Libération
Después de Seattle, las eminencias reunidas en cualquier cónclave están en posición de inferioridad comunicacional frente a quienes los desafían. Un grupo de hombres de entre cincuenta y sesenta años, vestidos de traje y corbata alrededor de un micrófono, es una imagen muy pálida frente a una multitud abigarrada y revoltosa. Les hará falta asumir el hecho de estar simbólicamente del lado de quienes disparan. Luego de la muerte de Giuliani, siguieron con sus conferencias de prensa como si nada hubiera pasado, como si no supieran que el ruido de sus palabras iría a perderse más rápidamente que de costumbre en la confusión y la indiferencia. Pero uno puede preguntarse si este tipo de cumbres fastuosas no están definitivamente condenadas a desaparecer.
(Gérard Dupuy)

The Times
Hay una nueva ola antinorteamericana, y los manifestantes en Génova hicieron un buen uso de ella. No estamos hablando del tipo de manifestaciones de hace 30 años, con grandes marchas y quema de banderas. Esta nueva ola lleva adosada, a veces, una admiración por Estados Unidos, un gusto por su comida y sus películas y el deseo de ir a la universidad o de trabajar allí. Pero hay un mantra, que de pronto y sorpresivamente se expandió por Europa continental, de que la sociedad de consumo norteamericana, la obsesión por la pena de muerte y la capacidad de penetración de su cultura hacen de Estados Unidos algo aversivo (...) Pero las cuestiones que discute la cumbre del G-8, Estados Unidos no es el problema, sino gran parte de la solución.
(Bronwen Maddox)

Il manifesto
El mundo es hermoso tal como es, lástima que haya algunos �inconvenientes� (así es como Silvio Berlusconi definió a la pobreza). El joven muerto en Génova a quemarropa es sólo otro inconveniente en el camino magnífico que nosotros los ricos les señalamos generosamente al resto del mundo. A él, tan joven, tan enfurecido, ese camino, acaso, no le gustaba. Evidentemente, no tenía que decirlo, si quería evitarse el tiro en la cara. Fue el primer muerto del movimiento antiglobalización, esperemos que sea el último, aunque no podemos poner la mano en el fuego. Fue muerto en una Italia de policías a las órdenes de la derecha, apenas llegada al gobierno y deseosa de hacerse notar. Lo consiguió.
(Riccardo Barenghi)

O Globo
En las oficinas del Planalto, se refieren a Jader como a un pez muerto. Cuando el pescado había sido agarrado y no tenía olor, era posible poner cara de nada y fingir que el gobierno no tiene nada que ver con el asunto. Para Fernando Henrique Cardoso y compañía, es una pésima noticia que el pez haya comenzado a pudrirse ahora, faltando poco más de un mes para la convención del Partido del Movimiento Democrático Brasileño en el gobierno, que va a optar entre la línea oficialista e Itamar Franco. Jader amenazará con apoyar a Franco y no quedará satisfecho con la neutralidad del presidente. Va a querer ayuda, y una ayuda muy concreta: del Congreso, de la Policía Federal, del Banco Central y de la Procuraduría de la República.
(Helena Chagas)

Jornal do Brasil
El caso del senador Jader Barbalho es el de un barco que naufragó y está arrumbado en la orilla. Está solo, rigurosamente solo, sin ningún aliado. Uno a uno, en fila, se escapan mansamente. Esta semana, engrosó la lista que ofrece otro de los melancólicos espectáculos de las flaquezas humanas (...) Jader sabe que lo que le espera es la inevitabilidad de los procesos en su contra, la caída del silencio bancario, fiscal y telefónico respecto de su caso, la marcha inexorable hacia la casación de su mandato. Si le queda un poco de juicio, Jader Barbalho renunciará a la presidencia del Senado. Duda si renunciará también a su mandato como senador. Entregando los anillos, tal vez salve los dedos.
(Villas-Boas Correa)

O Estado de Sao Paulo
En la historia de los grandes escándalos que envuelven a los hombres públicos en este país, que casi siempre se transforman en novelas interminables, nunca se llegó a un desenlace tan cristalino como el de Barbalho cuando se conoció el informe del Banco Central en su contra (...) Ahora, Jader Barbalho tiene que apartarse de la presidencia del Senado. Ahora es imperativo que en su estado, Pará, se retome el proceso, dolorosamente escamoteado, contra Barbalho. Lo que exigen la opinión pública brasileña, la honra del Congreso y los pares de Barbalho es que la licencia solicitada se transforme en la retirada definitiva de Jader no sólo de la presidencia del Senado, sino del escenario político nacional.
(Editorial)

Haaretz
El peligro de una guerra en Medio Oriente crece en la medida en que la Autoridad Palestina persiste con su actividad terrorista. La perspectiva es preocupante, y no sólo para Israel. Bush está preocupado por el petróleo, y Egipto y Jordania son conscientes de que Arafat está jugando con fósforos cuando la paja seca, fácilmente inflamable, se apila en sus espaldas (...) Todo el apoyo de Estados Unidos a Israel se desvanecerá en el aire si Israel va a una guerra contra la Autoridad Palestina (...) En este punto, la inteligencia de Israel consiste no en una solución militar, sino de aguantar los ataques y contenerse. Porque todo el mundo sabe cómo comenzar una guerra, pero nadie sabe cómo terminarla. 
(Yoel Marcus)

The Jerusalem Post
No es sorprendente que la Autoridad Palestina haya usado rápidamente el asesinato de los tres palestinos para anotarse puntos en su propaganda contra Israel (...) Pero la respuesta de todo el gobierno israelí condenando este crimen demuestra que no hay ninguna necesidad de observadores internacionales en la región, por lo que Sharon está en lo correcto cuando rechaza la propuesta en este sentido que hizo el G-8. Si las naciones del mundo están realmente preocupadas por el derramamiento de sangre en Medio Oriente, deberían estar mejor asesoradas para presionar a Arafat, el responsable del colapso del proceso de paz. A pesar del crimen del jueves, la carga de la culpa sigue estando del lado de Arafat.
(Editorial)

The Washington Post
Frente a la deteriorada situación en Medio Oriente, la Administración Bush está sin saber qué hacer (...) Los funcionarios de la Administración siguen diciendo que Estados Unidos no puede imponer un cese del fuego entre árabes e israelíes si las partes no lo quieren. Puede que sea verdad, pero si el gobierno de Bush deja que palestinos e israelíes se arreglen solos, la situación empeorará. Presionado por Europa, la administración abrazó con cautela la idea de enviar una fuerza de observadores internacionales como solución de compromiso. Esta idea ha sido ampliamente resistida por Israel. Pero teniendo en cuenta las circunstancias actuales, vale la pena intentarlo.
(Editorial)