Después de muchas idas
y vueltas, hoy el gobernador bonaerense Carlos Ruckauf podría lograr
que la Legislatura provincial vote favorablemente el proyecto de ley para
pagar con bonos parte de los haberes de los empleados públicos.
La aprobación está sujeta a una condición: que en
el Congreso nacional el justicialismo apruebe el ajuste propuesto por
los diputados aliancistas (ver página 7). Por lo pronto, el Gobierno
ya decidió girarle una remesa de dinero al extenuado Tesoro bonaerense.
Igualmente, Ruckauf se contactó telefónicamente con el jefe
de Gabinete, Chrystian Colombo, para quejarse por la actitud de la Alianza
en la provincia de no avalar el ajuste en ese distrito.
La tensión en la provincia empezó anteayer, cuando la Corte
Suprema bonaerense anuló el decreto que creaba los bonos Patacón
para pagar los sueldos estatales mayores de 700 pesos y que reducía
los salarios en distintos niveles, a partir de los 1000 pesos. Nos
están llevando a la cesación de pagos, bramó
Ruckauf, tras conocer el fallo, que a su vez fue tomado por los legisladores
aliancistas para no avalar el recorte. En rigor de verdad, el decreto
de necesidad y urgencia que envió el Ejecutivo bonaerense fue declarado
inconstitucional por la Corte porque la Carta Magna provincial no contempla
ese tipo de normas.
Las declaraciones de Ruckauf tuvieron respuesta rápida de parte
de la Alianza. El senador nacional radical Leopoldo Moreau lo acusó
de intentar un golpe de efecto mediático con sus declaraciones.
Por su parte, la presidenta del bloque de diputados provinciales de la
UCR, María del Carmen Banzas, dijo que las afirmaciones de Ruckauf
agravaron el problema.
Pero, con el correr de las horas, las negociaciones por los ajustes nacional
y bonaerense empezaron a tomar caminos paralelos. Mientras los diputados
nacionales de la Alianza trataban de elaborar una propuesta alternativa
al recorte de Cavallo, elevando el piso de las jubilaciones y de los sueldos
que sufrirían la poda, al mismo tiempo que proponían generar
recursos extra para llegar al tan ansiado déficit cero, en la provincia
el radicalismo empezaba a aflojar su posición.
El primero en dar una señal negociadora fue Raúl Alfonsín.
Relacionó el aumento del riesgo país y la caída en
la Bolsa con, entre otros factores, el bochazo de la Corte al decreto
de Ruckauf. Y después, componedor como siempre, dijo que la
UCR, el Frepaso, toda la Alianza está dispuesta a sesionar mañana
para solucionar este problema. En tanto, desde el gobierno nacional
le enviaban 100 millones de pesos a la provincia. La decisión se
tomó en una reunión entre el presidente Fernando de la Rúa,
el ministro de Economía, Domingo Cavallo, y el vicejefe de Gabinete,
Armando Caro Figueroa.
A las 16.30 en punto, los diputados provinciales de la Alianza, de Argentinos
por una República de Iguales (ARI) y algunos justicialistas recibieron
en la sede de la Legislatura, en La Plata, a los ministros bonaerenses
de Economía, Jorge Sarghini, y de Trabajo, Aníbal Fernández.
Según Banzas, Sarghini sólo aportó vaguedades,
en tanto que el senador provincial del ARI, Horacio Piemonte, le acercó
a ese ministro una alternativa concreta a la rebaja salarial y al pago
con bonos, basando su propuesta en la creación de nuevos impuestos
a los hipermercados y a las concesionarias de peaje. La reunión
de los legisladores tuvo un tono informativo, aunque en el aire quedó
la sensación de que el ajuste provincial tiene muchas partes sin
resolver. Parece que sólo tuvieran claro el pago con bonos
y el recorte, aseguró Piemonte. Sin embargo, Banzas anunció
que mañana (por hoy) estaríamos en condiciones de
emitir un dictamen autorizando a la provincia a pagar con bonos.
El matiz diferenciador del dictamen aliancista sería que los bonos
se pagarían según tasas progresivas. El Frepaso bonaerense,
al cierre de esta edición, todavía debatía los pasos
a seguir, pero al PJ le alcanzaba con sumar a los radicales para lograr
la aprobación de los bonos.
Pero hay un dato inquietante: hasta ahora sólo se sabe que los
bonos servirán para cancelar deudas con el Banco Provincia, o para
abonar patentes o impuestos inmobiliarios, pero no está garantizado
que sirvan para hacer compras de alimentos o para pagar servicios. Una
fuente del gobierno provincial aseguró a este diario que el gobernador
intentó convencer a directivos de la empresa Repsol que aceptaran
los bonos. Hasta ahora, no tuvo respuesta afirmativa.
En suma, la Alianza parece dispuesta a garantizar hoy a Ruckauf el respaldo
a la propuesta de los Patacones. Pero recién la semana que viene
tratarían el ajuste en los restantes gastos del Estado. Ahora,
la pelota quedó del lado del peronismo, que tendrá que aportar
sus hombres en el Congreso nacional para respaldar el ajuste, si quiere
que la provincia más grande del país, gobernada por uno
de los suyos, presidenciable por añadidura, y con las cuentas en
rojo, tenga un alivio financiero. Por ahora.
Informe: Alejandro Cánepa.
OPINION
Por Eduardo Aliverti
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¿Qué pasará?
Tiene sentido práctico seguir deteniéndose en el
lamento por el carácter antipopular, salvajemente conservador
del gobierno de Fernando de la Rúa? Que la crisis la paguen
antes los jubilados que los banqueros, ¿es noticia? Que van
a pagar la deuda con el hambre y la sed de los argentinos, como
juró hace más de un siglo Nicolás Avellaneda,
¿es noticia?
Seguir hablando de cómo se las gasta la derecha no tiene
más sentido que lo denunciatorio, sin por eso renunciar a
hacerlo. Y si se cruza de vereda, habrá de reconocérsele
a la izquierda tradicional que más allá de su
eterno divisionismo, sus mentalidades sectarias y su falta de inserción
social ha sido acertada y pertinaz en el señalamiento
de a dónde conduciría el modelo neo-liberal. La derecha
y la izquierda que se reconocen o muestran como tales fueron y son
coherentes. La una en el ejercicio del poder, y la otra desde los
espacios que tanto no sabe ampliar como le restringen.
Lo que no es tan obvio es preguntarse por la dignidad y las acciones
de aquellos que dicen ubicarse en posiciones progre,
mientras continúan sumándose a la brutalidad de esa
derecha gobernante con una capacidad de equilibrismo que en cierto
sentido es menester envidiarles. ¿Cómo se hace para
criticar otro saqueo a la clase media y los sectores populares y
a la vez quedarse atornillados a los cargos? ¿Cómo
se hace para continuar citando la vigencia de la Alianza, pero no
de la que permanece en el Gobierno con Fernando y sus amigos sino
de la que llegó al Gobierno con una verba de centro-izquierda
que prometía acabar con la fiesta de los ricos? ¿Cómo
se hace para putear a Cavallo que es lo que literalmente hicieron
legisladores del oficialismo en la reunión con el ministro
previa al anuncio del séptimo ajustazo y después
salir a brindarle apoyo crítico?
Pues habrá que preguntárselo a Alfonsín, a
la mayoría de la UCR, a los restos del Frepaso y a los que
aún tienen el tupé de llamar al sacrificio con
equidad, desde un gobierno que vuelve a agarrárselas
con gente que cobra 500 pesos por mes para calmar a otra que se
lleva 500 por minuto. Esta vez no sólo han dicho sino también
firmado que primero está la deuda y después la gente.
También está claro, entonces, que se puede redoblar
la apuesta y preguntar cuál es ese escenario tan apocalíptico
del no pago de la deuda, el default o la reprogramación.
La respuesta es obvia, pero que se hagan cargo: no se puede hacer
eso porque habría que bajar los salarios, jubilados incluidos;
nos quedaríamos sin aviones y sin crédito, la convertibilidad
correría peligro y el riesgo-país se iría a
las nubes.
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