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VIQUEIRA PIDE A STORNELLI QUE INVESTIGUE LA EXPLOSION DEL ARSENAL
Río 3º, la otra clave del caso de las armas

El secretario de Trabajo y ex diputado presentó un pedido para que se determine si el incendio en la fábrica de armas no fue intencional, parte de la destrucción de pruebas.



El escrito de Viqueira recuenta las muchas irregularidades que rodearon la investigación de la explosión en la fábrica militar.
Hay pericias desechadas sin mayor justificación, testimonios desatendidos y contradicciones entre expertos y militares.

Por Eduardo Tagliaferro 

No faltan quienes, haciendo un paralelismo entre la detención de Al Capone y la de Carlos Menem, sugieren que éste está preso por un tema menor al lado de los terribles que presumen sucedieron durante su gobierno. Estos analistas suelen dejar de lado, por desconocimiento o por omisión intencionada, la catástrofe que significó la explosión de la fábrica militar de Río Tercero, con su secuela de siete muertos y 300 heridos. Antes de que la feria judicial paralice los tribunales federales porteños, el actual secretario de Trabajo, Horacio Viqueira, que durante su mandato como diputado nacional investigó detalladamente la trama de la venta ilegal de armas, presentó un escrito en el que en coincidencia con lo definido por el fiscal Carlos Stornelli considera que la explosión formó parte de los hechos cometidos por la asociación ilícita que realizó la maniobra. Para Viqueira existe una conexidad entre ambas causas y de esta manera fortaleció el pedido de Stornelli para que el tribunal cordobés se inhiba de seguir con la instrucción judicial.
En una rigurosa presentación, Viqueira repasa las anormalidades que rodearon a la explosión y también los dudosos equívocos de la investigación llevada adelante por el juez de Río Cuarto, Luis Martínez. El frepasista da cuenta en su escrito de quienes fueron las primeras personas que sostuvieron que se trataba de un atentado. En este punto cita las fojas del expediente cordobés en el que están las declaraciones del ex operario de la fábrica militar, Omar Gaviglio y el trabajo de su perito Alfredo Hraste. También menciona los dichos del ex titular de la planta el coronel Jorge Cornejo Torino,quien afirmó que �alguien hizo algo para que el fuego se iniciara, es decir que las explosiones fueron intencionales�. Algo parecido señaló el teniente coronel Quiroga quien ese día estuvo a cargo de la fábrica, ya que su titular estaba en Buenos Aires.
La pericia del ingeniero Alfredo Hraste, es una de las piezas claves en las investigaciones que pretenden esclarecer el origen y los probables motivos de la explosión. En la causa cordobesa actuó como perito de parte de Gaviglio, quien en la causa que en Comodoro Py instruye Jorge Urso acreditó que en la planta cordobesa se limaban los escudos argentinos y los números de las piezas que eran enviadas a Croacia, a la vez que se pretendía clonar los cañones italianos Oto Melara que habían sido embarcados en los buques de la empresa Croatia�s Line. 
Hraste definió en su informe, y Viqueira lo recordó en su escrito, que era muy importante tener en cuenta los dos hoyos similares que la explosión había dejado en el lugar donde se inició la voladura. El peritaje también explicaba que el radio de la onda expansiva había sido orientado hacia un lateral definido. Las conclusiones de Hraste llegaron luego de un estudio científico del comportamiento del trotyl y la imposibilidad de que éste estallara por el efecto de una colilla de cigarrillo o mediante el fuego. Sin embargo y a pesar de que el trabajo de Hraste fue acompañado por videos que demostraban que el trotyl no detonaba con la acción del fuego, el juez Martínez desestimó su trabajo, y así lo recuerda Viqueira, porque �otros peritos no coincidieron en el análisis�. La presentación que el actual secretario de Trabajo entregó el pasado jueves frente al fiscal Stornelli, precisa que el magistrado cordobés �no tomó con debida profundidad la circunstancia de que ninguno de los peritos pudo acreditar científicamente que el fuego se originara por la hipótesis de colilla de cigarrillo, chispa del sampimóvil, rozamiento o efecto lupa�. 
El trabajo en el que se fundamenta la conexidad entre ambas investigaciones, también resalta que peritajes contables oficiales, llevados adelante por el estudio contable Saleme, de Río Cuarto, �acreditó un faltante importantísimo e injustificado de munición de artillería,luego de examinar los inventarios y registros de la Fábrica Militar de Río Tercero y de la Dirección General de Fabricaciones Militares� en la sede de la calle Dorrego de la Ciudad de Buenos Aires. Otra pericia volumétrica comprobó que �en algunos lugares indicados como depósitos no cabían todos los elementos que se informaba como existentes en la misma al momento de las explosiones�. La conclusión de esta pericia, cae de maduro, es que se intentó justificar el faltante del material ya vendido a Croacia y Ecuador.
Cuando los números del material declarado y el periciado no cerraban el Comandante de Gendarme Farré, que ofició de perito para el juzgado cordobés, ensayó una definición temeraria que sin embargo fue inscripta en el expediente: �Las (piezas) que faltan habrán explotado o deben encontrarse diseminadas en Río Tercero�.
Viqueira recuerda que en las fojas 6829, �se determinó que desde el inicio de la llama en el interior del primer tambor que observó el personal que estaba en el lugar, hasta que se retiraron porque el mismo era incontrolable, transcurrió aproximadamente el brevísimo lapso de un minuto diez segundos con 89 décimas de segundo�. La reconstrucción de los hechos nunca repitió esa velocidad de expansión del fuego. La conclusión aparece obvia, aunque no para el juez Martínez: pudo haber habido material ígneo que facilitó propagación del fuego.
En el expediente cordobés también figura que en el centro de Río Tercero se vendía gran cantidad de munición como �souvenirs� turísticos. Para Viqueira el hecho �pretendía inducir erróneamente a la Justicia, minimizando los faltantes a efectos de debilitar la hipótesis del hecho intencional tendiente a cubrir las ventas ilegales de municiones�.
La presencia en Río Tercero, a las dos horas de la explosión, de personal y vehículos de la SIDE, es otro de los elementos polémicos que hay en la causa de Martínez que no fueron profundamente investigados. En este punto, Viqueira recuerda la testimonial del teniente coronel Daniel Morelli, quien reconoció la presencia de los espías. Incluso admitió que el teniente coronel Maldonado, destinado al destacamento de Inteligencia 141 de Córdoba capital, se encontraba en lugar y le señaló quiénes eran. Morelli dijo en sede judicial, que luego de este diálogo �que tiempo después fue desmentido por Maldonado en un careo� le llamó la atención la camioneta que transportaba a los hombres de la SIDE ya que era la misma que había visto en un allanamiento del Juez Juan José Galeano en Campo de Mayo en búsqueda de explosivos que se hubieran utilizado en el atentado de la AMIA.
Viqueira recuerda en su presentación, que curiosamente el teniente coronel Maldonado, el que se desdijo en el careo judicial, está siendo investigado por la jueza cordobesa Garzón de Lascano, en la causa que pretende esclarecer la participación de personal militar en actividades de espionaje. También fue llamativo para el ex legislador, que cuando debía contestar los oficios que desde Comodoro Py remitía Urso, el coronel Carlos Franke los respondiera diciendo que las diferencias contables podrían deberse a �la pérdida o destrucción de documentos auxiliares de control�. Incluso los militares de la planta afirmaron que, a pesar de que estaba lejos del lugar de la explosión, se extravió el estrátegico libro de ingreso a la fábrica militar. Precisamente allí estaban asentadas la numerosas salidas de los camiones con los containers que llevaban en su costado la inscripción de la empresa naviera Croatias Line. Containers que durante días atormentaron con su tránsito nocturno a los vecinos del barrio El Libertador, contiguo a la planta militar. 
Estos aspectos como el ocultamiento de pruebas realizado por personal de inteligencia y militar, ajenos a la fábrica y que respondían a las órdenes del general Juan Carlos Andreoli, fallecido en la caída del helicóptero que lo trasladaba junto a militares peruanos en el campo de Polo dePalermo, no fueron valorados por Martínez. Para Viqueira estos hechos están íntimamente ligados a las investigaciones de Urso y por eso concluye en que existe una conexidad entre ambas causas. Ahora la palabra la tiene el juez federal porteño, que luego de la feria judicial debe decidir si también considera que la explosión de Río Tercero fue un hecho más de los cometidos por la banda que vendió ilegalmente las armas a Croacia y Ecuador.

Los peritajes no explican la velocidad del fuego.
No se tuvo en cuenta la posibilidad de atentado.

 

 

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