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EL BANCO CENTRAL RECONOCE QUE HAY UNA CRISIS SISTEMICA
Huida de depósitos que atemoriza

Pases y baja de encajes son las dos medidas que dispuso el BC para liberar recursos para atender la fuga. Desde el 4, se perdieron 4247 millones.

Riesgo país en alza, acciones
en baja y persistente caída de depósitos caracterizan esta crisis.

Por Alfredo Zaiat

En el Banco Central asumieron que las entidades financieras están padeciendo una fuerte fuga de depósitos y que fluye el riesgo de una crisis del sistema. Ayer la autoridad monetaria difundió resoluciones y cifras que revelan el temor que existe de que una corrida termine por debilitar a los bancos. El martes último, las entidades perdieron en total colocaciones por 371 millones, cuando en la jornada anterior se había verificado un freno a la salida, lo que había provocado un cierto alivio entre los banqueros, que rápidamente se esfumó. La fuga en el breve lapso que va del 4 al 17 de este mes, disparada cuando tomó fuerza la versión de renuncia de Fernando de la Rúa, alcanzó a la friolera de 4247 millones, el 5,3 por ciento del total de depósitos. Para tener una idea de la magnitud de esta corrida vale una simple comparación: en el Tequila, cuyo saldo fue la desaparición de unos 100 bancos, las colocaciones disminuyeron un 18 por ciento en tres meses de crisis. Lo más preocupante de la actual es la velocidad de su inicio. Por ese motivo, el Central dispuso ayer liberar millonarios recursos a los bancos por dos vías: créditos contra garantías de títulos públicos, denominados en el mercado como pases, y flexibilizando normas de integración de los encajes, el dinero captado por las entidades que éstas deben inmovilizar.
Roque Maccarone, presidente del BC, parece que tiene el destino marcado. Nuevamente, como en el ‘95 con el Tequila, lo coloca en la tarea de bombero del sistema bancario. En esa oportunidad, desde la Secretaría de Finanzas, Bancos y Seguros, con Domingo Cavallo como ministro de Economía, tuvo que liderar el salvataje de entidades y convencer a Roque Fernández, por entonces titular del Central, de que había una crisis sistémica. Ahora, al frente del BC, con la experiencia del ‘95, salió rápidamente a auxiliar a las entidades sin esperar que la fuga ponga en aprietos a varias de ellas. En Economía ni quieren imaginar qué habría sucedido en el mercado si no hubiesen forzado la renuncia de Pedro Pou al comando del Central, ex funcionario que con su ortodoxia monetarista –dicen– se habría resistido a flexibilizar normas de asistencia a las entidades.
“En los últimos días se ha observado una caída en el nivel de depósitos de mayor importancia relativa respecto de la que cabe esperar por razones estacionales, alcanzando a las operaciones a plazo”, se precisó en los fundamentos de una resolución del Central que se conoció anoche, que libera recursos a los bancos. En concreto, el BC dispuso disminuir en forma transitoria los requerimientos mínimos diarios de encajes, al pasar del 75 al 60 por ciento los requisitos técnicos, el dinero que tienen en caja. O sea, que brinda mayor disponibilidad inmediata a los bancos, medida que favorece especialmente a los que poseen una extensa red de sucursales. Una pista para estimar hasta cuándo, por lo menos, Maccarone piensa que se habrá de normalizar la situación se encuentra en el plazo establecido de vigencia de esa medida: “Hasta el 30 de septiembre, dado que para ese entonces se estima que estarán superadas las necesidades coyunturales de liquidez”, se explica.
Hace poco más de una semana, el Central ya había tocado los requisitos de liquidez, al unificar las posiciones de julio y agosto, liberando así unos 1700 millones. Ahora, redujo el denominado encaje técnico. Más allá de esas normas monetarias, la fundamentación de esas medidas expresa con claridad la preocupación de Maccarone sobre la dinámica de la fuga de depósitos. En el punto uno de los considerandos de la Comunicación “A” 3302 distribuida ayer se señala: “Los requisitos mínimos de liquidez constituyen una reserva de las entidades financieras, para atender en tiempo y forma sus compromisos, en especial ante situaciones críticas de liquidez de carácter sistémico”. Traducido: los bancos tienen que apelar a sus reservas para hacer frente a sus compromisos, que no son otra cosa que los depósitos de los ahorristas, en una crisis que está viviendo el sistema. El otro socorro otorgado por el Central a las entidades se canalizó a través de préstamos (pases) que, a medida que no se detiene la fuga, va aumentando su monto global. Ayer se concretaron operaciones de asistencia por un total de 1914 millones, 140 más que en la jornada anterior. La urgencia de contar con esos recursos por parte de los bancos quedó en evidencia al pagar una tasa del 20 por ciento anual por las operaciones en pesos (544,4 millones), y el 11,5 por ciento por las pactadas en dólares (1369,6 millones). Semejante nivel de tasas de auxilio refleja la gravedad de la crisis. Y explica, además, las astronómicas tasas que ofrecen los bancos a sus clientes para retenerlos con sus depósitos. Según la encuesta diaria del Banco Central, cuyo saldo es un promedio, la tasa de plazos fijos en pesos se ubicó en el 30,7 por ciento, mientras que en dólares se definió en el 10,8.
La preocupación de Maccarone es comprensible: esta huida, si no se frena, puede terminar gatillando el escenario más temido: el default ante el colapso del sistema.

 

Datos de la crisis
El riesgo país cerró en 1618 puntos.
Las acciones bajaron 2,8 por ciento.
La tasa del call se pactó al 35 por ciento anual en pesos y al 25 por ciento en dólares.
Se suspendió la licitación de Letes del martes próximo.
La fuga de depósitos alcanzó a 4247 millones en el breve lapso que va del 4 al 17 de
   este mes
El Banco Central admitió que enfrenta una crisis sistémica.
Flexibilizó la integración de encajes y entregó pases por 1914 millones.
levó las tasas de referencia para plazos fijos comprendidos en el régimen de garantía de   depósitos: en pesos de 30 a 59 días subirá de 29 al 31,25 por ciento.

 

El riesgo país terminó en 1618 puntos

El riesgo país cerró en 1618 puntos. Las acciones bajaron 2,8 por ciento. Y los títulos públicos retrocedieron hasta 5,5 por ciento, en el caso de los Global 2027. Tendencia negativa en la evolución de las cotizaciones de activos bursátiles que se ha convertido en costumbre en estos días de profundización de la crisis. Caídas que reflejan que los inversores desconfían de Argentina. Por nada en particular; a esta altura no confían en nada que tenga un tufillo argentino. Un día dirán que es Alfonsín; otro que se va Cavallo; al siguiente que renuncia De la Rúa; después que el problema es el Congreso; y si en algún momento se quedaran sin excusas dirán que es por algo malo que no saben qué es pero que no les brinda tranquilidad para comprar papeles argentinos. Según el índicador del Mercado de Bonos Emergentes (EMBI+) de JP Morgan, trepó 80 puntos en relación al cierre anterior. En tanto, el volumen de operaciones fue escaso en el recinto, al transarse apenas 17,9 millones de pesos en acciones. En los que va del año, el MerVal retrocede 23,3 por ciento. El balance de la sesión arrojó 13 alzas y 23 caídas. En el circuito financiero, en tanto, fueron pocas las operaciones de “call money”. Las entidades habían operado anteayer a dos jornadas, en vista al paro de actividades dispuesto por las centrales sindicales. En las pocas transacciones se pactó una tasa del 35 por ciento anual en pesos a un día y al 25 por ciento en dólares. Ahora, los financistas esperan una rápida negociación por el ajuste en el Congreso Nacional y también el de la Provincia de Buenos Aires para que se tranquilice el mercado. Después, encontrarán otros motivos para estar nerviosos.

 

ANALISTA GABRIEL RUBINSTEIN
“El miedo es macro”

Por Julio Nudler

–¿Queda alguna esperanza? –le preguntó Página/12 a Gabriel Rubinstein, economista coordinador del Estudio Broda.
–Dentro de todo, el Déficit Cero mejoró las expectativas, pero con muchas dudas sobre la factibilidad política de cumplirlo. Esto se irá viendo día a día. Anteayer volvió el pesimismo.
–¿Con cuánta más recesión hay que contar?
–No es este programa el que agrava la recesión. Lo recesivo es el corte del financiamiento externo. En una situación así, o el Gobierno baja el gasto y deja de tomar crédito interno, o se le corta el crédito al sector privado. Esto no sería menos recesivo.
–¿Con el Déficit Cero volverá la financiación externa?
–No por ahora. Habrá que ver si el programa se mantiene, si las provincias cumplen, si las medidas tienen mejor respaldo legal, si el esquema se proyecta para el Presupuesto 2002... Plata fresca de afuera sólo vendrá cuando el Déficit Cero esté asumido por la sociedad.
–¿Podemos amanecer un día de éstos en cesación de pagos?
–Esto no sucederá, si sucede, porque el Gobierno de pronto no pueda financiarse. Si fuera por eso no podría haber problemas antes de fines del 2002. Pero el default puede sí ser gatillado por la fuga de capitales. Si se van mil millones por día, esto se cae. En algún momento el Gobierno tirará la toalla.
–¿Cómo lo haría?
–No lo sé. Podría haber una crisis de gabinete, renuncias. Alguien declararía que el país no puede pagar, y entonces se aceleraría la fuga de depósitos y reservas. Acá todo está entramado. Ni el default ni una devaluación podrían ser hechos aislados.
–¿Hay un solo camino hacia el Déficit Cero?
–Si el Gobierno fuese percibido como fuerte, no importaría reemplazar el corte a los jubilados por algún otro recurso. Pero como se lo ve débil, cualquier divergencia se convierte en un test sobre la fortaleza del Ejecutivo. No es un problema ideológico. Es una pulseada.
–Con fuga, ¿cuál es el horizonte?
–Si la gente se sigue llevando la plata de los bancos –sea que la guarde en una caja fuerte, en el colchón, o la mande a Uruguay o adonde sea–, vamos al colapso. Con la fuga no se puede convivir. Tal vez puedan caerse algunos bancos relativamente débiles, pero hoy el problema no son los bancos sino el riesgo país, el riesgo macro. La gente no desconfía del banco sino de la ley argentina.

 

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