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“CUTTLAS”, UN DESEMBARCO NOTORIO EN LA TELE ARGENTINA
El superhéroe made in España

Los martes, jueves, sábados y domingos, la señal de cable Locomotion emite un programa con las andanzas del héroe del comic español.

“Cuttlas” tiene un dibujo minimal, pero guiones súper complejos.
Es el gran héroe de la historieta española de las últimas dos décadas.

Por Pablo Plotkin

”Ahhh, el bueno de Cuttlas...” La frase suele funcionar como un lacónico epílogo de la victoria, una especie de intento fallido por captar toda la grandeza del titán. Porque Cuttlas, el bueno de Cuttlas, es un superhéroe apto para todo género, capaz de enfrentar a un malón de pieles rojas en un desfiladero de Arizona, bucear por los mares y cargarse al peor de los predadores acuáticos, desmantelar un abyecto complot militar de los gobiernos más poderosos, triunfar en Hollywood, dar conferencias arqueológicas, explorar al espacio. El único precepto indestructible es la aventura, y embarcado en esa travesía permanente fue consagrándose como el gran héroe de la historieta española de las últimas dos décadas. Un hombre sin rostro, ni músculos, propenso a la arrogancia y al abuso de su pistola (un anacronismo en tiempos de hipercorrección política), dibujado con trazos de jardín de infantes y adherido a su sombrero como si fuera un legado anatómico de sus antecesores del lejano oeste.
El desembarco de “Cuttlas” en la televisión argentina (martes y jueves a las 15.30, sábados y domingos a las 17, por Locomotion) bien puede entenderse como un milagro. Y no porque se pretenda elevar al personaje a la categoría de santo sino porque en realidad murió dos veces. Primero fue en 1989, cuando se había radicado en el oeste de los Estados Unidos y las revistas españolas Makoki y El Víbora publicaban sus proezas. Entonces una emboscada –conspirada por su archienemigo Jack El Malvado y sus colegas de menor rango Kukusklán y los Indios Pielroja– lo sorprendió en el Desfiladero de la Muerte y Cuttlas cayó seis años después de su aparición pública en el fanzine zaragozano El Japo. Calpurnio Pisón había comenzado a bocetarlo en la escuela en 1972.
El minimalismo de la tira es sólo gráfico. Los guiones abrevan en la tradición de casi todos los géneros clásicos: el western, la comedia, el melodrama, el policial. Secundado por sus amigos Jim el Negro, la hermosa Mabel, el colgado Juan Bala, el guitarrista errante Neil (con su admirable versión de “Like a Hurricane”, de Neil Young), Jou el Cojo y el extraterrestre 37, Cuttlas fue construyéndose como una síntesis lineal de Indiana Jones, el Superagente 86, Philip Marlowe y Ziggy Stardust. Héroe absoluto, pero propenso a ciertas debilidades, Cuttlas derrite a las mujeres, exprime a los guardianes del orden y consigue el respetuoso odio de los malos. Entretanto, se hace tiempo para cultivar el fanatismo por Kraftwerk, banda alemana que contó mejor que nadie la simbiosis hombre-máquina en la música moderna.
Luego de su primera muerte en el lejano oeste, Calpurnio retira a Cuttlas de la gráfica durante cinco años. En 1990 y 1991 produce dos cortos –El bueno de Cuttlas y Con cien cañones por banda– y en 1994 lo regresa a la tinta china a través de las páginas de El País de las Tentaciones. Pero entonces Cuttlas ya no es el John Wayne sardónico de los viejos tiempos: ahora es una talentosa celebridad de Hollywood que un mal día fracasa bajo el peso de una confabulación. Pierde todo: mansión, mayordomo, amada. Pasa una temporada durmiendo en el banco de un parque, pero se lo toma con filosofía: “Tengo un café y un cigarro. Un hombre no necesita más”. Tentaciones publica durante un año las meditaciones y aventuras introspectivas del Cuttlas marginal. Hasta que el extraterrestre 37 se cruza en su camino y lo arrastra en un viaje cósmico que terminará en la segunda muerte del héroe: en 1996, la sonda Galileo a la que va montado se estrella contra Júpiter y entonces la Tierra llora su segundo entierro. Pero la cosa no acabaría ahí.
En 1998, un grupo de científicos norteamericanos consigue reconstruir el ADN de Cuttlas a partir de un pelo encontrado en su sombrero, revive en las páginas de Tentaciones y se proyecta al nuevo siglo como estrella televisiva. Astuto, talentoso, un poco engreído, Cuttlas parece la especie intermedia entre el héroe colectivo de Oesterheld y la omnipotenciaindividual de Superman. Un tipo invencible que murió un par de veces. Le puede pasar a cualquiera.

 

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