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Para aggionarse, nada mejor que questa Mostra

�Reconciliados�, de Rosalia Polizzi, inaugura hoy una Semana del Nuevo Cine Italiano que preludia el estreno local de �La stanza del figlio�, el film de Nanni Moretti que ganó el Festival Cannes 2001.

�Desamparo�, del pasoliniano Sergio Citti reúne a Giancarlo Giannini y Harvey Keitel.

No se puede decir que el cine italiano haya recuperado el lugar de privilegio que supo tener alguna vez en la cartelera de Buenos Aires, pero la presencia en estos días de un film de impacto popular, como Pan y tulipanes, de Silvio Soldini, más la revelación de Prefiero el rumor del mar, de Mimmo Calopresti, le han dado cierto calor mediterráneo a las salas porteñas. A ese panorama –al que hay que agregar la expectativa ante La stanza del figlio, el film de Nanni Moretti ganador de la Palma de Oro en Festival de Cannes– viene a sumarse ahora una Semana del Nuevo Cine Italiano, que empieza hoy en el Cosmos (Corrientes 2046), con ocho films inéditos en Argentina.
Organizada por Italiam Quality Film y Buskin Film, con la colaboración de la distribuidora local Cine 3 S. A., la muestra se propone
acercar al público local una serie de films que reflejan el espíritu del cine italiano más reciente, realizaciones de autores ya consagrados y también de nuevos valores, no solamente en la dirección sino también en la actuación y en los rubros técnicos. A los nombres de Valeria Golino, Harvey Keitel, Giancarlo Giannini, Ornella Muti, Franco Interlenghi y Massimo Ranieri hay que sumarle en los films del ciclo nuevas estrellas que han surgido en los últimos años, como Margherita Buy, Stefania Rocca y Maddalena Crippa.
El ciclo se abre esta noche con Reconciliados (Reconciliati), dirigida por Rosalia Polizzi y protagonizada por Beatriz Spelzini, dos argentinas radicadas en Italia que en febrero pasado presentaron este film en el Festival de Berlín. La historia se desarrolla en Roma, en un largo fin de semana de verano, cuando un grupo de amigos se reúne después de haberse perdido de vista durante años. La ocasión del encuentro la motiva la salida de la cárcel de un ex amigo y compañero de lucha, acusado y condenado por el asesinato de un juez en los años ‘80. El retorno de este amigo reabre en el grupo conflictos privados y políticos que no habían sido superados a lo largo del tiempo transcurrido.
La muestra continúa a partir de mañana con La auditoría (L’accertamento), de Lucio Lunerti, con Lino Capolicchio y Giulio Broghi, que interpretan a dos presuntos amigos de la infancia, enfrentados a los recuerdos y a la sombra de una traición. Juegos de equilibrio (Giochi d’equilibrio), de Amedeo Fago, con Stefania Rocca (una belleza que fue jurado en el último Festival de Cine Independiente de Buenos Aires) y Gianmarco Tognazzi, dos actores que cuando comienzan a filmar su propia “love-story”, desatan un extraño juego entre ellos. Contra viento (Contravento), de Peter del Monte, con Valeria Golino y Margherita Buy, también participó de la última Berlinale, donde llamó la atención con la historia de dos hermanas y sus mundos completamente diferentes, cruzados por un amor que las reunirá o las separará definitivamente.
El guardián (Il guardiano), de Egidio Eronico, es la historia de un hombre mantiene a una joven (Chiara Muti) prisionera en el sótano de una apartada casa de campo. La situación llega al extremo cuando el mundo exterior se introduce en esa extraña situación. ¿Era realmente un secuestro? Una larga, interminable noche de amor (Una lunga, lunga, lunga notte d’amore), otro hallazgo de la Berlinale, marcó la reaparición del veterano realizador Luciano Emmer, que aquí narra varias historias simultáneas, protagonizadas por Giancarlo Giannini y Ornella Muti, entre otras figuras del cine italiano. Nocturnos profundos (Fondali notturni), de Nino Russo, con Massimo Ranieri, se inicia en una noche en una típica plaza de Nápoles, donde se materializan los recuerdos de Eduardo de Filippo en Nápoles Millonaria, de Totó en El Oro de Nápoles y también Vittorio de Sica y Sophia Loren, entre muchos otros fantasmas. Finalmente, Desamparo (Vipera), de Sergio Citti (amigo y colaborador de Pasolini), con Harvey Keitel y Giancalo Giannini, rescata del olvido un aspecto de la vida que recuerda a la Italia olvidada, empobrecida de los años ‘60,cuando el hambre, la miseria y el recuerdo de la guerra llenaban las noches y los días de casi todos los italianos.

 

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