Por Cristian Alarcón
Ser enfermero en el pueblo
de Comallo, sobre la Línea Sur de Río Negro, allá
donde la temperatura con el último temporal llega a los 17 grados
bajo cero, es mucho más que saber curar una herida, cortar una
hemorragia o inyectar en la vena indicada la medicina correcta. Es saber
enfrentar la impiedad del invierno, en este caso el temporal de nieve
que mantiene a decenas de lugares como Comallo sin caminos de acceso,
y ya ocasionó la muerte de cuatro personas, el corte de las rutas
más importantes y el rescate de dos chicos que quedaron aislados
en un paraje de la cordillera de Chubut y de cuatro policías y
cinco bancarios que iban en un camión de caudales paralizado por
el viento y el hielo desde el miércoles en la desolada Ruta 12.
Ser enfermero significa, más allá de la Línea Sur,
avanzar sobre la nieve en una camioneta sin cadenas en las ruedas, a paso
de hombre, hasta que ya no se puede y luego, bajar, hundir las piernas
en el fango nevoso y llegar, luchando contra el viento furioso y la nevisca,
hasta rescatar a un niño que convulsiona por la fiebre, en un paraje
tan pobre y tan apartado que no hay allí un remedio común
para controlar la temperatura de un chico enfermo.
Hace unos 25 días que comenzaron las nevadas en la Patagonia, y
desde el martes que la fuerza del clima ha golpeado los lugares más
débiles y desprotegidos. Antes de ayer en Comallo, a unos doscientos
kilómetros al sureste de Bariloche, recibieron un pedido de auxilio
desde Anecón Grande, una reserva mapuche, donde sobreviven 20 familias,
a 70 kilómetros del pueblo, más al este. En la ambulancia
salieron con lo que llevaban puesto el chofer, el enfermero Daniel García
y la médica Graciela Peralta. Ese tipo de incursiones puede resultar
una aventura para quien no conoce la crudeza de la nieve, pero para los
que trabajan en los hospitales de los más remotos lugares es una
práctica cotidiana durante el invierno. Sucede que éste
está siendo especialmente cruel. Los lugareños no
recuerdan una nevada así desde el 84, dice Raúl
Hermosilla, el secretario de Economía del municipio a Página/12
y enumera los cortes de ruta hacia los tres lugares de salida del pueblo.
Daniel García ha vuelto ya a su casa, después de un largo
y agotador turno. La camioneta en la que se mueven alcanzó a llegar
a dos kilómetros de la casucha en la que una familia mapuche con
poca leña y comida, hacía conjuros para bajarle la fiebre
a un bebé de meses. Una gripe había avanzado hasta provocarle
convulsiones. Cuando la médica llegó a la casa, sólo
vestida con un jean y una campera, empapada, el niño convulsionaba
nuevamente. Lo atendieron, lo medicaron, y sin perder tiempo, con sus
padres cubiertos por ponchos, salieron caminando otra vez hacia la ambulancia.
Se ve todo absolutamente blanco y unas manchas negras allá
en las montañas, el piso es un fango de la nieve que se va derritiendo
y se hunden las piernas, cuesta avanzar contra el viento, le cuenta
García a este diario. Como el pueblo está en una cuenca
aluvional, el arroyo Comallo, que lo bordea, ha crecido hasta hacer peligrar
a los ranchos de la ribera. Varios ya cayeron. Ayer ya era de noche cuando
Alejandra Romero, una joven médica, salía junto a un enfermero
y un chofer hacia Mencué, un paraje 120 kilómetros al oeste,
también reserva mapuche.
Más al sur, en la provincia de Chubut, anoche había dos
grupos que también desde el miércoles permanecían
aislados. Uno era el variopinto equipo del banco móvil de Chubut.
Cinco empleados del banco provincial y cuatro custodios recorrían
como cada mes el interior repartiendo el dinero de los sueldos y el aguinaldo
de empleados estatales y jubilados. El camión blindado y un auto
de vigilancia quedaron atascados en la nieve sobre la ruta 12, un camino
de tierra que lleva al paraje de Cerro Cóndor, en el centro de
la provincia. Lejos de allí, cerca de la frontera con Río
Negro, quedaron atrapados por la tormenta tres técnicos argentinos
y uno norteamericano, que junto a un periodista de Radio Nacional de Ingeniero
Jacobaci iban a una inspección de las ya cerrada Mina Angela, un
lugar de donde se supo sacar uranio hasta el año pasado. Los
dos grupos pudieron llegar a cascos de estancia donde tienen abrigo y
comida. Serán rescatados mañana por un helicóptero
del Ejército, informó Martín Bussi, vocero
de la gobernación de Chubut.
El frío intenso hizo también lo suyo. Con una sensación
térmica de 15 grados bajo cero en Caleta Olivia, Santa Cruz, murieron
tres hombres: uno de frío, y dos hermanos por la inhalación
de dióxido de carbono, los tres habitantes de precarias casillas
en los barrios en que no hay gas ni electricidad. El propio gobernador
chubutense, José Luis Lizurume, informó ayer que en El Hoyo,
un paraje 170 kilómetros al sur de Bariloche, murió por
congelamiento un peón rural chileno. En cambio un final feliz tuvo
ayer en Corcovado el rescate en un helicóptero de Gendarmería
de Jorge y Eduardo Austin, dos hermanos de 12 y 15 años, que se
habían perdido en la nieve el martes, cuando fueron a buscar un
caballo entre las montañas, en los alrededores de Tecka, un pueblo
a cien kilómetros de Esquel, cerca de la frontera.
Todas las rutas cortadas
Ni un contingente de piqueteros hubiera alcanzado para cortar
tantas rutas como la nieve ha cortado en esta nevada de julio. Además
de los pueblos de Chubut aislados, ayer seguía interrumpido
el tránsito del paso internacional Cristo Redentor, que comunica
Mendoza con Santiago de Chile. 120 camiones permanecían anoche
esperando que las buenas condiciones de la mañana persistieran
lo suficiente como para despejar el camino. Pero el asunto se complicaba
por los dos aludes que también aislaron a otros 250 camiones
en Uspallata y a los habitantes de cinco pueblos, incluido los turistas
que paran en el complejo Los Penitentes. Anoche estudiaban usar
dinamita para poder mover las rocas y la nieve acumuladas en la
ruta.
Además de los cortes, ayer abundaron los evacuados. En El
Bolsón varias familias de los barrios más carenciados
debieron dejar sus casas cuando se derrumbaron los techos y no se
salvaron del temporal los habitantes de la ribera del Río
Negro, en el Alto Valle. Sucede que por las lluvias cordilleranas
los ríos Limay y Neuquén, que confluyen en el Negro,
hicieron subir el caudal de las aguas. Unas doscientas personas
debieron dejar sus hogares en Fernández Oro, General Roca
y Cervantes, y otras tantas en Choele Choel sufrían inundaciones.
La situación era compleja en los barrios más castigados
por la pobreza en Bariloche donde la secretaria de Acción
Social, Elsa Palomo, anunció ayer que el municipio repartiría
querosén para prevenir las muertes por congelamiento de los
que no tienen con qué abrigarse de una sensación térmica
de hasta veinte grados bajo cero. A eso se le sumaban ayer los accidentes
de tránsito que ocasiona el hielo y el cierre de las calles
más empinadas.
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El Etna vuelve a rugir
El volcán italiano Etna, el más grande de toda Europa,
entró en una nueva fase de actividad, con nuevas erupciones
y ríos de lava, a raíz de una fractura en la zona
de Montagnola una población ubicada sobre una de las
laderas del volcán, a 2700 metros sobre el nivel del mar.
Los expertos calificaron el fenómeno como anormal,
e indicaron que no se trata de un fenómeno aislado, sino
que todo el sistema se halla en movimiento. Ayer al
mediodía, una enorme corriente de lava llegó a las
inmediaciones de Nicolosi, un pueblo de 5000 habitantes. Aunque
el río de fuego se movía muy lentamente a razón
de 150 metros por hora, las autoridades locales ya planean
una evacuación. Ya nadie duerme en Nicolosi. Todos
rezan y hacen sus maletas, señalaron los periódicos
italianos.
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UN
COMIENZO CON MUCHO MOVIMIENTO
Largaron las vacaciones
El comienzo de las vacaciones
de invierno trajo un alivio para la crisis, por lo menos en lo que al
sector turístico se refiere: según informaron representantes
de las líneas aéreas Lapa, Southern Winds y Aerolíneas
Argentinas, la cantidad de pasajeros para los vuelos de cabotaje con destino
a distintas localidades del sur y centro del país aumentó
en forma considerable, al igual que las reservas realizadas en hoteles
y posadas de esas zonas.
Según los voceros de las distintas empresas que operan en el Aeroparque
Metropolitano Jorge Newbery, casi no quedan pasajes para las ciudades
de Bariloche, Calafate, Ushuaia, Iguazú, Córdoba y Mendoza.
Incluso AA tuvo un respiro, con la llegada de un gran número de
pasajeros, que la obligó a programar varios vuelos adicionales
hacia Río Gallegos. En tanto, fuentes de la Terminal Buenos Aires
(TEBA), ubicada en Retiro, indicaron que las empresas de micros agregaron
entre 400 y 450 coches a los 1500 que suelen operar en esta época
del año.
En la provincia de Córdoba se registraron aumentos de las reservas
de entre un 40 y un 50 por ciento, en relación a la temporada anterior,
por lo que la Cámara Hotelera cordobesa se mostró optimista
en cuanto a las vacaciones de invierno. Quienes no comparten la alegría
son los operadores turísticos de Mar del Plata, que recordaron
que la temporada anterior fue muy mala. Esta temporada
será igual o peor que la pasada, debido a la crisis económica,
manifestaron a integrantes de la Asociación de Hoteles de esa ciudad.
Por su parte, el Gobierno de la Ciudad ofrecerá programas gratuitos
o con precios accesibles para los chicos, que incluirán más
de doscientas artísticas y recreativas, desde el 21 de julio al
5 de agosto.
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