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DINAR LINEAS AEREAS

REDUCEN PARTIDAS PARA CONTRATADOS Y SUELDOS DE FUNCIONARIOS
Cortando todo lo que el riesgo país quiera

El ajuste avanzó fuerte sobre contratos (30 por ciento) y sueldos de funcionarios
políticos (35 por ciento). Pero al Gobierno todavía no le alcanza para calmar a los mercados (página 5) ni conformar a la oposición y a sus aliados (páginas 6 y 7). Nadie podrá cobrar más que Colombo.
Chrystian Colombo, jefe de Gabinete, en otra jornada agitada. Sacrificio propio en la búsqueda de la comprensión ajena.


Por David Cufré

Como única medicina para procurar bajar la fiebre del riesgo país, el Gobierno recurre a sucesivos anuncios de recortes del gasto público. El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, presentó ayer nuevas medidas en esa dirección. Una de ellas puede tener como consecuencia miles de despidos en la administración pública, algo que hasta ahora el Poder Ejecutivo había tratado de evitar. El Gobierno dispuso –o lo hará hoy, ya que hasta anoche no había terminado de redactar el decreto de necesidad y urgencia– un achicamiento del 30 por ciento en las partidas para contratados. El jefe de cada dependencia estatal deberá elegir entre despedir a empleados bajo contrato, bajarles el sueldo o combinar ambas medidas. Como sea, el punto es que tendrá un 30 por ciento menos de fondos que hasta ahora para cubrir esos gastos. A la par de ese anuncio, Colombo hizo otro que gozará de mejor aceptación en la opinión pública: todos los funcionarios con cargos políticos cobrarán un 35 por ciento menos y ninguno de ellos podrá ganar más de 5900 pesos, que es el nuevo sueldo asignado al jefe de Gabinete.
Antes de dedicar su día a negociar con los senadores la aprobación del proyecto de ley que establece el ajuste sobre sueldos y jubilaciones (ver páginas 6 y 7), Colombo dio a conocer la decisión oficial de reducir también las erogaciones en contratados. Reportan bajo esa condición unas 20 mil personas, con algunos casos de asesores con sueldos altísimos (más de un centenar, aseguran), y una mayoría de empleados comunes. “Las partidas totales se rebajan en un 30 por ciento. Cada organismo achicará personal o bajará sueldos, o podrá hacer una combinación de esas alternativas”, señaló Colombo. En varios ministerios se vivía ayer un clima de angustia e incertidumbre, ya que los contratados estarán a la espera de lo que decida su jefe sobre su futuro.
Junto a esa medida, el Gobierno ratificó que ningún funcionario del Poder Ejecutivo, incluyendo directores y máximas autoridades de organismos descentralizados, entes de control, bancos públicos y Fuerzas Armadas y de Seguridad, podrá ganar más que el jefe de Gabinete. El anuncio se conocía desde hacía dos semanas, pero nunca se había informado cuál sería la cifra. Finalmente, Colombo tuvo un recorte en su salario del 36,24 por ciento y pasó a ganar 5900 pesos bajo todo concepto. El ahorro por las menores partidas para contratados y por el ajuste del 35 por ciento en los salarios de funcionarios políticos será de 110 millones de pesos anuales, de acuerdo a la estimación oficial. El plan para mostrar a los mercados que la política de déficit cero va en serio se completa con otras medidas:
Los directorios de organismos descentralizados, fondos fiduciarios, entes residuales y de control de empresas privatizadas no podrán tener más de tres miembros. El Poder Ejecutivo dictará decretos para establecer cómo se aplica esta norma en cada caso. A los bancos Nación y Central, por ejemplo, se les autorizará tener más de tres directores, porque así lo disponen las cartas orgánicas de cada entidad, aprobadas por ley.
Un informe de la Jefatura de Gabinete sostiene que hay 44 organismos públicos con directorios, integrados por 300 personas que ganan 7000 pesos mensuales en promedio. Ahora habrá menos directores y sus salarios tendrán el tope de 5900 pesos.
Colombo afirmó que “los ahorros que se obtengan por las reducciones producidas en los fondos fiduciarios, organismos descentralizados y los bancos oficiales, tanto de directorios como de personal contratado, serán depositados en una cuenta del Tesoro Nacional a la orden de la Anses para poder subir el piso a partir del cual se le reduce el pago a los jubilados”. El ahorro sería de 11 millones de pesos anuales. Sin embargo, no dio ninguna precisión sobre cuándo o en qué proporción se subirá el piso del recorte. Colombo sólo dijo que se espera que en las liquidaciones de haberes de agosto –durante setiembre– se pueda reducir el número de afectados por el ajuste.
El Gobierno dio marcha atrás con la devolución del impuesto a las Ganancias a los empleados públicos, para equipararlos con el resto de los contribuyentes. En algunas reparticiones, como la AFIP, los empleados cobraron hace unos días el reintegro de ese gravamen. Pero sufrirán un descuento por el mismo monto en los salarios de julio.
Para amortiguar el impacto de la mala noticia sobre los descuentos en las partidas para contratados, Colombo también informó que el Gobierno hará un control estricto entre los agentes públicos, a fin de detectar y echar a los “ñoquis”. La medida concreta es que los responsables de cada área u organismo de la administración pública deberán certificar, con carácter de declaración jurada, la prestación de servicios de cada persona a su cargo. Para cobrar el sueldo, el empleado tendrá que figurar en el listado de personas autorizadas por su jefe. “Esto significa un censo permanente de los empleados públicos, y es una manera de eliminar a los vulgarmente llamados ‘ñoquis’”, se entusiasmó Colombo. El mecanismo de control figura en una resolución emitida ayer por el Ejecutivo.
El Gobierno dio a conocer todas estas medidas, que avanzan en el recorte de gastos superfluos o sospechados de estar vinculados a la corrupción, como una forma de mostrar que el ajuste fiscal tiene alguna dosis de equidad y de sensatez. Pero su mayor interés es exhibir a los mercados que se mantendrá firme en el rumbo de suprimir el déficit fiscal, por más impopulares que puedan ser algunas medidas. De hecho, Colombo insistió ayer en que “lo único que no se negocia es el déficit cero”.

 

Claves

El Gobierno presentó una nueva batería de medidas para profundizar el ajuste fiscal, mientras negocia con los senadores la aprobación del proyecto de ley que reduce sueldos y jubilaciones.
Las partidas para contratados en la administración pública nacional se disminuyen en 30 por ciento.
El jefe de cada organismo público deberá decidir si baja los sueldos de los contratados, los despide, o hace una combinación de ambas medidas.
El ajuste también alcanzó a los funcionarios con cargos políticos, cuyos salario se descontarán un 35 por ciento.
Ningún funcionario podrá ganar más que el jefe de Gabinete, a quien se le bajó el sueldo a 5900 pesos.
Se achican a tres miembros los directorios de organismos descentralizados, entes de control y fondos fiduciarios.

 

LEGISLADORES Y FUNCIONARIOS JUDICIALES CON DOS RETRIBUCIONES
Jubilaciones con privilegios intocables

Por Cledis Candelaresi

Mientras que cualquier trabajador dea administración nacional que cobre también un haber jubilatorio estará obligado a optar por un beneficio o el otro, senadores como Eduardo Angeloz (UCR), Raúl Galván (UCR), José García Arecha (UCR), Héctor Maya (PJ) o diputados como el radical Enrique Benedetti y los justicialistas Lorenzo Pepe y Oraldo Britos seguirán gozando de su jubilación de privilegio y, al mismo tiempo, de su dieta. Idéntica ventaja le corresponde a Nicolás Reyes, secretario de administración de la Corte Suprema, paradójicamente quien debe determinar cómo se aplicará el recorte de gastos en la Justicia. La independencia de poderes preservará intactas hasta el 1º de enero del 2001 estas prerrogativas, tan legales como discutibles en épocas de austeridad fiscal.
Según la última información disponible de la Procuración del Tesoro, esos conocidos hombres del Congreso Nacional perciben jubilaciones especiales, obtenidas a temprana edad (42 años en el caso de Galván, 44 en el de Maya) y por importes que redondean los 4000 pesos mensuales, muy lejos del magro haber promedio. Como ocupan al mismo tiempo una banca, cobran también la correspondiente remuneración, integrada por un básico de 3800 pesos netos, más una serie de adicionales que le permiten superar los 6000 en mano (entre ellos los 1200 mensuales por “desarraigo” que cobran los legisladores del interior).
Son sólo algunos casos testigo de doble beneficio legítimo en el Poder Legislativo, como hay otros en la Justicia. Uno de los más llamativos en tiempos de recorte es el de Reyes, el funcionario del Supremo Tribunal que debe determinar qué ahorro realizar en el Poder Judicial para cumplir con la reducción presupuestaria del 13 por ciento: según la base de datos de la Procuración, cobra un sueldo importante y, al mismo tiempo, le corresponde una jubilación diez veces superior al promedio del sistema.
En el marco del ajuste en marcha, el Poder Ejecutivo acaba de promulgar el decreto 814, que considera incompatible percibir una jubilación, cualquiera fuere su monto, y cobrar una remuneración por desempeñar un cargo público en la Nación, cualquiera fuere su rango. Según la norma, quienes incurran en esta duplicidad tendrán que optar entre un beneficio o el otro.
En virtud de la independencia de poderes, el PEN no puede determinar las remuneraciones legislativas ni judiciales, razón por la cual fue necesario un pronunciamiento de los propios diputados para recortar sus dietas, del mismo modo que la Corte tuvo que habilitar a través de una acordada un eventual recorte a los sueldos de los jueces, aún no decidido.
Por este principio de independencia, aquella incompatibilidad no puede imponerse ni al Congreso ni a los Tribunales sino media una ley específica, lo que allana el camino para que los jubilados, sean o no de privilegio puedan seguir ocupando tranquilamente sus puestos en el Poder Judicial y Legislativo, al menos hasta el 31 de diciembre de este año, cuando entrará en vigencia otra medida aliancista que persigue recortar las ventajas de la duplicidad.
El 29 de diciembre del 2000, el PEN promulgó el decreto 1306, por el que el que cualquier jubilado que trabaje, aun en el sector privado, no podrá percibir un haber superior a los 600 pesos a partir del 1º de enero de 2002. Según esta norma, en poco más de cinco meses las jubilaciones especiales serían dramáticamente reducidas a sólo un sexto o un séptimo de su monto actual.
Este decreto no fue concebido contra los regímenes especiales que, en rigor, son marginales en el sistema, sino más bien como un recurso para menguar el multimillonario déficit previsional. Las jubilaciones especiales, otorgadas a quienes tuvieron una responsabilidad pública, noson un problema económico, ya que representan poco más del 1 por ciento del presupuesto destinado al pago de este beneficios. Pero, tal como tienen presente todos los funcionarios con competencia en el tema, constituyen una ventaja políticamente irritativa, cuando quien la percibe vuelve a ocupar un cargo en el Estado y cobra por ello el sueldo, aunque no transgreda con ello ninguna ley.
Esta duplicidad no va a existir en el futuro si prospera la iniciativa anunciada ayer por el Jefe de Gabinete. Chrystian Colombo aseguró que el gobierno va a buscar una fórmula legal para forzar a los legisladores a que renuncien por escrito al derecho de percibir una jubilación especial cuando terminen su mandato. Esta condición, que involucraría a los diputados y senadores actualmente en actividad, no alcanza en cambio a los que ya gozan del beneficio.

 

Denuncias en los municipios

Los acuerdos entre aliancistas y justicialistas a nivel nacional no valen escalones más abajo. Una serie de acusaciones cruzadas comprometen a intendentes de uno y otro sector por las excesivas remuneraciones que perciben en medio de la crisis. El intendente de General Rodríguez, Oscar Di Landro (PJ), fue denunciado por la presidenta del Concejo Deliberante, Susana Pérez (Alianza) por cobrar una suma superior a los 24 mil pesos mensuales entre su sueldo, gastos de representación, extras y una jubilación como ex concejal. En el Municipio de General San Martín ocurre algo similar pero con signo opuesto: el intendente Ricardo Ivoskus (radical) fue imputado de haber incorporado como funcionarios a su esposa, Lidia Naim, y su hijo Daniel. Como además tiene otro hijo funcionario, la oposición ha señalado que al hogar de los Ivoskus ingresan mensualmente unos 25 mil pesos abonados por arcas estatales. Además, el intendente fue acusado de graves irregularidades en compras y contrataciones, pero la ordenanza por la cual el Concejo Deliberante creó una Comisión Examinadora fue vetada por el propio Ivoskus.

 

A favor y en contra de la poda estatal

Miguel Bein
(Ex secretario de Programación)

“Son medidas desesperadas que la Argentina tuvo que tomar cuando perdió el crédito internacional. Es probable que, en algunos casos, se justifique. Quizás un porcentaje de esta gente efectivamente tenga que ganar menos. Pero en otros, cuando se trata de profesionales altamente calificados y entrenados durante años en el Estado, probablemente las nuevas retribuciones puedan quedar por debajo del sector privado y, en ese sentido, la rebaja de sueldos, además de ser injusta, se convierte en peligrosa desde el punto de vista del buen funcionamiento del Estado. El Estado no es la basura de la sociedad. Cumple funciones importantes, provee bienes y servicios públicos.”

Luis Stuhlman
(Ex secretario de la Función Pública)

“Si el descuento se realiza sobre el 30 por ciento de la masa salarial, la medida del Gobierno me parece correcta. Con respecto a la disminución del 35 por ciento en la rebaja salarial, si esta se realiza sobre los funcionarios políticos (no sobre todos los públicos) también me parece bien porque tiene un sentido ético. No veo que estas medidas le generen mayores inconvenientes al Estado. En términos de recursos humanos, me parecen equitativas, pero analizar si son más o menos equitativas que otras me parecería hacer futurología y teoría que no sirven de nada.”

Claudio Lozano
(Economista de la Central de Trabajadores Argentinos)

“Es una atrocidad toda la definición tomada en materia de gasto público. En primer término, porque el volumen del gasto público en la Argentina en relación al producto bruto interno no es alto y la razón por la cual se ajusta tiene que ver con una política económica que hace recaer los costos y el peso de sus limitaciones sobre la baja del gasto público y sobre la baja del salario. Concretamente, en un esquema de convertibilidad con tipo de cambio fijo y apertura absoluta donde no se tocan tarifas de las áreas privatizadas ni de las tasas de interés, las únicas variables a ajustar son el salario y el gasto público. La segunda razón es que se profundiza la hiper recesión. El ajuste sobre el gasto, los salarios, las jubilaciones y los contratados implica mayor depresión del mercado interno. Y, en tercer lugar, al plantearse una reducción absoluta del gasto de manera uniforme sobre todas las áreas, eso implica que no se está trabajando en función de ninguna reforma del Estado ni de ninguna mayor eficiencia en el gasto. Esto lleva, lisa y llanamente, a que el Estado argentino va a tener menor productividad y menor eficiencia que la que tiene.
A partir de estas medidas, el Estado no puede funcionar de la misma manera porque ya estaba menguado y limitado en su capacidad y accionar y estas medidas tomadas tienden a debilitar cualquier tipo de capacidad regulatoria y cualquier tipo de eficiencia que garantice prestaciones sociales o un mejor funcionamiento administrativo. Ni que hablar de funciones que ya están postergadas en el funcionamiento del sector público como son las de fortalecer la capacidad científica y tecnológica o mejorar la infraestructura pública por vía de la inversión. Creo en la posibilidad de que hay otra manera de que el Estado recaude. Si éste tiene una evasión tributaria y aduanera del orden de 34 mil millones de dólares anuales y el déficit total de la Nación y de las provincias es de 12 mil millones esto quiere decir que, en concreto, el Estado argentino podría tener superávit. No lo tiene porque la política actual mantiene un cuadro de estancamiento económico que reprime la recaudación, porque no le cobra impuestos a los ricos y porque mantiene el esquema especulativo del régimen privado de fondos de pensión.”

Norberto Sosa
(Analista de Raymond James)

“Estas medidas tienen un punto a favor y uno en contra. A favor, la asunción de la realidad de que hay que bajar el gasto. Lo desfavorable es que se baja el gasto de los contratados porque resulta más barato que rebajar el de los de planta, puesto que a éstos habría que pagarles indemnización, con lo cual no bajaría el gasto. Ahora bien, el problema es que los empleados contratados suelen ser más productivos que los de planta. Por lo tanto, es una medida donde se prioriza el resultado de caja pero no necesariamente la eficiencia. Tengamos en cuenta que se llega al déficit cero por necesidad y no por convicción. Y consideremos, también, que si lo que realmente existe es un exceso de gasto público, la solución está por la vía del ahorro público y no aplicando más impuestos. Si no, en vez de hacer un ahorro público, como se lo presentó originalmente, termina siendo un impuestazo más.”

Miguel Kavise
(Investigador de Flacso y del Indec)

“Yo soy contratado, y eso dice algo por sí sólo. Pero más allá de mí, también existen contratados que reciben un salario por arriba de la media dado que hacen un trabajo importante para la administración. El Gobierno ha tomado un camino para resolver la situación que es doloroso para mucha gente, sin ninguna seguridad de que los problemas se resuelvan. De lo que estoy seguro es que hay otra forma de conseguir el dinero. En este caso, complican a una gran cantidad de gente y no tratan de afectar a otros más poderosos. Eligen lo que, suponen, es el camino menos conflictivo para ellos. En octubre se verán los resultados políticos de sus acciones.”

Orlando Ferreres
(Consultor de empresas)

“El gasto público alto es el principal –aunque no el único– causante de todos los males, y por eso el decreto de reducción me parece bien. Hay mucha gente que no hace nada. Son empleados de la política. Muchos empleados públicos toleran a los ñoquis. Ahora, les reducen el sueldo a ellos también. Esta es la forma de conseguir el dinero: bajando los gastos, no aumentando los impuestos.”

 

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