Abdurrahman Wahid, religioso musulmán casi ciego, lee las medidas para frenar su destitución.
Los convoyes militares deberían detener la caída del presidente, pero la acelerarán.
Hace apenas dos años, la mayor nación islámica del mundo elegía presidente en sus primeras elecciones democráticas. Hoy el elegido de este país de más de doscientos millones de habitantes trata de evitar su destitución con un fujimorazo que poco a poco fue demostrándose predestinado al fracaso. En un último intento por conservar el poder, Abdurrahman Wahid decretó en la noche del domingo la �suspensión� del Parlamento. Wahid pidió a militares y policías que ejecutaran el decreto presidencial de suspensión de las dos Cámaras del Parlamento y les ordenó que no dejen celebrar una sesión especial de la Asamblea Consultiva del Pueblo (Cámara alta del Parlamento) de hoy. Pero varios dirigentes se negaron a acatar el decreto presidencial. Y, desatendiendo cualquier suspensión, el Parlamento abrió hoy la sesión cuyo único fin es destituir al presidente.
El ministro de Seguridad, Agum Gumelar, y el secretario del gabinete presidencial, Markuzi Darusman, presentaron su dimisión. Y el jefe de policía de Yakarta ordenó a sus hombres desobedecer el decreto de Wahid, según informaron medios indonesios. �Protejan la sesión especial (de destitución)�, dijo por radio a sus tropas el jefe de policía de Yakarta, general Sofyan Jacoeb. El presidente de la Asamblea, el intelectual islámico moderado Amien Rais �antiguo aliado de Wahid�, anunció que la Cámara mantenía la sesión destinada a destituir al jefe de Estado y la adelantaba una hora.
El presidente de la Cámara baja del Parlamento indonesio, Akbar Tanjung, también rechazó el decreto. Además, pidió al Parlamento que lleve a cabo el proceso de destitución de Wahid y designe en su lugar a la vicepresidenta Megawati Sukarnoputri, quien, según uno de sus asesores, calificó la �suspensión� del Parlamento de ilegal. La Asamblea Consultiva del Pueblo, Cámara alta y máxima instancia legislativa, había instado el sábado al presidente a comparecer ante esa cámara el lunes para rendir cuentas de sus 21 meses de gestión y se disponía a abrir el proceso de destitución del jefe de Estado, al que acusa de incompetencia y de implicación en dos casos de corrupción.
Las medidas anunciadas por Wahid eran �suspender la Asamblea Consultiva del Pueblo y la Cámara baja del Parlamento� y �devolver la soberanía al pueblo con la convocatoria de elecciones en un año�, dijo Wahid en su mensaje. Según varios analistas, Wahid utilizó la palabra �suspender� en lugar de �disolver� el Parlamento, porque sólo una emergencia podía permitirle la disolución de la asamblea. Wahid dijo que actuaba de ese modo para �salvaguardar el movimiento de reforma de los obstáculos colocados por el (partido del ex dictador Suharto) Nuevo Orden�. El presidente también aseguró haber �suspendido� el partido de oposición Golkar, mientras se aguarda una decisión de la Corte Suprema que actualmente analiza un pedido de disolución de esa formación. El Nuevo Orden fue establecido por ex presidente Suharto con el Yakartazo que puso fin de hecho a la presidencia del populista Sukarno. Ahora, en Indonesia, sirve como referencia a todas aquellas personas y prácticas que caracterizaron la era de la dictadura (1967-1998). El Golkar es una de las refundaciones del Nuevo Orden, y el partido que más ha presionado para destituir a Wahid.
Varios centenares de soldados protegen el palacio presidencial y el Parlamento, y un número similar controlan los puntos claves de la capital. Ayer una pequeña manifestación respaldó a Wahid en Java Central. La cuestión en Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo y cuya integridad es vital para el sudeste asiático, es saber quién vencerá entre el poder Legislativo y el Ejecutivo, y cómo saldrá el país de la batalla.
Aunque Wahid tenga en su contra a los cuerpos de seguridad y la mayoría de los partidos políticos, aún dispone del favor de Nahdlatul Ulama, la principal organización islámica del país con unos cuarenta millones de afiliados.
Claves
El presidente indonesio, el clérigo musulmán Abdurrahman Wahid, anunció ayer la suspensión del Parlamento y amplios poderes al ejército y la policía.
Era la víspera de una sesión parlamentaria que hoy lunes debía decidir la sustitución del presidente, el primero elegido democráticamente en Indonesia en octubre de 1999 tras tres décadas de dictadura de Suharto.
Las fuerzas del orden se mostraban hoy renuentes a obedecer las órdenes de Wahid, mientras que el Parlamento se reunió hoy de todas formas para destituir al presidente y entregar el poder a su vice, Megawati Sukarnoputri, hija del célebre líder tercermundista Sukarno. |
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