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“POBRECITOS LOS TRAMPOSOS”, DE LOS CUATRO VIENTOS
Aventuras del saxo desnudo

El espectáculo es una adaptación
de �El traje invisible�, un relato
del danés Hans Christian Andersen. La puesta de Claudio Gallardou enfatiza la crítica a la hipocresía,
en una obra para grandes y chicos.

El grupo Cuatro Vientos, un cuarteto de saxofonistas que manifiesta un espíritu teatral.

Por Silvina Friera

Después de 15 años de asumir la música como un juego prescindente de las modas, el grupo Cuatro Vientos necesitaba preparar un espectáculo infantil para seguir contando historias a través de las emociones que generan las melodías, el teatro, el humor y los títeres. Julio Martínez, Jorge Polanuer, Leo Heras y Natalio Sued constituyen un cuarteto de saxofonistas apto para todo público, atributo que, con diversos matices, manifiestan desde 1992, con espectáculos como Soplando una historia a los cuatro vientos, Cuatro vientos y el saxo mágico, La tempestad (con dirección de Claudio Hochman) y Música pa’tirar por el techo, entre otros. Hace un año iniciaron un arduo trabajo de investigación sobre diversos textos, hasta que seleccionaron el cuento “El traje invisible”, del escritor danés Hans Christian Andersen (1805-1875). El protagonista del famoso relato es un rey que dilapidaba el dinero de su reino en uno de sus caprichos favoritos: la ostentación de vestimentas. Hasta que un día dos embaucadores, que decían ser sastres, le prometieron confeccionarle una prenda diferente. Sólo un niño se atrevió a decir la verdad: el monarca desfilaba desnudo ante el pueblo.
El director y actor Claudio Gallardou se sumergió, con la rigurosidad que lo caracteriza, en la adaptación y dirección del cuento de Andersen. Pobrecitos los tramposos se estrenó en el teatro El Picadero (Pasaje Enrique Santos Discépolo 1847) y en coincidencia con las vacaciones de invierno seguirá en cartel todos los días en doble función, a las 15 y a las 17. “En el original el traje del emperador no existe. Ahora la música es inaudible, y es la protagonista. Muchas veces estamos haciendo como que tocamos. Somos músicos de la corte y nos encargamos de desenmascarar las mentiras del primer ministro”, cuenta Polanuer en una entrevista con Página/12.
Para Martínez, saxo barítono del grupo, uno de los méritos del cuento de Andersen es que habla de la hipocresía, de la mentira, temas de ineludible actualidad. “Me pareció sugerente que la música sea la ausente. En el texto está latente la explotación del pueblo, cómo se persigue a los que no pagan los impuestos. Además, los que pululan alrededor del rey son hipócritas y siempre le mienten. En el Saxo mágico hacíamos referencia a un período en el que estaba prohibido tocar ese instrumento”, subraya Martínez. “De todas maneras –apunta Miguel Rur, encargado de los títeres–, no es una copia de la realidad, sigue siendo un cuento, ambientado en una época pasada. En el original el rey aparecía como demasiado estúpido por pensar que lo que llevaba puesto era un traje auténtico. En esta adaptación el malo sigue siendo el primer ministro. A pesar de que el rey es medio tonto, el pueblo lo quiere y en el final se salva.”
Rur, que el año pasado presentó la obra de títeres para adultos Boliche...un lugar con historias, es uno de los responsables de relatar la historia del cuento de Andersen. Martínez le pide al titiritero que cuente la anécdota vocacional de su hijo. “A los 11 años decidió tocar el saxo, por ‘culpa’ de los Cuatro Vientos”, aclara Rur. “Ahora el pibe, que tiene 16, nos está dando clases a nosotros –sugiere Polanuer–. En el país dejamos una huella, contribuimos a difundir el cuarteto de saxofones.” Agrupación atípica que logra compatibilizar la musicalidad con el humor, los Cuatro Vientos son, según Polanuer, permeables a todos los géneros. “Nos formamos sin prejuicios, con mucha libertad y nos permitimos tamizar las influencias externas que recibimos”, cuenta Polanuer.
–¿Con Gallardou y los títeres acentúan el aspecto teatral del grupo?
–Martínez: Desde que empezamos buscamos lo teatral, contar historias no sólo a través de la música. Con el tiempo crecimos y aprendimos de la experiencia de trabajar con más gente en escena, como en La tempestad o ahora con Pobrecitos....
–Polanuer: Antes nos volcábamos más hacia la música. Después fueron apareciendo los elementos teatrales. Aunque en nuestros últimos espectáculos lo teatral estaba más acotado, no hacemos únicamente música, porque no nos conformamos sólo con eso.

 

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