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Attaque 77: “A nosotros nos parece
que hay que cambiar las cosas acá”

El grupo de punk rock acaba de retornar de una gira por Europa, para encontrarse con la realidad. �Cuando volvés te das cuenta de que la gente está un poco peor que cuando te fuiste y más pesimista y triste�, analizan los músicos.

�Nosotros tocamos para mucha gente que necesita de alegría�, puntualizan los músicos.

Por Pablo Plotkin

Durante su último viaje por Europa, el grupo Attaque 77 tocó en algunos lugares asombrosos. Ejemplo: una construcción que alguna vez fue un depósito de gas en Biel, una ciudad a 130 kilómetros de Zurich. El lugar está regenteado por un grupo de jóvenes y funciona bajo sus propias reglas. “No puede entrar la policía, por ejemplo”, cuenta Luciano Scaglione, bajista de la banda. “Pero era muy tranquilo, muy limpio y muy equipado.” Después viajaron a Monthey, un pueblo de 2000 habitantes, y tocaron en un pub confinado en la montaña. Mariano Martínez, el guitarrista, confiesa que entonces se preguntaron: “¿Hoy vendrá el loro a vernos?”. Sorpresa: fue alguien más que el loro, unas cien personas, lo que es bastante para un show de punk rock argentino en los propias narices de Heidi. Entonces tocaron en Zurich para unas 500 personas que querían ver de qué se trataba esa rareza, aunque algunos ya lo sabían, especialmente un grupo de alemanes fanáticos que viajó a Suiza sólo para verlos. “Es una especie de club de fans alemán”, precisa Mariano. “Cinco o seis chabones que se pasean por Alemania con las remeras de Angeles Caídos. Una cosa surrealista total.”
Una de las cosas más sorprendentes de su visita a Suiza fue el trato que recibieron. “Allá somos un grupo nuevo y nos trataron con la mejor onda y respeto, como si fuéramos grossos. No existe eso que siempre existió acá de que si sos un músico sos un atorrante, un ladrón, y te tenés que buscar un laburo”, dice Martínez. Ciro Pertusi, cantante y guitarrista, agrega: “Llegás al lugar donde vas a tocar y hay un cattering de la san puta para que coman no sólo los músicos, sino toda la gente que labura alrededor de un show. Sale todo rápido y da gusto adaptarse a ese tipo de cosas. Hay otras situaciones que son menos placenteras, pero es una cuestión de costumbre. Las rutinas allá cambian, y tardás en aprender que las cosas no son como vos querés, sino que son como son. Suiza marcha de un modo, España de otro, y nos salió todo bárbaro haciendo las cosas a su ritmo, con ciertas licencias de nuestra política, claro. Pero descubrís que es todo más relajado”. Fue la quinta gira de Attaque 77 por España. Haciendo base en la capital –donde participó, entre otras cosas, de la Semana Argentina en Madrid–, la banda abordaba una furgoneta los fines de semana y paraba a tocar en Valladolid, Zaragoza y varias ciudades del País Vasco: San Sebastián, Bilbao, Vergara.
M.M.: Cuando tenés la suerte de ver otras formas de vida, otras culturas, te das cuenta de lo acostumbrados que estamos a vivir mal, a que nos jodan todo el tiempo, a soportar injusticias desde que uno nace. Estos viajes me hacen ser todavía más consciente de la situación de acá, y entonces poner la mejor onda. A nosotros nos parece que hay que tratar de cambiar las cosas. Cuando volvés te das cuenta de que la gente está un poco peor que cuando te fuiste y un poco más pesimista y triste. También me hace pensar en algo que a veces se nos pasa por alto: nosotros tocamos para mucha gente que lo necesita, que necesita esa alegría. Uno a veces no le da el valor que sí le dan los pibes a los que les gusta mucho un grupo: ésa es su alegría, una de las pocas. Entonces te das cuenta de que realmente hay un motivo por el que seguir tocando acá. En un momento en que todos creen que ya no se puede hacer más nada, es importante tratar de cambiar algo, no abandonar.
L.S.: En España nos encontramos con fans argentinos de Attaque que se fueron a vivir ahí, gente que se sintió asfixiada y se tuvo que ir. Te da mucha bronca, mucho odio, pero si algunas cosas básicas para vivir dignamente no pueden cambiar, va a seguir sucediendo.
C.P.: También uno se la pasa comparando, y a veces no sé si es ése el punto. Son dos mundos diferentes. Lo que sí creo es que no vale la pena subestimar lo que somos como pueblo, para bien y para mal. Sí, tenemos las mejores minas y los mejores jugadores, pero la idiosincrasia conjunta delpueblo no tiene un sentido de comunidad, de ideas muy claras. Siempre hay una especie de resignación de a ver qué pasa. Y tampoco hay que irse al otro extremo: desmerecer, creer que allá es todo maravilloso y acá es una mierda. No es así.
M.M.: En España y Suiza, la gente que va a ver shows se divierte. Acá no sólo se divierte, sino que además se descarga de todo lo que le pasó en la semana: de todo lo que lo cagaron en el laburo, el colegio, mamá, papá. Pero el pueblo no es el responsable de todo esto. Se nos educó mal, se nos dio poco y nada, pocas alegrías. Entonces cada uno hace lo que puede. Desde que se instaló la democracia, la gente tuvo la oportunidad de comprobar que las dos grandes opciones políticas nos recagaron, y ahora está la onda de irse. Se entiende: en la Argentina de hoy hay menos futuro que en Inglaterra en el ‘77.

 

Los próximos pasos del grupo

Los próximos planes de Attaque incluyen un reencuentro con el público porteño –el 11 y 12 de agosto en Cemento–, un show en Bariloche –el 17– y otro a Santiago de Chile –el 25–. En setiembre iniciará su gira anual por el interior argentino (aunque esta vez será sólo de dos semanas) y el año que viene (tal vez en abril) irán a tocar a Alemania y Austria. Allá se están por editar Radio Insomnio –su último álbum de estudio a la fecha– y Trapos, el registro en vivo de sus últimos shows en Obras. En España, en tanto, ya fueron editados Otras Canciones y Caña, un compilado de punk rock palo y a la bolsa especialmente concebido para el público ibérico.

 

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