Por Patricia Chaina
Etimológicamente, la palabra �desayuno� refiere al primer conocimiento de las cosas. Ese es el sentido que el productor Eduardo Metzger le otorga al título del programa que bajo la conducción de Víctor Hugo Morales vuelve a la pantalla de Canal 7, de lunes a viernes de 7 a 10. La intención es clara: �Aportar información en un programa de servicios, que funciona como primera aproximación a los temas del día�, explica el periodista uruguayo a
Página/12, antes de detallar los cambios del programa que recupera �la mañana� para la televisión de aire. Un espacio que quedó en punto muerto desde que el ciclo concluyó su temporada 2000.
Su regreso apuesta a darle un tono coloquial a la información, a través de la figura de Andrea Campbell. La inclusión de la actriz, también conductora de ciclos de entretenimiento, rememora la dupla que hizo Víctor Hugo con Teté Coustarot, por Canal 13. La idea del programa es seducir, a través de renovadas herramientas de producción (como las cámaras desde los helicópteros de la Policía Federal), al público captado por la variada oferta radial y de la TV por cable.
�La estructura del programa es esencialmente la misma �señala Víctor Hugo� porque hacemos un programa que pretende ser más que un reporte de noticias. Somos cuidadosos porque toda la información está, por supuesto, pero tenemos en cuenta que a esa hora, la gente quiere saber, en principio, qué es lo que pasa, cómo está el día, cuál es el pronóstico, cómo están los accesos a la ciudad. Lo que la gente quiere a la mañana son servicios, que le digan a qué atenerse para el resto del día�.
�¿Se mantiene el staff de la temporada anterior?
�Sí, en los rubros importantes. Machacamos mucho con lo que es el estado del tiempo, el pronóstico, y para eso tenemos a una especialista como Gabriela Andrietti, con la que el año pasado tuvimos un 90 por ciento de aciertos. Para cubrir los accesos a la ciudad nos da una gran mano el helicóptero de la Policía Federal. Y naturalmente toda la información con columnistas políticos como José Ignacio López.
�Más allá del servicio, ¿por qué lo califica como algo más que un programa de noticias?
�Es una pretensión pero también un logro si uno piensa en el tipo de invitados. Nos manejamos con gran margen de independencia. Los martes está Eduardo Duhalde, los jueves Raúl Alfonsín. Conseguimos equilibrio. Sería muy difícil para el gobierno decir que es un programa de oposición, como para la oposición decir que es un programa oficialista. En eso soy tan responsable como Eduardo (Metzger) ya que me considero una especie de electrón libre en el mundo de los medios. Puedo mantener mi propia lectura sobre los acontecimientos y es un plus con el que suponemos que el programa gana. Este año tenemos además a Andrea (Campbell), que ablanda un poco este mundo tan jorobado de las noticias. A veces el programa por más que uno busque equilibrio, puede ser una sucesión de noticias no agradables, y uno se va tensionando. Con esta chica conseguimos un toque más cordial, aún cuando hablamos de la información dura de cada día.
�Conociendo el estado de precariedad con el que se maneja actualmente el canal, ¿cómo resuelven situaciones como la producción de exteriores?
�Mantenemos las notas en vivo a través de algo que usamos el año pasado: el videoteléfono. Eso permite, sin tener la calidad de imagen de TV, que el espectador aprecie los gestos y la situación real de las personas que hablan desde sus despachos o sus casas. Es distinto a una nota grabada, y distinto al mero uso del teléfono en la radio. También me parece un hallazgo la cámara desde los helicópteros, la concreción de una fantasía sobre los programas matutinos. Se puede ver, realmente, lo que son los accesos a Buenos Aires en horas picos de riesgo y detectar por ejemplo, accidentes. Además dan otro punto de vista, muy lindo para aquel que no conoce la capital, y muy original para los que la conocemos.
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