Por Sergio Moreno
El día venía
complicado pero los negociadores radicales y frepasistas se esforzaban
para conciliar sus propuestas alternativas al ajuste impulsado por el
Gobierno para llegar al ansiado déficit cero. Cuando una tímida
esperanza despuntaba en la Cámara de Diputados, un fax que según
los legisladores provenía de la Jefatura de Gabinete desató
nuevamente la tormenta. Era un nuevo plan que subía a 500 pesos
el piso del recorte a los jubilados a cambio de otro impuestazo, a saber:
incrementar el IVA para el transporte, imponerlo para artículos
de primera necesidad, aumentar el precio del gasoil, gravar las operaciones
en cajas de ahorro, además de cobrar el valor agregado sobre los
montos percibidos y no devengados. Con todo esto, el recorte a los empleados
públicos no se modificaba un ápice en relación al
viejo proyecto oficial. Tras conocer el texto, los radicales montaron
en cólera al punto de negar la existencia del nuevo proyecto, pero
un funcionario de la Jefatura de Gabinete dijo a este diario que la propuesta
existía. Al cierre de esta edición, el presidente Fernando
de la Rúa encabezaba una reunión en la Casa Rosada, con
sus principales ministros y las autoridades de la Cámara y del
bloque radical para calmar los ánimos y tratar de concertar una
posición común. Y poco después de la medianoche,
en Hora Clave, Patricia Bullrich negó que el proyecto
fuera del Gobierno.
El contundente paro general que concretaron ayer las tres centrales sindicales
no calmaron la frenética actividad de las distintas bancadas de
Diputados en el Congreso nacional y en la Casa Rosada. Ya por la mañana,
De la Rúa se reunió con el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo,
y mantuvo conversaciones telefónicas con el titular de la Cámara
baja, Rafael Pascual, para monitorear las negociaciones en el Parlamento.
Allí, el bloque radical discutía a dos bandas: con el peronismo
la concreción de una sesión para hoy donde se aprobase el
proyecto generado en el la bancada oficialista; y con el Frepaso, cuyos
integrantes estaban empeñados en atenuar aun más el recorte
a los jubilados que el que era impulsado por sus socios radicales.
La propuesta radical, que anoche se mantenía inamovible, intenta
elevar el recorte de haberes a los jubilados y empleados públicos
que cobren más de 1000 pesos y, para mantener el axioma del déficit
cero, adoptar cuatro medidas:
suspender hasta el 1º
de enero la rebaja de 10 centavos en el precio de la nafta,
aumentar cuatro por ciento
los aportes patronales de las empresas privatizadas,
crear un gravamen a las comisiones
de las AFJP y
postergar hasta el 2002 la
restitución del impuesto a las ganancias.
Los frepasistas acordaban en general con esta propuesta, pero disentían
en los montos del recorte. Para los frentistas, el recorte a los jubilados
debería efectuarse desde haberes superiores a 2000 pesos aunque
podrían negociar un piso de 1500 y no tocar los salarios
de los empleados públicos.
La discusión con el peronismo pasaba por la concreción de
la sesión de hoy para aprobar el proyecto y así calmar (si
ello es posible) los ánimos de los voraces mercados. El PJ estaba
dispuesto a dar quórum siempre y cuando radicales y frepasistas
acordasen un mismo proyecto. Por supuesto que el PJ votaría en
contra, pero facilitaría la realización de la sesión.
Realización que también esta atada de lo que ocurriese al
otro lado de la General Paz. Con un ojo puesto en la Legislatura bonaerense,
peronistas y radicales especulaban con los quórums necesarios en
la Cámara provincial y la nacional: si los legisladores provinciales
de la Alianza votaban las leyes de bonos y recorte que necesita Carlos
Ruckauf, los legisladores nacionales del PJ representantes de la provincia
apoyarían el recorte nacional.
Todo se complicó a partir de las 18.30, cuando el fax llegó
a manos de los diputados nacionales. Era una nueva propuesta de ajuste
con el aditamento de un flamante impuestazo. Alguna versión adjudicó
la factura de la iniciativa al vicejefe deGabinete, el cavallista Armando
Caro Figueroa. Al diputado radical Raúl Baglini uno de los
negociadores de la bancada le llegó por boca del operador
del ministro de Economía Horacio Tomás Liendo (h).
La propuesta, que ratifica el decreto 896 de déficit cero, consistía
en:
Subir el piso del recorte a
los jubilados que cobran más de 500 pesos a cambio de,
recortar el salario a todos
los empleados públicos,
imponer el IVA del 21 por ciento
a los trasportes públicos,
a los alimentos frescos (carnes
y verduras),
aumentar a 80 centavos el precio
del gasoil,
imponer el gravamen del seis
por mil a los movimientos de caja de ahorro y
cobrar el IVA sobre los montos
percibidos y no los devengados tal como ya lo había anunciado Domingo
Cavallo.
Los diputados peronistas que calcularon entre 2.500 y 4000 millones
los ingresos por el impuestazo diseñado en el fax leían
el texto atónitos. Reacción bastante diferente a la que
tuvieron los radicales.
Che, ¿qué significa este nuevo proyecto? le
preguntó el peronista Oscar Lamberto a Baglini.
Ni siquiera lo leas respondió el radical.
Vamos a convocar a sesión para mañana (por hoy) con
un proyecto que reconoce la existencia de la crisis, pero a diferencia
del oficial cierra los agujeros normativos y contiene equidad, dijo
a Página/12 Jesús Rodríguez, tomando como referencia
el decreto 896 de déficit cero y, por contraposición, negando
cualquier posibilidad de siquiera considerar la sorpresiva iniciativa.
Otro importante diputado del oficialismo fue más duro que Jesús:
Estamos contra la torpeza y la impericia de los que creen posible
una política sin soporte legislativo y sin legitimidad social,
dijo a este diario, pidiendo reserva de su identidad.
El radicalismo atesoraba la intención de sesionar hoy. De hecho
convocaron al plenario. Pero las dudas sobre el debate crecieron con el
nuevo proyecto. El peronismo tenía ánimo de bajar al recinto,
siempre y cuando se convoque para la tarde y la bancada de la Alianza
acordase una posición común. El PJ aportaría al quórum
y votaría en contra del recorte.
En Gobierno entendieron que nada sería posible en este clima. Anoche,
el presidente De la Rúa convocó a una reunión en
su despacho de la Rosada. Al cierre de esta edición, en la sala
de reuniones estaban discutiendo acaloradamente el recorte, además
del Presidente, Colombo, Cavallo, el ministro del Interior Ramón
Mestre que a la tarde había estado negociando telefónicamente
con Ruckauf y el senador Leopoldo Moreau el apoyo aliancista al recorte
bonaerense, el secretario general Nicolás Gallo y los diputados
Pascual, Baglini, Jesús Rodríguez, Eduardo Santín
y el titular del bloque Horacio Pernasetti.
Montiel rompe el contrato
Tras haber acordado con las provincias la necesidad de llegar
a déficit cero, el gobierno delarruista tuvo que enfrentar
ayer la decisión del gobernador Sergio Montiel, de Entre
Ríos, de desentenderse del Pacto de la Independencia
por considerar que se estaría favoreciendo a las provincias
justicialistas. El Pacto que Montiel desconoce ahora fue firmado
el domingo pasado y precedió al suscripto con los justicialistas
el lunes.
En una nota dirigida al jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, el
gobernador aliancista sostiene que su provincia por pertenecer
a la Alianza oficialista resulta cada vez más disminuida
en su consideración. Montiel, quien es titular de la
Convención Nacional de la UCR, estaría manifestando
su disconformidad por no encontrar respuesta a los reiterados reclamos
que habría hecho para que Nación cumpla con las deudas
de más de 246 millones de pesos. En tanto, los trabajadores
entrerrianos aún no cobraron el sueldo de junio ni el medio
aguinaldo que les corresponde.
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PIDIO
SILENCIO HASTA NAVIDAD
Gallo, desafinado
Esta vez no fue el vocero presidencial
Juan Pablo Baylac, sino el usualmente parco Nicolás Gallo quien
generó una lluvia de críticas para el Gobierno. Gallo sugirió,
en declaraciones periodísticas, que los políticos deberían
hacer una tregua nacional de silencio de 200 días.
Esto es, hasta las fiestas navideñas. Los primeros enfadados fueron
sus correligionarios radicales. El más furioso, el ex presidente
Raúl Alfonsín, respondió que la dirigencia debe
discutir como corresponde en un país democrático.
Según declaró el secretario general de la Presidencia a
La Nación, sólo a salvo de la política y la
politiquería el país saldría adelante en este
contexto de crisis. Nos encontramos en Navidad y vemos cómo
cambió todo. Las respuestas no se hicieron esperar. El diputado
radical Jesús Rodríguez lo trató de poco serio: No
es posible imaginar un presidente democrático como De la Rúa
y que su secretario general tenga una posición aristocrática,
donde parece que sólo los patricios pueden hablar y los plebeyos
deben guardar silencio. Rodríguez sostuvo, además,
que la democracia son instituciones funcionando, equilibrio de poderes
y seriedad de los dirigentes.
Alfonsín, cansado de que lo acusen de ser un obstáculo para
la mejora de la economía, dijo estar sufriendo una campaña
de prensa que hace que se lo considere un cuco izquierdista peligroso.
Por ello ironizó: Tengo un poder extraordinario, puedo hacer
lo que quiero. Soy el culpable de que haya un 40 por ciento de trabajo
en negro, de que se haya liquidado la pequeña y mediana empresa,
de que no haya economías regionales en condiciones de seguir adelante,
y de toda la desocupación.
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