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EL SISTEMA PERDIO 6000 MILLONES EN 3 SEMANAS. MEDIDAS DEL BCRA
Fuga de depósitos como un goteo

El Banco Central redujo el encaje que las entidades deben inmovilizar de los depósitos para generar liquidez y evitar una crisis, ante el incesante retiro de depósitos. El temor del público corre en paralelo a los negativos informes de agencias y calificadoras.

Cola de depositantes frente a los bancos desde antes de la apertura. Una escena repetida.

Por Claudio Zlotnik

Con los 238 millones que huyeron del sistema financiero el miércoles pasado (último dato disponible), la caída de depósitos llegó a la friolera de 6000 millones de dólares desde que empezó la sangría, tres semanas atrás, equivalente al 7 por ciento del total de colocaciones. Frente al incesante retiro de colocaciones, el Banco Central volvió a reaccionar. Por tercera vez en lo que va del mes, Roque Maccarone asistió a los bancos flexibilizando normas, con el objetivo de impedir que la corrida termine por debilitar al sistema financiero. Dando cuenta de la gravedad de la crisis, la autoridad monetaria difundió en un comunicado que tomaba las nuevas medidas para que los bancos cuenten con liquidez para hacer frente a los retiros de depósitos. La medida más relevante fue que rebajó el monto de dinero que las entidades deben mantener inmovilizadas. En total, el Central liberó liquidez por 1400 millones de dólares, a la vez que habilitó a los bancos a constituir la mayor parte de los encajes en pesos en vez de tener que hacerlo en dólares. En otra jornada de mercados alterados, el riesgo país se disparó a 1573 puntos.
Los funcionarios del Banco Central dieron a conocer las nuevas decisiones anoche, una vez que habían liquidado al SirCam, el virus informático que en la semana causó estragos a los usuarios del correo electrónico. Algunas horas antes, con la versión de que el organismo rector aliviaría la situación de los bancos, el call (tasa interbancaria) bajó del 30 al 20 por ciento anual. Y el auxilio que el BC otorga en pases activos a los bancos con problemas de liquidez cayó en 100 millones con respecto al día anterior, hasta 1997 millones.
Las medidas tomadas por Roque Maccarone fueron tres:
Reducción de los requisitos mínimos de liquidez. Hasta ahora, los bancos debían inmovilizar el equivalente al 22 por ciento de sus depósitos a plazo fijo. Ahora esa obligación se redujo en un punto para las colocaciones a menos de 89 días, que son el 90 por ciento del total. Como la medida se tomó con retroactividad a comienzos de mes, la liberación de fondos alcanza a 1000 millones de dólares.
Otros 400 millones provendrán de la admisión para la integración de los encajes al “efectivo en tránsito y en las transportadoras de caudales”. Este fue un reclamo de la Asociación de Bancos ya que muchas de las entidades tienen tercerizado el transporte de fondos entre sucursales. Y ocurre que muchas veces esos fondos quedan depositadas en el tesoro de las empresas transportadoras de caudales, sin poder computar ese dinero como encaje bancario.
Por último, los bancos podrán integrar el 70 por ciento de los requisitos mínimos de liquidez con pesos. Hasta ahora, la obligación era hacerlo en dólares. Aunque el Central no lo explicita, fuentes del sistema financiero señalaron a este diario que la medida intenta quitar presión a la demanda de dólares en medio de la crisis.
Con el fantasma del Tequila –que dejó en el camino a un centenar de bancos– Maccarone intenta tomar el control de la crisis. No quiere que la incipiente fuga de depósitos ponga en aprietos a los bancos y por eso sale rápidamente a auxiliarlos. El banquero conoció de cerca la devastación del ‘95 desde el sillón de la secretaría de Finanzas, Bancos y Seguros. La actitud de bombero eficiente de Maccarone es respaldada por los principales bancos, quien a esta altura de la crisis prefieren esta flexibilización antes que la rigidez ortodoxa de Pedro Pou.
Desde que se aceleró la huida de depósitos, el Central vino tomando medidas activas para asistir a los bancos. Primero tocó los requisitos mínimos de liquidez al unificar las posiciones de julio y agosto, liberando así unos 1700 millones. Y hace poco más de una semana redujo el denominado encaje técnico que los bancos deben cumplir diariamente. El cambio de las normas monetarias revelan la preocupación de las autoridades sobre la dinámica que tomó la salida de los ahorros. Frente al drenaje de fondos, los bancos hacen todo lo que está a su alcance para retener a los ahorristas. Por ejemplo, elevar las tasas de interés pasivas. Para los depósitos en pesos a 30 y más de 60 días, las tasas ya se ubican en niveles récord. Según los datos oficiales, por un plazo fijo a un mes se paga un 33 por ciento en promedio. Y un 37 por ciento para el caso que el depósito se pacte a más de dos meses.
Con la percepción de que la única forma de cambiar las expectativas sería con la obtención de fondos frescos desde el exterior (algo que por ahora no aparece en el horizonte), el riesgo país volvió a subir: quedó en 1573 puntos, 63 por encima al cierre anterior.
La fuga de depósitos pasó a ser el tema que más preocupa a los financistas. Nadie imagina que si no se logra detener la hemorragia, la crisis vaya a desembocar en un final feliz. Pero, en verdad, no es el único asunto al que siguen con atención los banqueros. También preocupan los próximos vencimientos de deuda de las empresas. Durante el próximo mes vencen 1640 millones: 750 millones pertenecientes a bancos y 890 millones de compañías. Muchos de los vencimientos de Obligaciones Negociables (títulos de deuda) de empresas están en manos de entidades financieras. Tal es el caso de los 150 millones que debe abonar Multicanal al BankBoston, el banco que tiene los títulos. Y, en medio de la crisis y la salida constante de depósitos, es improbable que las entidades financieras quieran refinanciar pasivos empresarios. Es cierto que algunos de los vencimientos sean de conglomerados internacionales, como Telefónica y Central Puerto. Pero en la city creen que si estos grupos llegan a reclamar financiamiento en sus casas matrices del exterior, el hecho se constituiría en una pésima señal hacia los mercados externos que están convencidos de un próximo default de la Argentina.
En contra de esta sensación, Economía depositará pasado mañana los 500 millones de dólares que le corresponde pagar ante el vencimiento de un cupón del bono Global 2027.

 

Datos de la crisis

Los bonos cayeron 1 por ciento en promedio y el riesgo país volvió a subir: quedó en    1573 puntos (63 más que el cierre anterior).
Las acciones cortaron la racha negativa y mejoraron 0,2 por ciento.
Continúa la huida de depósitos: 238 millones el último miércoles.
En tres semanas ya se fueron 6000 millones.
En ese mismo lapso, las reservas del Banco Central cayeron 3200 millones.
El Banco Central bajó encajes y liberó 1400 millones para asistir a los bancos.
La tasa interbancaria sigue alta: 20 por ciento anual.
El Bank of America sostuvo en un informe que la Argentina tiene un alto riesgo de    devaluar y caer en default.

 

VENCIMIENTOS DE 8361 MILLONES HASTA FIN DE AÑO
Lo que aún resta por pagar

El Gobierno debe afrontar aún vencimientos de la deuda por 8361 millones de dólares
en lo que resta de 2001, con fondos que tiene previsto garantizar mediante negociaciones con financistas privados, además de los desembolsos pendientes de organismos multilaterales y gobiernos. Sin embargo, los mercados no dejan de temer que haya un ‘default’ (cesación de pagos) en el futuro o, en el peor de los casos, respecto del siguiente panorama del segundo semestre de 2001:
El país tiene vencimientos de títulos de corto plazo en Letras del Tesoro (Letes) por 4285 millones de dólares hasta diciembre. Son títulos de hasta 180 días para cubrir necesidades de financiamiento de corto y mediano plazo.
También suma amortizaciones de la deuda pública por 4076 millones de dólares en el mismo período. El mayor volumen de ese total le corresponde a deuda multilateral (con organismos) por 1064 millones y otros títulos públicos (bonos en pesos y dólares, Bonex-92, Euroletras, etc.) por 2421 millones, que no entraron en el reciente “megacanje” por 30.000 millones. El resto está compuesto por deuda bilateral y otros.
Para cubrir esta necesidad están previstos desembolsos pendientes de organismos multilaterales y préstamos bilaterales, conforme al paquete de ayuda financiera comprometido en diciembre de 2000 (megapréstamo o “blindaje”) que totaliza 4677 millones de dólares, discriminados de la siguiente manera: 2528 millones del FMI, 1020 millones del BID, 800 millones del Banco Mundial y 329 millones del gobierno de España.
Respecto de las Letes, el Gobierno avanzó pero no terminó aún una negociación con bancos por 1500 millones de dólares y con otros tenedores, como fondos de jubilación y pensión, por 2300 millones, para un canje por uno o más títulos a plazos más largos, pero no más allá de 2002. Todavía le quedará pendiente arreglar la postergación de vencimientos en Letes por 485 millones.

 


 

STANDARD & POOR’S TAMBIEN VE OTROS RIESGOS
La crisis social ahuyenta

La voz monocorde de las calificadoras de riesgo internacional, que reclaman la profundización del ajuste y apuntan sus dardos a la dispendiosa clase política –cuya modorra demora darle carácter de ley a los recortes decretados por el Ejecutivo–, rompió ayer su unísono. Una directora de Standard & Poor’s, Graciela del Castillo, iluminó uno de los aspectos más desatendidos por el establishment financiero cuando de riesgo país se trata. Afirmó que el “deterioro de las condiciones sociales” ahuyenta a los inversores.
La encargada de las Calificaciones Soberanas para Latinoamérica de S&P reconoció que “cuando se deterioran las condiciones sociales de un país, es difícil que haya inversión”. Por eso, “las condiciones sociales son algo que las calificadoras miran muy de cerca”, puesto que “las reformas no son sostenibles si no hay apoyo social”. Para que no queden dudas, Del Castillo insistió: “cuando hay un deterioro social muy importante es muy difícil que se invierta”.
No obstante, a pesar de la evidencia de que un país con creciente conflictividad social y un tercio de su población fuera del sistema económico resiente su atractivo para los inversores internacionales, al momento de las recetas, la ejecutiva de S&P dejó atrás su lapsus y volvió al discurso tradicional.
Para la directora de S&P, “con una recaudación tan baja, la Argentina no tiene recursos para gastar” y además “hay un gran riesgo de que no pueda cumplir con sus obligaciones financieras”. Sin embargo, sería un error abandonar el tipo de cambio fijo, pues “la convertibilidad es un pilar de la economía argentina y, como está prácticamente dolarizada, no tiene ninguna ventaja devaluar el peso porque eso empujaría a una cesación de pagos automática”, explicó invirtiendo el orden cronológico de la dinámica que amenaza a la economía local. Según la ejecutiva, la baja del riesgo país es la clave para la recuperación de las condiciones sociales, ya que “tener un riesgo país bajo permite pagar menos por la deuda y tener mayores dineros disponibles para gastar en lo social”.
Sin embargo, precisó que “cuando se llega a una situación como la de Argentina, con una gran probabilidad de que no pueda cumplir con sus obligaciones, si los inversores deciden que no quieren invertir más, entonces se alcanza el punto en que no se puede financiar el déficit”. En consecuencia, para Del Castillo la Argentina se encuentra en “un momento crítico en el que no hay más remedio que tener un déficit cero”.
Por último, cuando explicó como su organización realiza las “calificaciones soberanas” nada dijo sobre el deterioro de las condiciones sociales. “No se evalúa al país en sí, sino la capacidad y voluntad del Gobierno de cumplir con sus obligaciones en su totalidad y a tiempo”, concluyó.

 

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