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COLOMBO PIENSA EN UN REFERENDUM IGUAL AL CORDOBES
Todos con la moda De la Sota

Fernando de la Rúa y Chrystian Colombo felicitaron al gobernador José Manuel de la Sota. Politólogos y constitucionalistas señalaron a Página/12 que no siempre el sistema unicameral es bueno.

Por Irina Hauser

“Estamos viendo la posibilidad de algún tipo de consulta”, dijo el jefe de Gabinete Chrystian Colombo, tras los pasos del gobernador de Córdoba José Manuel De la Sota. Con la consulta popular para reducir el número de legisladores en su provincia, el justicialista De la Sota materializó algo similar a lo que el presidente Fernando de la Rúa anunció en marzo –al inaugurar las sesiones del Congreso– que pretendía hacer a nivel nacional junto con las elecciones de octubre: una suerte de referéndum para achicar el sistema político. Constitucionalistas y politólogos consultados por Página/12 advirtieron que el sistema de legislaturas unicamerales no es garantía de reducción de gastos, que tampoco es conveniente en todas las provincias, que quita representatividad a los partidos más chicos y que su aplicación nacional sería un escándalo que destruiría el federalismo.
Con el slogan del recorte del gasto político, De la Sota llegó a más del 65 por ciento del electorado cordobés, que le dio el sí para una poda de legisladores, le permitió proyectarse en elecciones futuras y cosechar felicitaciones del Gobierno Nacional. De la Rúa agradeció su esfuerzo patriótico y Colombo celebró la utilización de la consulta popular. Si se aplica también en octubre, está por verse. En marzo de la Rúa dijo que
si no se lograba un “consenso para achicar el sistema político nacional (...) hagamos el mismo día de la elección un referéndum nacional”.
El jurista Jorge Vanossi cree que es “positiva” la realización de “una consulta popular no vinculante” como la de Córdoba. “El pueblo quiere hacer algo más que depositar en una boleta una lista bloqueada cada tantos años; quiere participar, opinar”, señala. A nivel nacional “la experiencia debe ser tomada en cuenta”, dice, pero no para instalar el sistema unicameral “porque vivimos en un Estado federal, donde los diputados representan al pueblo de la Nación y los senadores a las provincias”.
Las consultas populares conllevan, a entender del jurista Daniel Sabsay, el riesgo de que “quien gobierna fomente consultas basadas en humores de la sociedad a fin de conseguir apoyos para su gestión, algo que puede ocurrir cuando son generadas desde el propio poder”. Sabsay cree que un sistema unicameral provincial es factible “porque la descentralización territorial no existe y la existencia de dos cámaras no asegura mayor calidad institucional, en cambio a nivel nacional la bicameralidad es la esencia del federalismo y apunta a una mayor integración territorial”.
Para cambiar su legislatura, Córdoba tendrá que modificar su constitución local. El constitucionalista Antonio María Hernández, alega que “una consulta popular para buscar una reforma constitucional es una metodología desacertada”. “Lo que hace falta en Argentina es una profunda reforma política que no pasa únicamente por una visión economicista”, añade. “Hay que reducir costos en la política, como hay que reducir el número de legisladores en Córdoba; pero es posible hacerlo manteniendo un sistema bicameral, lo que permite un mejor cumplimiento de la tarea legislativa y de control del Poder Ejecutivo. A nivel nacional eliminar una cámara sería posible modificando la Constitución pero equivaldría a destruir el federalismo”, dice Hernández.
Nueve provincias tienen sistema legislativo bicameral y 14 unicameral. “Si el criterio es el de caja, los sistemas unicamerales no necesariamente son solución. Hay sistemas de una cámara más caros que los bicamerales como los de Formosa, Chaco y Tucumán”, advierte el politólogo Franco Castiglioni. El tema puede tener varias interpretaciones, dice, como en la provincia de Buenos Aires: “allí las dos cámaras representan prácticamente a los mismos distritos y eso podría no tener sentido”. “Lo importante -dice– es que cuando haya una sola cámara no queden sin representación sectores importantes. Y tener en cuenta que con menos legisladores pueden perder espacio los partidos menores”. El problema central es que “que no se utilicen las cámaras para clientelismo por pensiones graciables, becas o para reforzar corrientes partidarias a través del acceso a comisiones y por cantidad de asesores que pueden nombrar”, remata. Un trabajo de Nilda Garré, Marcelo Escolar y Juan Manuel Abal Medina, publicado en la revista Hacer pensar señala que la unicameralidad puede ser una buena herramienta pero no necesariamente achica costos “si perdura la falta de transparencia en los gastos de campaña, en el financiamiento de las internas, designaciones, contrataciones, las compras en las cámaras, el sistema de viáticos, entre otras cosas”, en términos de Garré. El politólogo Atilio Borón concluye: “Es fetichismo organizativo suponer que una sola cámara gasta menos. Sería un falso ahorro. El problema del ahorro de los costos de la política oculta una discusión de fondo sobre como se financia la vida pública en Argentina”.

 

 

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