Bochado
Por
Antonio Dal Masetto
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Esta
mañana me despierto y me digo: basta de protestas inútiles,
hay un tremendo vacío en la conducción política,
un agujero negro, es necesario que los ciudadanos nos decidamos a poner
el pecho y hacernos cargo, quiero convertirme en dirigente, quiero postularme
y asumir la responsabilidad de participar en el destino del país.
Así que me voy a verlo a mi viejo conocido el licenciado Almayer
que inauguró una Universidad del Buen Liderazgo Político.
Me recibe con los brazos abiertos.
Vino al lugar indicado dice mientras saca una libreta y una
lapicera. Antes que nada a los aspirantes los sometemos a un test
para evaluar si tienen condiciones naturales. Recordamos siempre la máxima
de Edmundo Rivero, Por más que vaya al Conservatorio Nacional,
el gorrión siempre cantará como la mona.
Puede empezar cuando quiera, estoy listo.
Voy a leerle algunas frases y textos relacionados con el tema. Usted
me dice lo que piensa y lo que siente, con naturalidad, no se ponga nervioso.
Primero algo del general San Martín: para defender la causa de
la independencia no se necesita otra cosa que orgullo nacional.
Muy pero muy bien. La palabra de don José siempre justa.
Acá lo que se necesita es exactamente eso, orgullo nacional y coraje
cívico.
Va la siguiente. La democracia no es solamente igualdad política,
es a la vez posibilidad de medios para alcanzar un mínimo de bienestar,
y no es esto pueril sentimentalismo, es imperiosa exigencia de justicia
colectiva.
Perfecto, coincido totalmente.
Quienes eligen seguridad sin libertad, pierden seguridad y libertad.
Séneca.
Impecable. La contundencia y la claridad de los clásicos.
Sigo. Ha habido tres grandes inventos desde el comienzo de los tiempos:
el fuego, la rueda y el sistema bancario.
Estoy de acuerdo con el fuego y la rueda, pero de ninguna manera
con lo último.
Otra de San Martín. El amor a la patria me hace echar sobre
mí toda responsabilidad si contribuyo a salvarla, aunque después
me ahorquen.
Coincido absolutamente. Uno tiene que hacerse responsable hasta
el final.
Veamos la última. Toda persona tiene derecho a un nivel de
vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y
el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda,
la asistencia médica y los servicios sociales necesarios. Tiene
asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez,
viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia
por circunstancias independientes de su voluntad.
Conozco ese texto, tengo una copia colgada sobre la cabecera de
mi cama. Adhiero totalmente. Si llego a ser dirigente voy a luchar para
que se cumpla.
Acá termina el test dice Almayer y hace una nueva marca
en su libreta.
¿Cómo me fue?
Lamento decirle que ha sido bochado. Tiene un cero.
¿En qué me equivoqué?
En todo. Ni una sola respuesta correcta. Usted está profundamente
infectado.
¿De qué?
De tonterías infantiles que arrastra desde la escuela primaria.
En el estado en que se encuentra, no tiene ninguna chance.
¿Entonces soy nada más que un mísero gorrión
que nunca aprenderá a cantar, como dice Edmundo Rivero?
No desespere. Lo que necesita es un lavado de cerebro. Un buen lavado,
higienizar todo, hasta el último rincón, arrancar la maleza,
quitar las telarañas.
¿Duele el lavado?
Ni se dará cuenta. Una vez que esté limpio podremos
empezar con la construcción del futuro dirigente y le inyectaremos
el ideario de la Universidad del Buen Liderazgo Político. Es rápido,
en un par de días lo tendremos listo para entrar en acción.
Ahora vaya a su casa, duerma tranquilo y regrese mañana. Y por
favor, lo primero que debe hacer en cuanto llegue es arrancar eso que
tiene colgado sobre la cabecera de la cama.
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