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PUNKS Y HEAVIES LE RINDEN TRIBUTO A LA MEMORIA DE JOEY RAMONE
El homenaje de una ciudad ramonera

Attaque 77, El Otro Yo, Oconnor y Flema, entre otros grupos, demostrarán esta noche en Cemento su devoción por el legendario líder de Los Ramones, a poco más de tres meses de su muerte.

Joey Ramone, líder de una banda que concretó veintiséis shows en Buenos Aires.
Sus fans locales reproducirán íntegramente el último show de los Ramones en River.

Por Pablo Plotkin

Si bien homenajear a un muerto podría parecer un contrasentido para el punk –el lema “vivir rápido y morir joven” presupone cierto desprecio por los epitafios–, hay que decir que la desaparición física de Joey Ramone, el 15 de abril pasado, exaltó las emociones más puras de los representantes del género. La Argentina es, probablemente, el país más ramonero del mundo, con una multitud de seguidores y un amor que se mantuvo inflexible hasta los últimos y no del todo elegantes días de la banda neoyorquina. El efecto póstumo del romance llegó a su punto culminante este fin de semana. El jueves por la noche, en Liniers, el baterista Marky Ramone y Jerry Only, de Misfits, encabezaron el tributo gringo al desgarbado cantante. Hoy, desde las 22, los músicos argentinos concretarán la segunda función (ayer fue la primera) de su propio homenaje: miembros de Attaque 77, El Otro Yo, Flema, Cadena Perpetua, Doble Fuerza, Expulsados, Oconnor, Buitres, Carajo, Horcas y Superuva desfilarán por el escenario de Cemento para reproducir íntegramente el último show de Los Ramones en el Monumental. Que nadie se sorprenda si se piantan un par de lagrimones.
La cosa es más o menos así: un trío integrado por Mariano Martínez (guitarrista de Attaque), Ray Fajardo (baterista de El Otro Yo) y el bajista de Katarro Vandáliko funciona como soporte del resto de los músicos tributarios. Las canciones de menos de dos minutos como cortina de una velocísima melancolía y los cientos de seguidores de los Ramones –que siguen reproduciéndose, basta verles el acné a muchos de ellos– como los verdaderos protagonistas del asunto. Pasará mucho tiempo hasta que una banda extranjera genere semejante fanatismo en el público argentino, tal vez sólo superado por la religión stone. Pero la familiaridad entablada entre los porteños y los flequilludos vestidos de negro excede por mucho la distancia estelar de Jagger y Richards: a Joey uno se lo podía cruzar en la calle. “Joey era alguien como vos”, dijo Patricia Pietrafiesa, cantante de She Devils, dos días después de que un cáncer linfático terminara con él.
Lo cierto es que Buenos Aires se había convertido en el puerto comercial más rentable para los Ramones, al punto que tocaron veintiséis veces aquí y sus discos nunca dejaron de venderse. La muerte de Joey –además de elevar a 20 mil la cifra de discos vendidos de una antología de los Ramones, una fortuna en medio de la recesión argentina–, agitó los fantasmas de una banda que a los punks porteños se les había antojado inmortal. Ricky Espinosa, líder de Flema y partícipe del homenaje, no lo considera exactamente un referente (“él cantaba bien, y yo canto mal”, dice), pero no puede evitar llorar cada vez que ve un video de los Ramones. “Uno a veces no cae, porque se trata de una persona algo lejana, pero es muy triste que ya no esté”.
Poco adepto a la nostalgia y a esta clase de tributos (“no me gusta ir al cementerio, ni llamar a mis amigos en el Día del Amigo”), Ricky dijo “sí” sencillamente porque tenía ganas de cantar algún tema de los Ramones en público. “Así y todo, el músico es el único que no cobra un peso en estos festivales. Como somos tipos sensibles, se nos conforma con rendirle homenaje a un héroe caído. Entonces para la gente debería ser gratis”, sugiere. El homenaje al héroe caído bien puede verse como el último soplo de una época en que una leyenda grande del rock’n’roll hilvanó una relación sentimental (además de comercial) con los argentinos, cosa que probablemente no vuelva a suceder jamás.

 

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