Por Horacio Bernades
Parecería haber una
suerte de acuerdo tácito entre el cine de acción y el video,
consecuencia de ciertas pautas de consumo que relegan esa clase de productos
al mercado casero. Todos los meses se editan novedades en ese rubro, pero
éstas suelen parecerse a la comida-basura, para deglutir y tirar.
Sin embargo, el espectador avisado sabe que conviene prestar atención
a algunas de ellas. El método para saber a cuáles es muy
sencillo: si los actores tienen los ojos rasgados y los realizadores nombres
asiáticos difícilmente pronunciables, bien vale gastar los
tres pesos del alquiler. En el peor de los casos, las piruetas de los
dobles de riesgo van a justificar cada centavo invertido. Y si hay suerte,
aparecerán verdaderas perlas en el fango.
Es el caso de dos títulos que, en rara coincidencia, se editan
por estos días, al mismo tiempo. Uno de ellos se llama Replicante,
actúa el belga Jean-Claude Van Damme, dirige Ringo Lam y edita
el sello SBP. El otro es Contra la corriente, lo lanza LK-Tel y no tiene
actores conocidos por aquí. Pero quien sepa algo sobre cine asiático
no podrá dejar de pegar un respingo cuando vea que se trata de
Time and Tide, lo más nuevo del venerado Tsui Hark. Ambos son de
producción reciente. Replicant ni siquiera se estrenó todavía
en Estados Unidos, mientras que Time and Tide acaba de hacerlo, con críticas
sumamente elogiosas. Lo que importa aquí es el nombre de los realizadores.
Ringo Lam es el mismo que dirigió, hacia fines de los años
80, City on Fire, la película que encandiló al inefable
Quentin Tarantino. Hasta el punto de que no pudo resistir la tentación
de tomarle prestada la idea central para Perros de la calle.
Tsui Hark, por su parte, es uno de los nombres esenciales detrás
de la explosión internacional del cine de Hong Kong. Entre otras
cosas, fue quien lanzó al hoy célebre John Woo, así
como a la superestrella de artes marciales Jet Li. Tanto Lam como Hark
fueron llevados a Hollywood en años recientes, como parte del megaproyecto
de revitalizar el alicaído cine de acción de la Meca con
el aporte de grandes talentos asiáticos, que empezó con
Jackie Chan y John Woo y siguió con el mencionado Jet Li y, más
recientemente, el supergalán Chow Yun Fat, protagonista de El tigre
y el dragón. Ni uno ni otro pudieron por el momento mostrar todo
lo suyo en América, tierra demasiado conservadora para dar cauce
al desenfreno creativo que caracteriza al cine asiático.
Nueva reunión de Ringo Lam con Van Damme luego de la convencional
Máximo riesgo, Replicante es un thriller que respeta obedientemente
los códigos de la subespecie asesino serial, con el
forzudo belga dando cuenta de madres solteras, en venganza ante ciertos
abusos sufridos en su infancia. La película no va más allá
de las rutinas del caso, aunque coquetea con lo descabellado a partir
del momento en que una agencia gubernamental diseña al clon del
título (el propio Van Damme, en doble papel), como modo de darle
caza al Van Damme malo. Lamentablemente, Lam parece más tímido
que John Woo y no se anima (o no tiene el poder suficiente para hacerlo)
al encantador despiporre producido por éste, a partir de una temática
vecina, en la demencial Contracara.
Lo de Tsui Hark es otra cosa. El hombre tampoco había podido mostrar
lo suyo en sus dos globos de ensayos hollywoodenses, La colonia y Golpe
fulminante (ésta también con Van Damme, que tiene predilección
por los asiáticos). Time and Tide es su película de regreso
a Hong Kong, producida por la división asiática de Columbia
Pictures. Absolutamente en control de la situación, Hark consuma,
en Contra la corriente, una película que dejará perplejo
al más pintado. Famoso por filmar a mil por hora, las mejores películas
de Hark se caracterizan por una hiperkinesis acumulativa en la que la
forma cinematográfica se ve sometida a la más extrema de
las manipulaciones, incluyendo una buena cantidad de travellings imposibles.
Todo, a velocidades siderales. Hecha con un placer desbordante, enpermanente
estado de furor creativo y desplegando una dinámica cinematográfica
mil veces más veloz que el ojo humano, Contra la corriente es un
Hark pleno y feliz. Una experiencia única, sin duda.
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