Por Roque Casciero
Desde
Resistencia
En la capital del Chaco se
produjo un encuentro cercano del tercer tipo. Como en la famosa película
de Steven Spielberg, la música fue la forma de comunicación.
Sobre el escenario del Complejo Cultural Guido Miranda estuvieron, por
el lado de los seres humanos, el Quinteto Villa Lobos (Brasil), la Orquesta
de Cámara Mayo y el director Gil Jardim (Brasil). El extraterrestre
fue uno solo: Egberto Gismonti. Las dos horas de show conjunto permitieron
que este brillante instrumentista condensara en una mezcla única
la música culta, el jazz, el tropicalismo, el forró, el
flamenco y los aires orientales.
Con el piano o guitarras de diez y doce cuerdas, Gismonti le entregó
a los chaqueños algo que bien podría definirse como la música
del planeta. Realmente no podría haber comenzado mejor la cuarta
edición de Tocar la vida, aunque problemas financieros
provocaron que el campamento para el aprendizaje de música popular
-verdadero núcleo del ciclo- haya sido postergado para setiembre.
Según los organizadores, la mayor parte de los profesores que iban
a participar durante esta semana se han comprometido para hacerlo dentro
de dos meses. Incluso cabe la posibilidad de que Gismonti vuelva para
ofrecer entonces clases magistrales.
Gismonti, la orquesta y el quinteto de vientos ofrecieron un concierto
tan deslumbrante por los aspectos técnicos de la ejecución
como por la compleja variedad de climas, matices y sentimientos que abordaron.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando, fuera de programa,
el músico brasileño (no es extraterrestre, en realidad)
le pidió a la Orquesta de Cámara Mayo que interpretara La
muerte del ángel, de Astor Piazzolla, en honor a Oscar Cardozo
Ocampo, que había fallecido horas antes en la propia Resistencia.
Al final, la ovación que unos quinientos espectadores le tributaron
a Gismonti y sus acompañantes provocó que estos salieran
para hacer dos bises.
El concierto fue transmitido en tiempo real a través de la página
web del ciclo, www.tocarlavida.com. En esa misma dirección se puede
volver a verlo y escucharlo, igual que los recitales y clínicas
que se realizarán hasta el miércoles. El domingo tocaron
el Trío Fattoruso y Leo Maslíah, ayer Franzetti-Lew y Fats
Fernández, ayer estuvo el Chango Farías Gómez y hoy
el Botafogo Cuarteto. Salvo estos últimos, los músicos también
dieron y darán clases magistrales. La que Gismonti ofreció
el domingo a la tarde sirvió para inaugurar un sistema de ciberconferencias
con la Universidad de Georgia, Estados Unidos. Varios alumnos de esa institución
participaron, vía internet, de la charla que el brasileño
ofreció a los estudiantes en el Guido Miranda. En un día
no se puede aprender nada, así que voy a dedicarme a que los alumnos
se den cuenta de que ya saben muchas cosas que creen no conocer. Me interesa
más obrar como un estímulo que llenarlos de conceptos teóricos,
había adelantado Gismonti, quien se presentará este sábado
en el hotel Sheraton de Buenos Aires y el domingo en Rosario.
Las ciberconferencias, los conciertos y las clases del campamento (para
el cual se esperan 400 estudiantes de todo el país) son sólo
el primer paso de un ambicioso proyecto que maneja la Subsecretaría
de Cultura chaqueña. La idea es concretar una Universidad Virtual
de la Música Popular Latinoamericana, que pueda entregar certificados
en varios centros de estudio del mundo. Esto fue concebido como
un producto cultural, explica Sergio Pérez, director de Tocar
La Vida. Es un sistema innovador para los bienes de producción
del Chaco, porque genera mano de obra local y capacitación. La
idea es que en setiembre estén funcionando todas las utilidades
de la página web y que estudiantes de música de cualquier
parte del mundo puedan ver conciertos, acceder a discos de los maestros
o participar de cursos interactivos pagos. Y todo hecho desde Resistencia.
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