partidario del proteccionismo más absoluto reclamó a Bush la cancelación de la deuda a los países ricos y le pidió que “consienta a todos los países del Planeta la soberanía alimentaria”.
En Roma, los ministros de Exteriores del G-8 analizaron los puntos fundamentales de la agenda que será discutida a partir de mañana en Génova y que va más allá de la lucha a la pobreza. Entre los temas que serán discutidos figura también la prevención de los conflictos regionales, como el que ha ensangrentado los Balcanes y la situación en Oriente Próximo. Nofiguran expresamente en este orden del día dos cuestiones capitales en las que no existe acuerdo entre Estados Unidos y Europa, el Protocolo de Kyoto, un acuerdo para limitar la emisión de gases a la atmósfera, del que se desmarcó apenas llegado a la Casa Blanca el líder republicano y el sistema de defensa denominado “escudo espacial”, un tema que fue abordado ayer en una reunión bilateral entre el Secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, y el ministro ruso de Relaciones Exteriores Igor Ivanov.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

 

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