Nathaniel lloró por su
profesor, pero para la Justicia de Florida ya era demasiado tarde para
lágrimas: ayer, un juez de ese estado norteamericano condenó
al chico, de 14 años, a 28 años de prisión por haber
matado en 2000 a su profesor de inglés, Barry Grunow. Nathaniel
Brazill pasará así a engrosar la lista de adolescentes juzgados
como si fueran adultos, en un estado cuya ley considera que todo menor
de 17 años que haya cometido delitos graves debe ser juzgado como
si se tratara de una persona mayor.
Desde el 16 de mayo, cuando el jurado lo declaró culpable de asesinato
en segundo grado, Nathaniel esperaba una condena que podía variar
entre los 22 años de reclusión y la cadena perpetua. Tras
escuchar el testimonio del joven, de los familiares de la víctima
y de los abogados de ambas partes, el juez Richard Wennet sentenció
a Brazill a 28 años. También fue encontrado culpable de
asalto agravado con un arma de fuego por apuntar a otro profesor, cuando
escapaba de la escuela.
Estoy arrepentido. Y más allá de lo que cualquiera
pueda pensar, nunca intenté lastimar a Grunow, señaló,
entre sollozos, el chico. Sin embargo, la corta edad y el arrepentimiento
del joven no fueron obstáculos para el reclamo de la madre del
profesor asesinado: Esto no fue accidental. Nathaniel merece ser
sancionado con todo el peso de la ley, manifestó ayer Phyllis
Grunow.
Cuando hace tres meses se conoció el veredicto del jurado, el caso
Brazill reavivó la polémica: ¿es correcto juzgar
a menores con el mismo rigor con el que se juzgaría a un adulto?
En ese momento, el abogado Geoffrey Fieger consideró, durante un
debate televisado por la cadena CNN, que la ley del estado de Florida
deja de lado la capacidad del menor para entender los cargos que
se le imputan, y defenderse. Meter niños en la cárcel
acaba por convertirlos en supercriminales, concluyó. Por
su parte, la ex fiscal Nancy Grace le contestó que, en Estados
Unidos, las leyes están hechas por el pueblo, y el pueblo
así lo ha querido.
El hecho por el cual fue condenado Brazill se produjo el 26 de mayo de
2000. Ese día, el profesor de inglés Barry Grunow, de 35
años, había sancionado al chico porque estaba molestando
a dos compañeras durante la clase. Nathaniel volvió a su
casa muy molesto, tomó el arma semiautomática de su abuelo
y regresó a la escuela. Allí discutió con el docente,
y le disparó en la cara. Grunow murió en el acto. La agresión
fue registrada por una cámara de seguridad de la escuela.
No es la primera vez que la justicia estadounidense juzga y condena a
un adolescente como si se tratara de un adulto: en marzo de este año,
Tate fue condenado a cadena perpetua por matar a la hija de su vecina
mientras simulaba ser un profesional de la lucha libre. En un primer momento,
Lionel mintió sobre los motivos de la muerte: dijo que la nena
se había golpeado la cabeza con la mesa. Más tarde, durante
el juicio, los peritos afirmarían que las heridas sufridas por
Tiffany eran similares a las que produce caer desde un tercer piso.
Una semana después de la condena a Tate, John Silva recibió
una sentencia similar, por haber estrangulado con un elástico a
un compañero de escuela y esconder su cadáver en una cámara
séptica. Tanto Silva como Tate fueron hallados culpables de asesinato
en primer grado, ya que en ambos casos, los miembros del jurado consideraron
que los jóvenes habían actuado en forma premeditada. En
el caso de Nathaniel Brazill, en cambio, los nueve miembros del jurado
consideraron que el joven vivió un momento de gran ofuscación
cuando su profesor le prohibió entrar al aula, y por eso disparó.
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