Mientras Standard & Poors
y Moodys difundían pronósticos inquietantes sobre
el futuro de la economía y se conocía en Buenos Aires un
informe del Bank of America alertando sobre la posibilidad de que Argentina
deba abandonar la convertibilidad, los lectores del diario brasileño
Valor conocían la visión opuesta, en letra del ministro
de Economía argentino. A través de una columna de opinión,
Domingo Cavallo descartó con abundantes argumentos la posibilidad
de devaluar el peso tanto como la de reestructurar la deuda, opciones
que calificó de desastrosas.
En su afán de tranquilizar los ánimos, Cavallo hasta se
animó a esbozar un desafío. A la primera señal
de la devaluación, los argentinos corren para cambiar sus pesos
por dólares (...); el Gobierno está preparado para la dolarización
de la economía, si ese fuera el deseo de los argentinos.
La intención del ministro no es alentar esta variante sino transmitir
la idea de que el Estado tiene los dólares necesarios como para
afrontar una corrida, pero siempre defendiendo la convertibilidad.
La verdad simple y pura es que Argentina no maduró y no está
preparada como para una mayor flexibilidad, sentenció Cavallo
para quien la imposibilidad de emitir moneda es un corsé imprescindible
para el sector político, presuntamente proclive a financiar gastos
a través de la emisión de moneda. Sin embargo, admite que
el actual régimen monetario dejó un resquicio para que la
dirigencia busque financiamiento a través de la deuda.
Quien sea un inversor en la Argentina sabe que tendrá fuertes
emociones. Es como si el país, tal cual un adolescente rebelde,
precisase estar siempre al borde de una crisis para que prevalezca la
razón, señala Cavallo en la introducción del
artículo, donde desecha la posibilidad de abandonar el régimen
convertible y renegociar la deuda, en el marco de un eventual default.
Cavallo rechazó que la actual paridad entre el peso y el dólar
represente un obstáculo para la competitividad, ya que los
salarios del sector privado en los últimos años cayeron
casi 7 por ciento en términos nominales. Si a esas remuneraciones
se las corrige por productividad, el retroceso es del 45 por ciento
desde 1993.
A partir de este razonamiento, el ministro abundó en las razones
que justificarían evitar por todos los medios una devaluación,
amén del señalado más arriba. Provocaría
la reducción de los salarios reales y esto profundizaría
la recesión; provocaría una dolarización
automática y derrotaría de raíz la posibilidad de
un ajuste en la tasa de cambio. También repercutiría
en el sector financiero, porque sus pasivos están en dólares
y sus activos respaldados por garantías cuyo valor puede licuarse
en el supuesto caso que el peso se depreciara.
Tampoco la reestructuración de la deuda, que el mercado percibe
como inevitable, es para quien comanda el Palacio de Hacienda una salida
ineludible, en principio, porque el problema no sería de la envergadura
que se lo percibe. La carga es totalmente manejable, aseguró
en el artículo, luego de detallar que representa el 44 por ciento
del PBI y los intereses, para los próximos cuatro años,
el 3,8 por ciento anual.
Debería quedar claro que la probabilidad de moratoria implícita
en los precios de los títulos de la deuda de Argentina está
exageradamente sobreestimada, concluyó Cavallo en la nota
publicada por Valor, un mensaje que los mercados hasta el momento parecen
haber desconocido.
Un día antes de esta publicación, el hombre fuerte de Economía
había opinado en similar sentido en el desayuno que compartió
con los corresponsales extranjeros. Allí negó rotundamente
que Argentina estuviera analizando la posibilidad de reestructurar su
deuda, y aclaró que con bancos y AFJP está negociando un
canje de Letes por 4800 millones de pesos para prorrogar vencimientos.
Algo que, a su juicio, poco tiene que ver con una reestructuración
de pasivos.
EL
GOBERNADOR DE LA RIOJA TRAZO CUADRO DRAMATICO
Estando Menem, esto no pasaba
El gobernador de La Rioja, el
menemista Angel Maza, trazó un cuadro apocalíptico al describir
la actual situación económica, señalando que el país
se debate entre la cesación de pagos, la devaluación
o un quiebre institucional en las próximas horas. Un día
antes de la reunión de los gobernadores y senadores justicialistas
que deberán definir si prestan su apoyo al plan de déficit
cero con el voto de los últimos en la Cámara alta, el mandatario
menemista responsabilizó al presidente Fernando de la Rúa
de haber llevado el país al actual estado de fragilidad extrema,
porque no es Carlos Menem, que tenía autoridad, sabía conducir.
Maza sostuvo que los mil millones de pesos que requiere el Gobierno como
aporte de las empresas privatizadas y bancos, para financiar el Fondo
Fiduciario en apoyo de las provincias, no están, lo
cual dificultará un acuerdo político y terminará
generando el temor de la gente. Se irán sobre
los plazos fijos, vaticinó el gobernador riojano, se
empezará a retirar todo el dinero del circuito bancario y nuestro
país puede entrar en cesación de pagos. El mandatario
menemista aseguró que son horas decisivas para el futuro
de nuestro país, pero no se toma conciencia de la gravedad institucional
del momento que estamos pasando.
En declaraciones formuladas desde Buenos Aires a una radio de su provincia,
Maza justificó la actitud del bloque justicialista de senadores
al destacar que bajaron (al recinto el miércoles), dieron
quórum, pero la verdad es que ni ellos (por el oficialismo) estaban
totalmente de acuerdo sobre qué instrumento sacar.
Luego criticó la actitud de la Alianza hacia el anterior gobierno,
señalando que con mucha caradurez siguen hablando hoy de
la fiesta y todo eso, cuando hace un año y ocho meses que ellos
están en el gobierno. En esa misma línea, el mandatario
interpretó que todo esto tiene por finalidad querer presentar
este ajuste, que no lo han podido resolver por su propia incapacidad para
gobernar, con el rostro del ex presidente Menem.
Maza señaló que los gobernadores justicialistas tenían
previsto reunirse el lunes próximo, pero recién me
habló (el ministro del Interior, Ramón) Mestre, estuvimos
conversando también con (el jefe de Gabinete, Chrystian) Colombo,
y dicen que no saben si llegamos al lunes. Destacó que mientras
nos piden a nosotros (gobernadores y senadores justicialistas) una
actitud altruista, ellos realmente no la tienen con las provincias, porque
no tienen los fondos que se habían comprometido a enviar en julio.
De todas maneras reiteró que en la Nación no hay plata
y esto se nos pone muy difícil a nosotros, ya que las
provincias no están en condiciones de pagar el medio aguinaldo
a sus empleados. No nos mandan dinero, nos piden colaboración
y encima no mejoran las cosas sino que las empeoran con declaraciones,
creando mayor inestabilidad..Pero concluyó señalando
que , pese a la situación, nos vamos a manejar con la serenidad
y la prudencia necesaria, con un sentido positivo.
Un
dólar entre 2 y 4,5 pesos,
pronostica el Bank of America
Una devaluación
en Argentina podría llevar el tipo de cambio a un nivel en el rango
de 2 a 4,5 pesos por dólar, dependiendo de la credibilidad de las
políticas económicas post devaluación, aventura
un documento lapidario sobre las chances argentinas de superar la crisis
que elaboró el Bank of America. El informe fue preparado para los
clientes de la entidad, que buscan asesoramiento para sus inversiones.
Me parece lamentable que se sigan equivocando tanto los que juzgan
a la economía argentina, respondió, con transparente
indignación, el jefe de asesores de Economía, Guillermo
Mondino, en diálogo con Página/12. Otras fuentes del Palacio
de Hacienda recordaron que el Bank of America no participó de la
última operación de Letras del Tesoro, que se licitó
al 14 por ciento, debido a que su oferta de tasa superó la expectativa
oficial. Además, dijeron que el banco estadounidense presentó
una propuesta para avanzar con un canje de Letes que finalmente no prosperó,
por lo que especularon su último paper destilaría
cierto ánimo revanchista.
¿Cómo sería la devaluación? (What
would a devaluation look like?), se titula el informe de Bank of America
Securities, división del Bank of America encargada de analizar
los mercados financieros emergentes. Se trata de uno de los habituales
documentos para sugerir a los clientes cómo moverse. En uno de
sus párrafos centrales señala lo siguiente: Mantenemos
nuestra recomendación del 29 de junio pasado de evitar la exposición
en los mercados latinoamericanos, porque le asignamos un alto riesgo a
la posibilidad de que Argentina abandone la Convertibilidad y entre en
cesación de pagos. Semejante descripción de lo que
le esperaría a la Argentina se está transformando en la
opinión generalizada de los analistas de Wall Street.
Para el Bank of America, más allá de que la política
de déficit cero del Gobierno es encomiable, puede haber llegado
demasiado tarde para reinstaurar la confianza y, en este momento, una
mayor austeridad fiscal es como cortar las posibilidades de crecimiento
en el corto plazo. En general, los economistas estadounidenses consideran
que al Gobierno se le hará casi imposible mantener una política
tan asfixiante como la del déficit cero, por más que su
intención sea firme. Y si lo logra por un tiempo, los efectos recesivos
de esa política lo pondrán en la disyuntiva de seguir profundizando
el ajuste, por la caída de la recaudación, o finalmente
tirar la toalla y declarar el default. Tarde o temprano, estiman, la cesación
de pagos será inevitable, y de allí que se repitan las recomendaciones
a los inversores de evitar toda exposición en Argentina.
Pero el documento del Bank of America tiene una dosis de dramatismo que
estremece. Una devaluación en la Argentina debería
ser más severa que las anteriores en otros países,
advierte, comparando la salida de la convertibilidad con las devaluaciones
en el sudeste asiático, Rusia y Brasil. Lo atribuye al importante
stock de deudas en dólares (de los ciudadanos), a una conducta
de fijación de precios basada en el dólar (que llevaría
a una disparada de la inflación), a los efectos sobre el crédito
y a una prolongada incertidumbre producto de la reestructuración
de la deuda del gobierno. De entre todas estas gravísimas
consecuencias, el banco alerta a sus clientes que una devaluación
puede llevar a una escalada inflacionaria, a niveles que oscilarían
entre el 40 y el 70 por ciento.
Si la economía argentina es incapaz de recuperarse, los consumidores
continuarán perdiendo confianza y será difícil detener
la incipiente corrida de los depósitos. Si se dan pérdidas
adicionales en los niveles de depósitos, el Gobierno puede estar
obligado a abandonar el régimen de Convertibilidad, agrega
el trabajo. Pero uno de los párrafos más lacerantes, y que
hacen sospechar en cierta intencionalidad, es el que recomienda al FMI
ser realista y, en vez de tratar de evitar la devaluación
en Argentina, conservar fondos que podrían necesitar Turquía,que
tiene una importancia geopolítica mucho más importante para
Estados Unidos, o Brasil, para combatir el contagio desde la Argentina.
Una de las alternativas que estudia el Gobierno es capear el temporal
por unos meses y, cuando ya haya demostrado al mundo que no cederá
en la política de déficit cero, solicitar ayuda al FMI y
a otros organismos internacionales. El Bank of America parece que quisiera
que esa posibilidad esté cerrada de antemano.
Documento �lamentable�,
según Mondino
Las opiniones son como el corazón, todo el mundo tiene
uno, dijo, con algo de ironía, el jefe de asesores
del Palacio de Hacienda, Guillermo Mondino. En principio, su respuesta
fue que no tiene sentido estar respondiendo a cada informe.
Pero luego no pudo dejar de calificar al que elaboró el Bank
of America de lamentable. Más allá de
ese punto, Mondino aprovechó para enviar un mensaje a los
senadores, a quienes el Gobierno quiere convencer de que sancionen
la ley que impone el ajuste. Los políticos saben que
una devaluación generaría una caída de salarios
y jubilaciones a un cuarto de los niveles actuales. Saben que eso
sería llevar a la Argentina a una situación de extrema
pobreza y crear una crisis de distribución del ingreso aun
pero a la del año 89. Habiendo pasado por esa experiencia,
nuestros políticos muy racionalmente lo van a evitar,
profetizó. Página/12 le preguntó si el Gobierno
negocia un aporte de capitales del FMI, adicional a lo pactado en
el blindaje. Hoy seguro que no, afirmó, pero
después abrió una puerta, al señalar que primero
nos vamos a ayudar nosotros mismos llegando al déficit cero,
y después veremos que escenario internacional se nos presenta.
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