Por Eduardo Febbro
Desde París
Un año después
de la catástrofe del avión Concorde de Air France que se
estrelló en las inmediaciones del aeropuerto de Roissy con 113
personas a bordo, las familias de las víctimas y los habitantes
de la localidad de Gonesse rindieron ayer un homenaje a los desaparecidos
en el accidente. Para muchos de los testigos del drama y de los allegados
de las víctimas, la pesadilla no ha terminado. El recuerdo del
pájaro gigante cayendo a tierra sobre las inmediaciones de las
zonas pobladas persiste como pesadilla: la caída del Concorde
sigue siendo un recuerdo traumatizante, según reconoció
Patrick Tesse, el gerente del hotel Relais Bleus. Tesse vio el avión
venirse a bajo y estrellarse a apenas 50 metros del hotel. En el aniversario,
dos elementos nuevos vinieron a agregarse a la historia del Concorde.
La divulgación de un nuevo informe técnico sobre las causas
del drama y el anuncio casi oficial de que el avión comercial más
veloz de la tierra volvería a volar entre setiembre y octubre próximos
luego de haber sido modificado en sus partes más sensibles.
El lunes pasado, la BEA, Oficina de Investigación de Accidentes,
hizo público un documento que confirma la tesis de que el accidente
fue provocado por la explosión de uno de los neumáticos
del tren de aterrizaje, el cual resultó dañado por una pieza
de metal que se encontraba sobre la pista y perteneciente a un avión
de la compañía Continental Airlines. La investigación
descarta un mal funcionamiento de los motores del Concorde, pero aún
falta otro documento que debe explicar por qué se rompió
el reservorio del aparato y por qué razón se declaró
un incendio. Por lo pronto, el documento establece que el neumático
del tren de aterrizaje principal se desintegró proyectando piezas
del fuselaje de un peso de cuatro kilos. Son estas mismas piezas las que,
tras provocar una potente onda expansiva, habrían perforado el
revestimiento de los reservorios abriendo un boquete por donde se escapó
el carburante.
En un plano más comercial, las dos empresas que explotan el Concorde,
British Airways y Air France, ya anunciaron la reanudación de los
vuelos, la primera en setiembre, la segunda en octubre. De aquí
al 15 de agosto próximo, los industriales encargados de efectuar
las modificaciones necesarias deben entregar a las respectivas autoridades
los legajos para la certificación del aparato. Inmovilizado desde
hace un año, el supersónico fue profundamente reconcebido
en sus dos estructuras más débiles: los neumáticos
y los reservorios. La empresa Michelin es la encargada de poner a punto
un nuevo neumático. Se trata de un producto específico para
el Concorde, el neumático radial con estructura metálica.
Su principal característica es su indestructibilidad en las dos
fases críticas de despegue y aterrizaje. El segundo cambio concierne
los reservorios. Los técnicos aeronáuticos eligieron un
material compuesto, el Kevlar, a fin de tapizar el interior de los tanques.
El Kevlar es una fibra sintética que ofrece grandes garantías
de seguridad y resistencia y su empleo apunta a atenuar el impacto en
caso de que se produzca una onda expansiva de gran potencia.
Las dos empresas no tienen duda alguna sobre el éxito comercial
de la segunda existencia del Concorde. A este respecto, en Air France
cuentan que al mismo día siguiente del accidente recibimos
centenas de cartas de apoyo por parte de nuestros clientes que, además,
nos pedían que les reservásemos un lugar para el primer
vuelo siguiente. Vitrina de gran lujo de Air France un ida
y vuelta París-Nueva Yorkcuesta 8.000 dólares el Concorde
logró equilibrar sus cuentas con lo justo. Air France transporta
50.000 pasajeros por año en el supersónico, es decir, apenas
el 0,1% de sus 40 millones de pasajeros. Sin aspirar a ganar grandes sumas,
Air France y British quieren al menos, restaurar el honor perdido
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