Por Verónica
Abdala
¿Me pintás
el cielo?, propone Santiago, entrecerrando sus ojitos negros. Entonces
Malena pelo negro por el hombro, ojos color miel, manitos enchastradas
en témpera celeste se acerca hasta la cartulina blanca y,
sin decir palabra, le regala un cielo prolijito. Después, Malena
vuelve a su sitio. Allí, junto a Natalia y Carolina está
pintando un jardín de flores lilas, bajo la mirada atenta pero
silenciosa de Gabriel Guiñazú, el responsable del stand
23. La escena ocurre en la 12ª edición de la Feria Infantil
y Juvenil del Libro, en el Centro Exposiciones de la Ciudad (Figueroa
Alcorta y Pueyrredón). Acá hacen lo que quieren, nadie
les va a decir lo que tienen que hacer. La idea es que se conecten con
la posibilidad de hacer arte, algo que se mantiene como constante en todos
los talleres de la Feria, de títeres, pintura, ciencia, narrativa,
explica Guinazú, que desde hace 18 años recorre el país
en su Móvil del arte, llevando a los chicos del interior
profundo la posibilidad de participar de sus talleres de plástica.
Junto a su mujer, Ana y sus tres chicos recorre, desde 1983, alrededor
de cincuenta escuelitas por año, con alrededor de trescientos alumnos
cada una. Por su stand de la Feria pasan casi quinientos chicos por día:
llegan limpios, de guardapolvo blanco o a cuadritos, los de jardín.
Y se van con manchas de colores en su ropa, en las manos, en la sonrisa.
En la otra punta de la Feria Infantil y Juvenil, en el stand 69, Pablo
Herrero, una de las cabezas de la Compañía de Teatro El
Juglar, sabe que le basta calzarse un títere para ganarse la atención
y la complicidad de los más chiquitos: cuando se para frente a
ellos con un brazo vestido de payaso o marinero, ellos saben que empieza
la diversión. Es cierto que este año la Feria está
un 10 % más chica, admite Herrero, actor y titiritero, hijo
y hermano de titiriteros. Pero también que está mucho
más linda que nunca, y muy concurrida. El primer día,
concurrieron ocho mil chicos, según informó la Fundación
El Libro. Esta semana, la Feria -gratuita para los menores de 12 años
permanecerá abierta de 9 a 17; y desde este sábado, y hasta
el 5 de agosto, abrirá de 14 a 20.
Entre uno y otro extremo del Centro de Exposiciones se abren, como en
la Feria grande, caminos de libros que invitan a mirar. Sólo que
aquí, además de quienes recorren a pie los pasillos, también
hay chicos tirados en el suelo, ojeando ejemplares o revistas, otros corriendo,
en trencito, o de la mano. Lo que parece confirmar una sospecha generalizada,
entre los organizadores y expositores participantes: más allá
de la reducción física que sufrió la Feria (un 30%
menos de espacio en los últimos dos años), y del faltazo
de algunas editoriales importantes Planeta, Norma/Kapelusz, Ediciones
B y Emecé los chicos, que se renuevan año tras año,
disfrutan de la oferta de actividades tanto o más que en ediciones
anteriores. En tiempos de crisis, en que muchos no pueden pagar un paseo
o una entrada de cine o de teatro, la Feria les ofrece lo que para muchos
de ellos es sinónimo de felicidad: juegos, títeres, talleres,
la posibilidad de mirar y leer libremente los libros expuestos. Y lo más
importante: un espacio de contención y estímulo en el que
se saben protagonistas.
Hay también, en buena parte de los stands, unos grandes cubos de
acrílico que contienen las ofertas del día, y sobre ellos
se abalanzan los chiquitos con la esperanza de encontrar un libro con
un precio acorde a lo que suelen tener en sus bolsillos. Casi siempre
encuentran algo. Como en las ediciones anteriores, las ofertas de este
año son lo suficientemente atractivas como para darles el gusto:
en casi todos los stands hay libros buenos, o relativamente buenos
por 1, 2 ó 3 pesos. En el stand de Nueva Era (Nº 41), por
ejemplo, se venden libros para pintar, y guías de Zoología,
a 1 peso. Y los ejemplares de la colección El nuevo mundo de los
gnomos a 2 pesos. La Librería de las Luces (Nº 46) ofrece
la colección Gran Enciclopedia de los animales también a
1 peso. Y lo mismo cuestan los de la Biblioteca Billiken, que abordan
los temas más diversos, y la colección Grandes Clásicos
de la literatura. En Editorial Betina (Nº 37),se consiguen cuentos
de tapa dura y un Atlas de Anatomía Humana a 1 peso, y el Martín
Fierro de Miguel Hernández a 2 pesos.
Los fanáticos de los comics, también tienen su stand (Nª
70) en donde pueden hallar incontables historietas de Ranma, Sakura, Lazer,
Evangelión, y Pókemon, que cuestan entre 2 y cinco pesos.
Ediciones de la Flor (Nª 34) también ofrece algunos de sus
libros de humor por 1 y 2 pesos, o tres libros por diez pesos. Los docentes
también: en el de Cejas Producciones (Nº 20), encontrarán
revistas especializadas a 1 peso cada una, y figuras recortadas de diversas
formas tamaños y colores (siluetitas) para tarjetas, incentivos
e invitaciones presentadas en paquetes de 2 pesos cada uno. En Longseller
S.A, las colecciones Para Principiantes y Para Jóvenes Principiantes
se venden a mitad de precio a los maestros: dos libros por 10 pesos, y
dos libros por siete pesos respectivamente. Aunque las ofertas más
atractivas para jardines y colegios, al margen de los libros, son los
juegos didácticos de N.T Didácticos (Nº 19) y de Pichi
Juegos Didácticos (nª 79). En N.T., además del material
didáctico y de psicomotricidad (encastres, móviles, rompecabezas,
bloques, ladrillos, figuras de goma Eva, eslabones, etc...), se exponen
artículos de librería, juegos de exterior y de educación
física.
|