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La gorra que pasó Cavallo todavía permanece vacía

Los bancos aportaron 20 millones menos de lo comprometido. Las empresas privatizadas demoran su aporte. El fantasma del fracaso anterior, en abril, acecha sobre las espaldas del equipo económico.

Eduardo Escasany, del Galicia, junto a Carlos Fedrigotti, del Citibank. Los banqueros clave.

Por Claudio Zlotnik

Tres meses después del primer intento fallido, Domingo Cavallo corre un serio riesgo de volver a trastrabillar con la misma piedra. A pesar de los anuncios rimbombantes de ocasión, las empresas y bancos que se habían comprometido a realizar un gesto “patriótico” en medio de la grave crisis económica ofrecieron, en la práctica, una actitud totalmente contrastante con aquella señal de buena voluntad. Hasta ahora, los bancos aportaron 180 millones, 20 menos de lo que les correspondía en la primera cuota. Las empresas ni siquiera dejaron monedas en la gorra que pasó Cavallo, a la espera de precisiones sobre el carácter del aporte. Algo prácticamente calcado había ocurrido en abril, cuando el ministro no pudo convencer a las compañías de que debían suscribir a un bono también de características “patrióticas”.
Frente a la crisis, Cavallo reunió a bancos y empresas con un mismo motivo: pedirles 1000 millones de dólares a cada grupo. La idea era integrar un fondo fiduciario provincial y ese dinero sería tomado a cuenta de vencimientos impositivos. Pero algo falló. Como los diputados votaron el ajuste incluyendo un incremento de cuatro puntos en los aportes patronales que deben realizar los bancos y algunas empresas de servicios, los hombres de negocios variaron su actitud. Dijeron entonces que el préstamo “patriótico” se realizaría a una tasa de interés de hasta el 9 por ciento anual (la cifra definitiva se negociará en las próximas horas de acuerdo a la ley que se vote en el Congreso), de manera de compensar el ajuste que les dispensaron los legisladores.
La decisión generó incluso un contrapunto entre banqueros y una de las empresas. “Nosotros vivimos de prestar plata. Ese es nuestro negocio y vamos a cobrar”, enunció el representante de un banco líder a un alto ejecutivo que planteó no cobrar un costo adicional por la línea.
Por ahora, los bancos depositaron 180 millones pese a que se habían comprometido a una cuota inaugural de 200 millones. Las empresas, en tanto, no depositaron nada, a pesar de las promesas. Según fuentes del Palacio de Hacienda hay varias que ya dieron el visto bueno: Repsol-YPF, Telefónica, Telecom, Aguas Argentinas, Edenor, Edesur y Gas Natural. Sin embargo, no se atreven a asegurar que el dinero llegará ni si el eventual adelanto impositivo tendrá costos. “Todos pararon la pelota. Esperemos que sea hasta que se defina la cuestión política en el Congreso”, señaló a este diario una alta fuente de Economía.
A diferencia de su primera gestión, cuando tenía éxito para juntar plata entre banqueros y empresarios, a Cavallo ahora le cuesta. Tanto que en abril, cuando también pasó la gorra, los empresarios pusieron apenas 350 de los 1000 millones que el ministro les había reclamado. El resto –650 millones– fue suscripto por los bancos.
En aquella oportunidad, 54 fueron las compañías que accedieron. Pusieron entre 2 y 20 millones de dólares. Repsol-YPF, Telefónica, Telecom y el grupo Pérez Companc contribuyeron con el monto que las propias empresas habían fijado como techo, es decir 20 millones.
En el Salón Padilla del ministerio de Economía, Cavallo y Daniel Marx les explicaron a los empresarios sobre sus necesidades. Una sola reunión fue suficiente para que ambos funcionarios se dieran cuenta de la tibieza con que los empresarios recibían la propuesta, a pesar de que el préstamos sería a una tasa de interés variables (encuesta del Banco Central sobre rendimiento de los depósitos más 5 puntos). En aquella oportunidad (¿como también ahora?), Marx debió escuchar que no había forma de convencer a las casas matrices del extranjero de prestarle plata al Gobierno.

 

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