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�Es muy difícil pensar en default sin devaluación�

Enrique Mendoza, economista
de la Universidad de Duke, dijo
a Página/12 tras un encuentro de analistas de Wall Street que ve difícil que se entienda la diferencia entre default y renegociación de la deuda.

Una eventual corrida depende de
las reservas para respaldar deuda
de corto plazo y pasivos.

Por David Cufré

En la reunión de ayer de analistas de bancos de inversión de Wall Street y economistas de universidades estadounidenses que dictan un seminario en la Universidad de San Andrés se habló abiertamente sobre la posibilidad de que la Argentina caiga en default (cesación de pagos) y se barajaron distintos escenarios hipotéticos sobre qué ocurriría en ese caso. Página/12 entrevistó a Enrique Mendoza, catedrático y miembro del departamento de Economía de la Universidad de Duke, quien explicó la visión de los financistas y dijo que en Estados Unidos nadie piensa en un rescate de la Argentina.
–¿La percepción de los inversores internacionales es que Argentina caerá en default?
–Depende de la probabilidad que cada uno le asigne a que se cumpla el plan de déficit cero. La situación cambia día a día. Un día los acuerdos políticos avanzan y entonces el riesgo país baja, pero después el Senado se demora en la aprobación de la ley y el riesgo país vuelve a subir. La percepción del mercado es que no hay suficiente consenso entre las fuerzas políticas para hacer el ajuste, por más que la posición del Gobierno sea firme. Además, lo que se pide es socialmente bastante costoso, y si la gente no acompaña será difícil que el plan del Gobierno pueda prosperar.
–El banco de inversión JP Morgan hizo un informe evaluando la posibilidad de que haya una reprogramación ordenada de la deuda. ¿Es factible?
–Es muy difícil convencer a los mercados de la diferencia entre el default y una renegociación de la deuda pedida por el deudor. La distinción es muy tenue, salvo para los que participan de la negociación. En general se ve como que el país de hecho cayó en default, y lo que negocia son los términos de la reprogramación. En los mercados internacionales hay una inclinación a no aceptar este tipo de arreglos. Además, entre los economistas de Estados Unidos predomina la filosofía de que en algunos casos es importante darles una lección a los mercados financieros, respecto a que no siempre habrá rescates de países en problemas y entonces tienen que asumir su pérdida.
–El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O’Neill, dijo que en todo caso habría que evitar que la crisis argentina contagie a Brasil.
–Claro, creo que hay consenso para aislar del contagio a países como Turquía y Brasil, en caso de que la Argentina colapse. Pero no creo que nadie quiera comprometerse en este momento en un salvataje de la Argentina.
–¿El ajuste fiscal que plantea el Gobierno no agudizará la recesión?
–En las sesiones de la mañana (por ayer) hablaron varios economistas de bancos de inversión de Wall Street. Cuando les preguntaron por sus proyecciones de crecimiento y sobre qué pasará con el tipo de cambio en 2002, dijeron que sus proyecciones son positivas y que tienen esperanzas en que el tipo de cambio se mantendrá estable. Pero cuando hablan en general de los problemas de la Argentina, dicen que las probabilidades de default son altas. Están pensando en el escenario del default. Y es muy difícil pensar en un escenario de default sin devaluación.
–¿Porque habrá una corrida cambiaria?
–El día que haya default se desatará la corrida. Si ese día el Gobierno no tiene suficientes reservas para respaldar toda la deuda de corto plazo, esté en pesos o en dólares, más los pasivos bancarios, habrá devaluación.
–¿Argentina debería salir de la convertibilidad?
–La convertibilidad jugó un papel crucial para romper la inercia inflacionaria. Y la gente, lógicamente, quedó con una suerte de paranoia después de la híper. Pero para tener un tipo de cambio sostenible hacen falta dos cosas: financiamiento, nacional o internacional, y una estructura fiscal compatible con la no emisión de dinero. Son condiciones básicas. Ahora se llegó al punto en que no hay financiamiento y entonces hay que ajustar. Sin embargo, en algunas provincias lo que están haciendo es emitir bonos. Cuando se hacía en Tucumán o en otras provincias con relativo peso económico no importaba mucho, pero ahora lo está haciendo Buenos Aires.
–Usted dice que eso va en contra de la convertibilidad.
–Pensemos en un inversor de Wall Street o en el director financiero de una compañía estadounidense. Ellos saben muy bien cuál es el modelo de libro de texto de tipo de cambio fijo. Tal vez no sepan lo último en economía, pero saben muy bien que lo último que un gobierno debe hacer es emitir dinero a discreción. Entonces esas personas escuchan la noticia de que una provincia como Buenos Aires empieza a emitir bonos y lo que hacen es retirar sus inversiones de la Argentina.
–¿En este contexto debe descartarse que la economía vaya a crecer este año?
–Este año me parece imposible, porque no están dadas las condiciones ni aquí ni en el exterior. Y el año que viene habrá que ver si se recupera el crédito, pero es muy difícil predecir algo en medio de esta situación tan confusa.

 

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