Por Miguel Bonasso
Un Hugo Moyano jocoso, que
festejó en el Sindicato de Camioneros el éxito total
del paro, se negó entre carcajadas a revelarle
a Página/12 quién era el trastornado y quién
el boludo de su fábula irrespetuosa. No se lo
puedo confesar porque me van a querellar, dijo a este cronista,
y aclaró a renglón seguido: Por violar secretos de
Estado. Eran las seis de la tarde de ayer, Perón y Evita
miraban desde sus retratos y un televisor mostraba la imagen del otro,
a la vez colega y competidor: el secretario general de la CGT oficial,
Rodolfo Daer. El tercer secretario general de la huelga, el de la CTA,
Víctor De Gennaro, no había llamado aún por teléfono
y los de la CGT rebelde no ocultaban que los líderes sindicales,
como cualquier personaje público, pueden cultivar rivalidades que
en este caso no afectaron la famosa unidad en la acción.
Tal vez porque éste era un paro anunciado y, como bien lo señaló
a Página/12 el abogado laboralista Héctor Recalde, un paro
postergado. El que debió hacerse en marzo y se postergó
porque Domingo Felipe Cavallo se entrevistó con Moyano y le pidió
una tregua que el camionero concedió, evaluando que buena parte
de la desmemoriada sociedad argentina le había extendido un nuevo
crédito al mediterráneo. Ahora eso se acabó.
La gente ya no se hace ninguna ilusión, sentenció
en la tarde de ayer. Pero sin llegar a aventurar un posible relevo del
ministro de Economía.
El paro se hizo solo, no hubo prácticamente coordinación
entre las tres centrales, confió Moyano a este cronista en la reposada
evaluación final en uno de los despachos del tercer piso del bunker
de San José al 1900. Quería decir que la bronca
de la gente ante el decreto de ajuste lo había tornado una reacción
natural. (En realidad los paros no los decretamos nosotros
había dicho dos horas antes en la rueda de prensa,
los decreta el Gobierno.) A su lado, el secretario de prensa Julio
Piumato, de Judiciales, asentía y aceptaba el desafío de
una pregunta que reiteramos en las cinco huelgas anteriores contra el
gobierno de Fernando de la Rúa: ¿Y ahora qué?
¿Cuál será la traducción política?.
Moyano y Piumato hablaron de la recomposición del peronismo
y de un vasto frente nacional y popular. El cronista les recordó
lo que se dice en los mentideros políticos, que la energía
social que libera la CGT rebelde corre el riesgo de agotarse en sí
misma o cargar el dínamo electoral de Carlos Ruckauf, el hombre
que ya no ríe tanto. Ambos lo niegan. Moyano enfatiza: Sí,
hablé con él. Me invitó a verlo y hablé con
él. ¿Y eso qué? También soy amigo de Luis
Farinello. Las alusiones irónicas al pretendido ruckaufismo
de la CGT Moyano no sólo se acuñan en los medios periodísticos:
un rato antes, en el quincho del séptimo piso donde
el generoso asado de los camioneros suele cerrar los grandes encuentros,
alguien bromeaba sobre el arribo de Ruckauf. Y era cierto, sólo
que se trataba de Eduardo Ruckauf, secretario general adjunto del sindicato
de la DGI, que a cada paso aclaraba: Soy Ruckauf, pero no Carlos,
¿eh?.
En un terreno más serio, Moyano confía a Página/12
que están trabajando en una suerte de Multisectorial, que no llevaría
ese nombre (que a Piumato le suena muy gastado) y que han
sostenido alguna charla privada con un empresario de lenguaje audaz: el
titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio
de Mendiguren. Sólo que ellos tienen sus tiempos, agrega
comprensivamente el líder de los camioneros.
La charla incluye una referencia amable hacia Raúl Alfonsín,
por sus declaraciones consideradas hacia los sindicalistas (ver página
2) que, según el ex presidente, fueron prácticamente obligados
a lanzar la medida de fuerza. Y no falta tampoco una referencia positiva
hacia las correcciones que el bloque del Frepaso propone contra las inclemencias
de un decreto de ajuste que ayer recibió su primera condena judicial
de inconstitucionalidad: la que formuló el juzgado laboral No.
55, a cargo de la jueza Graciela Craig.
Moyano también reiteró en esa charla reservada lo que dijo
antes en la rueda de prensa, que la CGT está dispuesta a un diálogo
en serio con el Gobierno, sin los dardos y las chicanas de
un aparato de provocación que en las horas previas a la huelga
se dedicó a desprestigiar al sindicalismo, difundiendo datos sobre
los emolumentos que percibirían algunos dirigentes.
El tema estalló varias veces en la conferencia de prensa y alcanzó
su mayor voltaje cuando Moyano se cruzó con un movilero de América
y comparó las veladas acusaciones de corrupción vertidas
o sugeridas contra él con cualquier afirmación gratuita
que él podría lanzar sobre alguien de los medios, diciendo,
por ejemplo, que es homosexual.
Antes había cosechado aplausos de la fuerza propia, cuando recordó
que le atribuían ser dueño de un campo. Y yo les pediría
que vayan al campo que dicen que yo tengo y se lleven todas las ovejas
y las vacas y las vendan. Y eso sí, después se arreglen
cuando venga el dueño a reclamarles. Replicando a la ministra
de Trabajo, Patricia Bullrich, a quien ubican como fuente de todos esos
ataques, los dirigentes de la CGT rebelde denunciaron que el esposo de
la funcionaria, Guillermo Yanco, percibiría por contrato un estipendio
de 6600 pesos mensuales y Martín Bullrich, hermano de la titular
de la cartera, otro de 4752 pesos por mes (ver página 3). Fue el
momento cenital de una jornada que se desarrolló de acuerdo con
las rutinas y rituales a los que los sindicalistas suelen ser conservadoramente
fieles.
A la medianoche, cuando culminó su duelo televisivo con Patricia
Bullrich en el programa A dos voces, Moyano hizo un corto
trayecto hasta la sede de la calle San José, donde comenzó
a recibir informes a partir de la una de la madrugada. A esa hora se había
paralizado la recolección de la basura, el transporte de carga
y, en gran medida, el de pasajeros. El camionero estaba contento por haber
sorprendido a su adversaria recordándole los tiempos en que militaba
en la unidad básica Evita Capitana y enfrentaba a los
poderosos. Hasta las 3.30 estuvo mateando y jugando a truco con compañeros
y colaboradores y a esa hora se recostó en el sofá de todas
las huelgas. A las 6.45 llegó Piumato y a las 7 se levantó
Moyano. Hubo la infaltable rueda de mate y facturas, para amenizar la
lectura de los matutinos. A partir de las 8 comenzaron a llegar los dirigentes
de la CGT rebelde, empezando por Saúl Querido Ubaldini.
A las diez y cuarto Moyano recibió el llamado de Juan Carlos Dante
Gullo y a las 11.45 el del Perro Santillán. A las 12
lo entrevistaron dos delegaciones extranjeras: una de la central de trabajadores
del Paraguay y otra de la CLAT, la confederación latinoamericana
de orientación social cristiana. A esa hora, el secretario de prensa
Piumato empezó a colectar información y a redactar el comunicado
final dando cuenta del triunfo del sexto paro contra el séptimo
ajuste.
DE
GENNARO EVALUO EL PARO Y ATACO AL GOBIERNO
Contra la soberbia autista
Esto es un cachetazo a
la soberbia y las provocaciones del Gobierno. La definición
del estatal Víctor de Gennaro sirvió para mostrar su alegría
por el éxito del paro de ayer. El titular de la CTA
agradeció a los millones de trabajadores que acataron
la huelga y enviaron un mensaje contundente de rechazo al
ajuste.
De Gennaro evaluó el paro en una conferencia de prensa propia,
mientras los líderes de la CGT oficial y la CGT rebelde, coprotagonistas
del paro, realizaban las suyas. La unidad en la acción
de las centrales sindicales que convocaron no alcanzó para hacer
un balance juntos ni para compartir una conferencia de prensa.
El mensaje es tan contundente que no sólo debe ser oído,
sino difundido para el Gobierno dijo De Gennaro, que cada
vez es más autista y cómplice de los grupos económicos
y financieros que autoritariamente gobierna la Argentina.
Debe ser escuchado y asumido en su profundidad por los religiosos,
por los políticos que aún conservan su dignidad, por los
dirigentes empresariales y por nosotros, mismos los dirigentes sindicales,
convocó el estatal. De Gennaro explicó que esto debe hacerse
para no delegar la solución del problema del hambre, la miseria
y la desocupación de nuestro pueblo frente a unidad nacional que
nos proponen para el ajuste. Debemos trabajar todos, para construir el
Frente Nacional Contra la Pobreza.
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