Por Claudio Zlotnik
Tres meses después del
primer intento fallido, Domingo Cavallo corre un serio riesgo de volver
a trastrabillar con la misma piedra. A pesar de los anuncios rimbombantes
de ocasión, las empresas y bancos que se habían comprometido
a realizar un gesto patriótico en medio de la grave
crisis económica ofrecieron, en la práctica, una actitud
totalmente contrastante con aquella señal de buena voluntad. Hasta
ahora, los bancos aportaron 180 millones, 20 menos de lo que les correspondía
en la primera cuota. Las empresas ni siquiera dejaron monedas en la gorra
que pasó Cavallo, a la espera de precisiones sobre el carácter
del aporte. Algo prácticamente calcado había ocurrido en
abril, cuando el ministro no pudo convencer a las compañías
de que debían suscribir a un bono también de características
patrióticas.
Frente a la crisis, Cavallo reunió a bancos y empresas con un mismo
motivo: pedirles 1000 millones de dólares a cada grupo. La idea
era integrar un fondo fiduciario provincial y ese dinero sería
tomado a cuenta de vencimientos impositivos. Pero algo falló. Como
los diputados votaron el ajuste incluyendo un incremento de cuatro puntos
en los aportes patronales que deben realizar los bancos y algunas empresas
de servicios, los hombres de negocios variaron su actitud. Dijeron entonces
que el préstamo patriótico se realizaría
a una tasa de interés de hasta el 9 por ciento anual (la cifra
definitiva se negociará en las próximas horas de acuerdo
a la ley que se vote en el Congreso), de manera de compensar el ajuste
que les dispensaron los legisladores.
La decisión generó incluso un contrapunto entre banqueros
y una de las empresas. Nosotros vivimos de prestar plata. Ese es
nuestro negocio y vamos a cobrar, enunció el representante
de un banco líder a un alto ejecutivo que planteó no cobrar
un costo adicional por la línea.
Por ahora, los bancos depositaron 180 millones pese a que se habían
comprometido a una cuota inaugural de 200 millones. Las empresas, en tanto,
no depositaron nada, a pesar de las promesas. Según fuentes del
Palacio de Hacienda hay varias que ya dieron el visto bueno: Repsol-YPF,
Telefónica, Telecom, Aguas Argentinas, Edenor, Edesur y Gas Natural.
Sin embargo, no se atreven a asegurar que el dinero llegará ni
si el eventual adelanto impositivo tendrá costos. Todos pararon
la pelota. Esperemos que sea hasta que se defina la cuestión política
en el Congreso, señaló a este diario una alta fuente
de Economía.
A diferencia de su primera gestión, cuando tenía éxito
para juntar plata entre banqueros y empresarios, a Cavallo ahora le cuesta.
Tanto que en abril, cuando también pasó la gorra, los empresarios
pusieron apenas 350 de los 1000 millones que el ministro les había
reclamado. El resto 650 millones fue suscripto por los bancos.
En aquella oportunidad, 54 fueron las compañías que accedieron.
Pusieron entre 2 y 20 millones de dólares. Repsol-YPF, Telefónica,
Telecom y el grupo Pérez Companc contribuyeron con el monto que
las propias empresas habían fijado como techo, es decir 20 millones.
En el Salón Padilla del ministerio de Economía, Cavallo
y Daniel Marx les explicaron a los empresarios sobre sus necesidades.
Una sola reunión fue suficiente para que ambos funcionarios se
dieran cuenta de la tibieza con que los empresarios recibían la
propuesta, a pesar de que el préstamos sería a una tasa
de interés variables (encuesta del Banco Central sobre rendimiento
de los depósitos más 5 puntos). En aquella oportunidad (¿como
también ahora?), Marx debió escuchar que no había
forma de convencer a las casas matrices del extranjero de prestarle plata
al Gobierno.
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