Por Larry Elliot
*
Desde
Londres
La confrontación inminente
entre los manifestantes antiglobalización y las fuerzas de seguridad
en Génova será parecida a la profunda división existente
entre los líderes de las naciones más ricas del mundo cuando
se reúnan hoy para su cumbre anual. Las presiones ejercidas sobre
los líderes para que entreguen algo más que un insulso comunicado
surgió como resultado del número de manifestantes reunidos
del otro lado del anillo de acero de Génova.
El G-8 sabe que la cumbre llega en un momento en que su legitimidad es
cuestionada por sus oponentes, que lo acusan de estar formado por una
elite irresponsable: sin embargo, el nivel de cooperación entre
sus miembros es más débil que nunca en el pasado reciente.
En lo que puede ser la agenda más problemática desde que
el proceso de las cumbres comenzó entre los shocks petroleros de
la década del 70, el G-8 se encontrará disintiendo
sobre la vacilante economía mundial, el cambio climático,
la defensa misilística y el comercio. Los desacuerdos transatlánticos
dominarán los dos días de conversaciones, con Gerhard Schroder
de Alemania y Jacques Chirac de Francia enojados con la decisión
de George Bush de retirar el apoyo de Estados Unidos al protocolo de Kyoto,
que apunta a disminuir las emisiones de gases que causan el efecto invernadero.
Se espera que Bush retruque criticando el fracaso de Europa para actuar
como un motor para el crecimiento económico del mundo, después
del fin de la expansión en Estados Unidos durante el último
año. La Casa Blanca planea usar la reunión para explicar
el nuevo plan de defensa antimisil de Bush a Vladimir Putin de Rusia,
que sospecha que Estados Unidos tiene la intención de romper el
tratado de misiles antibalísticos de 1972. Tony Blair va a apoyar
la declaración de Estados Unidos que el mundo post- guerra fría
requiere un nuevo enfoque. Las diferencias también persisten entre
Washington y Bruselas sobre lo que debería estar en la agenda en
una nueva ronda de las conversaciones sobre el libre comercio, que la
Organización Mundial de Comercio espera lanzar en Doha, Qatar,
más adelante este año. Los funcionarios dijeron ayer que
la brecha entre los lados se estaba cerrando y expresaron la esperanza
de que la cumbre brindara un impulso político para recomenzar las
conversaciones que fracasaron en Seattle en diciembre de 1999.
Los líderes esperarán desactivar la oposición a la
globalización al firmar un compromiso para un nuevo fondo de salud
por 907 millones de dólares, que aumenta el alivio de la deuda
ya ofrecido a los países más pobres del mundo al mejorar
el cuidado médico y brindar un acceso más amplio a los fármacos.
Pero los que hacen campaña por la deuda dijeron ayer que era prematuro
que el G-8 se dedicara a temas tales como la salud y la educación
cuando muchos países más pobres se enfrentan a problemas
financieros como resultado de la caída de los precios de los productos,
el aumento de los costos de energía y el lento crecimiento global.
Jubilee Plus, el sucesor de Jubilee 2000, dijo que cada una de las 23
naciones que obtuvieron un alivio por la deuda bajo la iniciativa para
los países pobres altamente endeudados (HIPC) hasta ahora, pronto
tendrán deudas insostenibles; estarán de vuelta en donde
estaban antes que HIPC comenzara. Funcionarios británicos
dijeron que el alivio a la deuda había tenido un valor de 52.800
millones de dólares para aquellos países que habían
pedido asistencia, y que tanto los fondos para la salud como una nueva
ronda de comercio brindarían beneficios a los países en
desarrollo.
Conscientes de que los manifestantes han puesto la mira en la brecha entre
las naciones pobres y las ricas, un funcionario dijo: El G-8 está
trabajando en conjunto en la reducción de la pobreza. El objetivo
recienteha sido el alivio a la deuda, que es muy importante. Este año
estaremos esbozando una agenda más amplia para el crecimiento sostenible.
MONITOREO
EN MEDIO ORIENTE
Algo ya salió mal
Los principales países
industrializados del mundo presionaron ayer a Israel para que aceptara
una exigencia clave palestina de estacionar observadores en puntos estratégicos
en Gaza y Cisjordania. Pero los cancilleres del G-8, que incluye a Estados
Unidos, dijeron que esa fuerza sólo se estacionaría con
el acuerdo de Israel y los palestinos, y luego de un período de
calma. El gobierno israelí volvió a rechazar esta perspectiva;
sin embargo, la causa palestina pudo avanzar algo (al menos argumentalmente,
debido al atentado de un autodenominado Comité de Seguridad
de las Carreteras, en que colonos judíos mataron a tres palestinos
e hirieron a otros cuatro cerca de Hebrón).
El canciller israelí Shimon Peres, al explicar la objeción
de su país, dijo: El terror es clandestino, no se lo puede
observar. Así que sólo pueden observar nuestra reacción.
Peres añadió: No se puede observar a los terroristas
suicidas preparando su trabajo. No se puede observar a un hombre armado
usando una casa en Rafah para disparar desde ahí, pero se pueden
observar las casas de los terroristas cuando son demolidas (por el ejército
israelí) en Rafah. Pero, detrás de la escena, la posición
israelí se está suavizando ligeramente. Una fuente del gobierno
dijo que tal fuerza era inaceptable por el momento, pero podría
reconsiderarse si hubiera paz en el terreno.
La Autoridad Palestina felicitó la decisión del G-8. Nabil
Shaath, el negociador palestino y especialista en asuntos extranjeros,
dijo: Desde el comienzo pedimos tener una tercera parte, pero Israel
se negó. Pero parece que este pedido ahora es apoyado internacionalmente.
Los cancilleres del G-8, representando a Estados Unidos, Gran Bretaña,
Italia, Francia, Alemania, Japón, Canadá y Rusia, se reunían
en Roma para preparar el terreno para la cumbre de hoy en Génova.
Los ministros, en una declaración unánime, apoyaron una
fuerza de monitoreo después de expresar su alarma ante los recientes
sucesos en Medio Oriente. La violencia continuó a pesar del cese
de fuego respaldado por Estados Unidos, con Israel desplegando más
tropas en Cisjordania.
El canciller ruso, Igor Ivanov, dijo que los ministros, incluyendo al
secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell, eran una sola
voz en su apoyo a los observadores. La decisión del G-8 marca
un cambio decisivo por parte de Estados Unidos, que se había opuesto
totalmente al monitoreo. Washington llegó a vetar la propuesta
cuando ésta se hizo en la ONU. La declaración conjunta de
ayer de los cancilleres decía que teniendo en cuenta la continuación
de la violencia, observadores de una tercera parte, aceptados por
ambas partes, servirían a sus intereses para implementar el informe
Mitchell. Estados Unidos ha estado tratando de lograr la paz en
base a etapas establecidas en un informe por el ex senador de Estados
Unidos, George Mitchell, y un cese de fuego negociado por George Tenet,
jefe de la CIA, que ambas partes dijeron haber aceptado sin que hasta
el momento haya disminuido la violencia.
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