Es
joven: apenas tiene un millón de años, aunque es diez veces
más grande que el Sol y 20.000 veces más brillante. Y tiene
un nombre poco glamoroso: AFGL 2591. Se trata de una estrella de gran
masa ubicada a 3000 años luz de la Tierra que en los últimos
mil años tuvo explosiones que lanzaron material al cosmos a distancias
de hasta 500 veces el tamaño del Sistema Solar. Lo novedoso es
que un fenómeno de tal magnitud pudo ser observado en detalle por
una estación astronómica: el Gemini del Hemisferio Norte,
ubicado en Hawaii. Desde ese observatorio fue tomada una serie de fotos
que muestran con espectacular claridad, en imágenes infrarrojas,
las consecuencias de esas explosiones: gigantescas masas de gas y polvo
diseminadas en el cosmos por la temible AFGL 2591. La inédita observación
es un avance sin precedentes en la investigación de la evolución
estelar.
El Proyecto Gemini se puso en marcha mediante una colaboración
internacional de la que participa la Argentina (ver aparte)
para la construcción de dos telescopios idénticos de 8 metros
de diámetro. Los observatorios están ubicados en Mauna Kea,
Hawaii (Gemini Norte), y en Cerro Pachón, en el norte chileno (Gemini
Sur, que aún no entró en funcionamiento). Entre ambos producen
una cobertura completa del cielo.
La explosión de la AFGL 2591 fue una de las primeras observaciones
de importancia del Gemini Norte. Es un avance importante en la investigación
de las etapas de formación de estrellas de gran masa en nuestra
galaxia, se entusiasmó Marta Rovira, la directora del Instituto
de Astronomía y Física del Espacio, que depende del Conicet
y la UBA.
La expulsión de material es una característica común
en la formación de estrellas de tamaño similar al del Sol,
pero es mucho más extraña en las estrellas de mayor masa.
Y lo más extraño aún es que haya podido ser fotografiada
en detalle. La sensibilidad y resolución únicas del
Gemini en el infrarrojo permite ir más allá de detectar
las características generales de estas estructuras y estudiarlas
en detalle, explicó Colin Aspin, el científico del
Observatorio Gemini que realizó la observación. Los científicos
creen que del otro lado de la estrella, invisible para la visual desde
la Tierra, hay otra nebulosa de igual magnitud que la fotografiada.
Una característica única de este objeto es una serie
de cuatro anillos distintos en la nebulosidad. Estos anillos sugieren
que la expulsión del material no fue a tasa constante en el tiempo
sino que el proceso ha ocurrido varias veces en su vida puntualizó
Aspin. Estudiando la estructura y velocidad de estos anillos y su
relación con el material que está cayendo podremos comprender
mejor por qué son creadas estructuras de este tipo y qué
función tienen.
La AFGL 2591 está ubicada en la constelación del Cisne y
aunque sus fenomenales explosiones provocaron una nebulosa en expansión
500 veces más grande que el Sistema Solar, no hay peligro para
los terrícolas: está ubicada a más de 3000 años
luz de la Tierra y los movimientos que fueron captados ahora mediante
las técnicas de observación infrarroja se produjeron durante
los últimos mil años.
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