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ENTREVISTA A SIGOURNEY WEAVER, SEX SYMBOL A LOS 51
“Actuar siempre es seducir”

La actriz, que deslumbró en
un papel más que sugerente en �Las estafadores�, dice que en la vida real sólo una vez engañó, y por necesidad.

Problema: �Ni era menuda, ni rubia
ni tenía los ojos azules. Aun cuando
les gustara, siempre me decían: �Sos genial, pero ¿para qué papel servís?�.

Weaver dice que quería ser
periodista, porque ama la comunicación.
Se rumorea que por la quinta "Allien" le pagarían 25 millones de dólares.

Por Rocío Ayuso
Desde Los Angeles

Los años van dejando surcos en Sigourney Weaver. Serán 52 el próximo octubre, pero sólo se le notan en las manos porque en la pantalla esta actriz con talla de estrella y nombre de El gran Gatsby (el suyo era Susan) no tiene ningún aire de venirse abajo. Es la única capaz de plantarle cara al monstruo de la saga de Alien y la primera dispuesta de reírse de sí misma y del género de ciencia ficción con Galaxy Quest. Su último trabajo en el cine, estrenado a fines del mes pasado en la Argentina, Las estafadoras es un film de humor que la muestra ganándole una batalla de sensualidad a alguien tan joven y hermosa como Jennifer Love Hewitt. “Al único que tuve que engañar en mi vida ha sido a mi marido, al que se lo tuve que pedir varias veces. Él era tímido y yo, desafortunadamente, una estrella”, cuenta Weaver, que lleva casada 17 años con el director Jim Simpson, con quien tiene una hija, Charlotte, de 11, a la hora de aclarar que su papel en este film no tiene demasiada relación con su vida real. La actriz alguna vez fue definida como "la sex symbol de los hombres pensantes", pero eso parece minimizar su capacidad de seduccción.
–¿Se considera una seductora?
–Si he roto algún corazón, ha sido de grande porque me llevó muchos años lograr seguridad. Y me casé antes de poder utilizarla. Sin embargo, siempre tuve claro que actuar es seducir.
–¿Y en los engaños? ¿Alguna vez estafó a alguien?
–Una vez, y no por dinero. Fue después de que me echaran de un casting sin mirarme. Me indignó tanto que fui a casa, me rellené el corpiño, me puse una peluca y todo el maquillaje que pude. Esta vez me dejaron pasar y tenía el papel bordado cuando les dije: “Ven. Hace un momento ni querían recibirme”. Los engañé a todos pero el orgullo de haberlo hecho me costó el trabajo.
–¿Qué trabas le ponían en sus comienzos?
–Ni era menuda, ni rubia ni tenía los ojos azules. Aun cuando les gustara, siempre me decían: “Sos genial, pero ¿para qué papel servís? Sólo pensaban en mí como protagonista y yo me veía como secundaria. Me llevó cuatro años encontrar un agente y tuve que escribirle la siguiente carta: “Por favor, represéntame. Conseguiré trabajo, sólo necesito una oportunidad. Firmado: Sigourney (es un crimen que aún no esté trabajando) Weaver”.
–Alien lo cambió todo.
–Básicamente, todo el que se me acerca quiere saber algo de Alien aunque me acepten en otros papeles. Todavía siguen hablando de una quinta parte pero nada es cierto. Cuando me hablaron del rumor que corría, me eché a reír. ¿25 millones de dólares? Sería estupendo para una mujer que le pagaran algo así. Sólo espero que Julia Roberts lo consiga cuando tenga mi edad.
–Aun en comedias como Las estafadores sus papeles siguen siendo mujeres fuertes, que se las arreglan solas.
–A mí me gusta definirlas como mujeres aisladas, algo muy común. Conozco a tantas madres solteras, mujeres de carrera, incluso parte de una familia, que se las arreglan solas. Yo también soy un poco así, especialmente cuando era más joven.
–Otro ejemplo es El año que vivimos en peligro.
–Es interesante que finalmente se haya estrenado el film en Indonesia, aunque en una sola proyección en Yakarta. Desgraciadamente, la situación no cambió mucho allí pero el rodaje fue una experiencia estupenda. Me encantaría volver a trabajar con Mel Gibson aunque supongo que ahora soy muy vieja para él...
–¿Cómo se vive la edad en Hollywood?
–Mi modelo de actriz siempre fue Jessica Tandy, que siguió trabajando hasta los 85 años. Cuando no tengo trabajo me pongo nerviosa, como ahora, pero sigo buscando y espero que siga encontrando los papeles que tengo que hacer.
–¿Dónde encuentra la fascinación por la interpretación?
–La aventura de poder meterme en la vida de otra persona, alguien con agorafobia como en Copycat; rodeada de gorilas en la montaña, como en Gorilas en la niebla. Hubo un tiempo en que quise ser periodista, por la misma razón, por sacar a la luz la historia de alguien. Todo es comunicación, dar a conocer el mensaje porque para mí el arte, si quieres llamar arte al cine y a veces lo es, otras no, ilumina el corazón de la humanidad.

 

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