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Brasil está al borde del suicidio a
causa de su Selección perdedora

Hasta el arzobispo
de Río critica al equipo
tras la eliminación de la Copa América y ya muchos temen no clasificarse para el Mundial.

Luiz Felipe Scolari, el cuestionado técnico de Brasil.
Ayer convocó a 13 “extranjeros” para el próximo partido.

El fútbol brasileño se encuentra en un callejón sin salida: la colección de vejaciones y derrotas contra adversarios inexpresivos y sin tradición futbolística es una tragedia para el país tetracampeón del mundo. El colmo llegó con la eliminación de la Copa América, tras ser vergonzosamente derrotado por el modesto equipo de Honduras, y la humillación de esta derrota se une a la delicada situación en la que se encuentra en las eliminatorias para la Copa del Mundo 2002, en las que comparte la cuarta posición con Uruguay (ambos con 21 puntos), detrás de Argentina (32), Paraguay (26) y Ecuador (25), corriendo serios riesgos de no clasificarse, lo que sería una tragedia para un pueblo que transformó el fútbol en su deporte nacional, en su gran pasión. “Si Brasil no se clasifica para el Mundial –advirtió hace poco Pelé–, puede causarse una guerra civil.”
Brasil enfrenta un crucial partido de las Eliminatorias el 15 de agosto, ante Paraguay, en Porto Alegre, partido para el cual Luiz Felipe Scolari, el entrenador nacional, citó a jugadores como Rivaldo, Cafú, Roberto Carlos y Denílson, entre otros 13 “extranjeros” convocados. Una semana antes disputará un partido amistoso con Panamá, después de que humildes selecciones como Jamaica, Guatemala y Honduras rechazaran el convite. La eliminación a manos de Honduras sería una derrota insignificante si Brasil llegara a perder ante Panamá, un país donde el fútbol tiene muchos menos seguidores que el béisbol. Mientras Honduras ocupa el lugar 48 del ranking de la FIFA, Panamá está rezagado en el 112º.
“Nunca creí vivir para ver a Brasil perder ante Honduras –reflexionó amargamente Telé Santana, ex técnico de la Selección–; los aficionados no pueden aceptar tanta humillación. El fútbol mundial está cayendo y la Selección acompaña esa caída”, opinó Santana, que ayer cumplió 70 años.
Hasta el recientemente designado arzobispo de Río, Eusebio Scheid, critica al seleccionado: “No me quedaron esperanzas –dijo el prelado–. Contra Honduras fue una barbaridad. Brasil no tenía juego, no tenía medio, no tenía ataque; no tenía defensa... no tenía nada. Y era contra Honduras. Fue un chiste”.
Pocos dudan de que los principales culpables son los dirigentes deportivos, que únicamente buscaron aprovecharse del dinero y el status que el fútbol proporciona, algunos cometiendo toda suerte de delitos en los clubes y federaciones. Para aficionados y periodistas, los jugadores y entrenadores no son responsables de este caos en el que está sumido el fútbol brasileño.
La responsabilidad apunta más bien a personas como los creadores del “Club de los 13” (entidad que reúne a los 19 equipos más importantes del país), que fueron incapaces de organizar un campeonato nacional adecuadamente o establecer un calendario racional para el fútbol brasileño.
“¿Por qué será que los jugadores y entrenadores, sean ellos buenos, malos o pésimos, son cambiados mientras los directivos son siempre los mismos?”, preguntó el periodista Juca Kfouri, uno de los más severos críticos de la CBF.
“Culpar a un equipo o a un entrenador es fácil. Quien tiene que explicarse es el presidente de la CBF”, opinó Jair Ventura Filho, Jairzinho, figura de la selección auriverde que ganó México-70.
Para el influyente periodista Armando Nogueira, del Jornal do Brasil, “la Selección está pagando caro y pagará mucho más caro todavía las irregularidades de la CBF que transformó la camiseta nacional en objeto de escabrosas negociaciones”.
Eduardo Gonçalves de Andrade, “Tostao”, campeón en México 1970 y actualmente cronista deportivo, estimó que el fútbol brasileño padece otro mal: la prepotencia. “Por una simple victoria sobre los suplentes de Paraguay, parecemos alcanzar el paraíso. Aquí hay mucho jolgorio y poco análisis crítico”, resaltó.
Hasta los artistas se avergüenzan por la mediocridad de la selección local. “Brasil ya no es el país del fútbol. Decidieron jugar como el resto del mundo, globalizaron el fútbol y acabaron con el balompié brasileño, que era creativo y se destacaba del resto”, se lamentó el popular sambista Martinho da Vila.
El ex capitán del seleccionado brasileño, Sócrates, dijo que lanzaría una campaña para que la gente deje de ver por TV los partidos de la Selección, para que caiga el rating de la Rede Globo y así la poderosa red se convierta en un aliado del cambio en el fútbol. “Si destruimos la audiencia de Globo, perderán dinero, y comenzarán a presionar a los dirigentes para que hagan cambios –dijo Sócrates–. Necesitamos una revolución, y si podemos poner a Globo del lado del cambio, será más rápido.”

 

OPINION
Por Juan Pablo Bermúdez

El efecto subibaja

Por primera vez en la historia de la Copa América, dos de los cuatro equipos clasificados para las semifinales no pertenecen a la Conmebol. No es la primera vez, en cambio, que participan del torneo miembros de otras asociaciones. Lo que parece es que el nivel de la otra asociación de América, la Concacaf, que agrupa a los países de Centro y Norteamérica, está mejorando. Las clasificaciones de México, ya finalista en Ecuador 1993, y de la sorprendente Honduras, lo hacen suponer. Sin embargo, en realidad puede que suceda lo contrario, es decir que el nivel de Sudamérica esté en franco descenso y se produzca, entonces, el efecto subibaja.
A nadie escapa que la de Brasil es la peor crisis de su historia futbolística. Pero, ¿le habría ganado Honduras al Brasil de España ‘82 o México ‘86? Cuando Canadá y Argentina desistieron de ir a Colombia, la Conmebol decidió invitar a Honduras y a Costa Rica por su buen desempeño en las eliminatorias mundialistas, argumento que los transformaba en “equipos de cuidado”. Pero ambos países llegaron hasta allí enfrentando, por ejemplo, a Montserrat, a San Vicente, a Cuba, a Haití, a Bermudas, a Saint Kitts & Nevis... Montserrat se encuentra en la clasificación mundial por debajo de Samoa Americana, que perdió 0-31 con Australia. Y en los partidos de la Concacaf los resultados son de básquetbol más que de fútbol.
Ni siquiera sirve el pretexto de las idas y venidas de la organización de la Copa, porque Honduras también armó el equipo a último momento, llamando a los jugadores que ya estaban de vacaciones. ¿No será, entonces, que el fútbol se ha nivelado para abajo?
Más allá de los resultados, esta Copa ya es histórica para la Concacaf, una asociación que busca la atención de la FIFA desde hace unos años para lograr una plaza más en los mundiales. Seguramente estos resultados le darán un motivo más a los argumentos. Si se llegase a aumentar la cantidad de selecciones para el Mundial del 2006, ¿lo habrá ganado la Concacaf o lo habrá perdido la Conmebol? ¿Quién será el afectado por este efecto subibaja?

 

VENCIO A HONDURAS Y ES FINALISTA DE SU COPA AMERICA
Colombia no faltará a la cita

Colombia asistirá a la cita. Después de ganarle a Honduras, contando con cierto favoritismo del árbitro chileno Mario Sánchez, el equipo de Francisco Maturana animará la final de la Copa América que tanto le costó a su país organizar, frente a México.
Pese a que su superioridad ante los hondureños solo fue notoria en los últimos minutos del partido, el pasaporte de Colombia a la final no está exento de justicia. Ganó los cinco partidos que disputó (2-0 a Venezuela, 1-0 a Ecuador, 1-0 a Chile, 3-0 a Perú y la victoria de anoche) y Oscar Córdoba mantiene su valla sin caídas. Sin suspendidos ni lesionados, parte con ventaja respecto de México, que no podrá contar con cuatro titulares.
El golazo de Bedoya a poco del arranque hacía presumir una gran noche colombiana. El lateral acertó un furibundo zurdazo desde fuera del área, que se coló por encima de la estirada de Valladares. Pero el equipo local se durmió, y los hondureños estuvieron a punto de conseguir el empate en un tiro libre de Guevara que Córdoba sacó diestro al corner, y con otro disparo del volante, en el segundo tiempo, que dio en el travesaño.
Cuando Honduras dominaba, un falla del zaguero Caballero derivó en una jugada de Grisales, cuyo centro Aristizábal paró con el pecho entrando al área chica y con su derechazo venció a Valladares, poniendo el 2-0 final.

 

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