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Los antiglobales no son la única pálida del G-8

Las tensiones transatlánticas
por el retiro norteamericano del Protocolo de Kyoto y la decisión de George W. Bush de impulsar el escudo antimisil son otras malas nuevas para la cumbre de hoy.

“La gente, no las ganancias”,
dice el cartel en Génova.
El resultado final puede ser:
ni la gente ni las ganancias.

Por Larry Elliot *
Desde Londres

La confrontación inminente entre los manifestantes antiglobalización y las fuerzas de seguridad en Génova será parecida a la profunda división existente entre los líderes de las naciones más ricas del mundo cuando se reúnan hoy para su cumbre anual. Las presiones ejercidas sobre los líderes para que entreguen algo más que un insulso comunicado surgió como resultado del número de manifestantes reunidos del otro lado del anillo de acero de Génova.
El G-8 sabe que la cumbre llega en un momento en que su legitimidad es cuestionada por sus oponentes, que lo acusan de estar formado por una elite irresponsable: sin embargo, el nivel de cooperación entre sus miembros es más débil que nunca en el pasado reciente. En lo que puede ser la agenda más problemática desde que el proceso de las cumbres comenzó entre los shocks petroleros de la década del ‘70, el G-8 se encontrará disintiendo sobre la vacilante economía mundial, el cambio climático, la defensa misilística y el comercio. Los desacuerdos transatlánticos dominarán los dos días de conversaciones, con Gerhard Schroder de Alemania y Jacques Chirac de Francia enojados con la decisión de George Bush de retirar el apoyo de Estados Unidos al protocolo de Kyoto, que apunta a disminuir las emisiones de gases que causan el efecto invernadero.
Se espera que Bush retruque criticando el fracaso de Europa para actuar como un motor para el crecimiento económico del mundo, después del fin de la expansión en Estados Unidos durante el último año. La Casa Blanca planea usar la reunión para explicar el nuevo plan de defensa antimisil de Bush a Vladimir Putin de Rusia, que sospecha que Estados Unidos tiene la intención de romper el tratado de misiles antibalísticos de 1972. Tony Blair va a apoyar la declaración de Estados Unidos que el mundo post- guerra fría requiere un nuevo enfoque. Las diferencias también persisten entre Washington y Bruselas sobre lo que debería estar en la agenda en una nueva ronda de las conversaciones sobre el libre comercio, que la Organización Mundial de Comercio espera lanzar en Doha, Qatar, más adelante este año. Los funcionarios dijeron ayer que la brecha entre los lados se estaba cerrando y expresaron la esperanza de que la cumbre brindara un impulso político para recomenzar las conversaciones que fracasaron en Seattle en diciembre de 1999.
Los líderes esperarán desactivar la oposición a la globalización al firmar un compromiso para un nuevo fondo de salud por 907 millones de dólares, que aumenta el alivio de la deuda ya ofrecido a los países más pobres del mundo al mejorar el cuidado médico y brindar un acceso más amplio a los fármacos. Pero los que hacen campaña por la deuda dijeron ayer que era prematuro que el G-8 se dedicara a temas tales como la salud y la educación cuando muchos países más pobres se enfrentan a problemas financieros como resultado de la caída de los precios de los productos, el aumento de los costos de energía y el lento crecimiento global. Jubilee Plus, el sucesor de Jubilee 2000, dijo que cada una de las 23 naciones que obtuvieron un alivio por la deuda bajo la iniciativa para los países pobres altamente endeudados (HIPC) hasta ahora, “pronto tendrán deudas insostenibles; estarán de vuelta en donde estaban antes que HIPC comenzara”. Funcionarios británicos dijeron que el alivio a la deuda había tenido un valor de 52.800 millones de dólares para aquellos países que habían pedido asistencia, y que tanto los fondos para la salud como una nueva ronda de comercio brindarían beneficios a los países en desarrollo.
Conscientes de que los manifestantes han puesto la mira en la brecha entre las naciones pobres y las ricas, un funcionario dijo: “El G-8 está trabajando en conjunto en la reducción de la pobreza. El objetivo recienteha sido el alivio a la deuda, que es muy importante. Este año estaremos esbozando una agenda más amplia para el crecimiento sostenible”.

 


 

MONITOREO EN MEDIO ORIENTE
Algo ya salió mal

Los principales países industrializados del mundo presionaron ayer a Israel para que aceptara una exigencia clave palestina de estacionar observadores en puntos estratégicos en Gaza y Cisjordania. Pero los cancilleres del G-8, que incluye a Estados Unidos, dijeron que esa fuerza sólo se estacionaría con el acuerdo de Israel y los palestinos, y luego de un período de calma. El gobierno israelí volvió a rechazar esta perspectiva; sin embargo, la causa palestina pudo avanzar algo (al menos argumentalmente, debido al atentado de un autodenominado “Comité de Seguridad de las Carreteras”, en que colonos judíos mataron a tres palestinos e hirieron a otros cuatro cerca de Hebrón).
El canciller israelí Shimon Peres, al explicar la objeción de su país, dijo: “El terror es clandestino, no se lo puede observar. Así que sólo pueden observar nuestra reacción”. Peres añadió: “No se puede observar a los terroristas suicidas preparando su trabajo. No se puede observar a un hombre armado usando una casa en Rafah para disparar desde ahí, pero se pueden observar las casas de los terroristas cuando son demolidas (por el ejército israelí) en Rafah”. Pero, detrás de la escena, la posición israelí se está suavizando ligeramente. Una fuente del gobierno dijo que tal fuerza era inaceptable “por el momento”, pero podría reconsiderarse si hubiera paz en el terreno.
La Autoridad Palestina felicitó la decisión del G-8. Nabil Shaath, el negociador palestino y especialista en asuntos extranjeros, dijo: “Desde el comienzo pedimos tener una tercera parte, pero Israel se negó. Pero parece que este pedido ahora es apoyado internacionalmente”. Los cancilleres del G-8, representando a Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Francia, Alemania, Japón, Canadá y Rusia, se reunían en Roma para preparar el terreno para la cumbre de hoy en Génova. Los ministros, en una declaración unánime, apoyaron una fuerza de monitoreo después de expresar su alarma ante los recientes sucesos en Medio Oriente. La violencia continuó a pesar del cese de fuego respaldado por Estados Unidos, con Israel desplegando más tropas en Cisjordania.
El canciller ruso, Igor Ivanov, dijo que los ministros, incluyendo al secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell, eran “una sola voz” en su apoyo a los observadores. La decisión del G-8 marca un cambio decisivo por parte de Estados Unidos, que se había opuesto totalmente al monitoreo. Washington llegó a vetar la propuesta cuando ésta se hizo en la ONU. La declaración conjunta de ayer de los cancilleres decía que teniendo en cuenta la continuación de la violencia, “observadores de una tercera parte, aceptados por ambas partes, servirían a sus intereses para implementar el informe Mitchell”. Estados Unidos ha estado tratando de lograr la paz en base a etapas establecidas en un informe por el ex senador de Estados Unidos, George Mitchell, y un cese de fuego negociado por George Tenet, jefe de la CIA, que ambas partes dijeron haber aceptado sin que hasta el momento haya disminuido la violencia.

 

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