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LOS INTENDENTES DEL FREPASO SE
QUEDAN EN LA ALIANZA Y SE ALEJAN DEL GOBIERNO
“Nos quedamos o ganan los mercados”

En el despacho porteño de Aníbal Ibarra se reunieron nueve de los 16 intendentes frentistas que gobiernan sobre siete millones de personas. Acordaron seguir en la Alianza, diferenciándose del gobierno nacional, y propusieron formar un gobierno de unidad nacional con todos los sectores políticos y sociales y la Iglesia para enfrentar el crac financiero.
El rosarino Hermes Binner, Aníbal Ibarra, Edgardo Di Dío, de Lomas, y Oscar Laborde, de Avellaneda.Junto a otros cinco pares del frente, debatieron qué hacer frente a la crisis. Se quedan.


Por Sergio Moreno

“Cuando el país está al borde de la cesación de pagos, de la devaluación o, aun peor, de la dolarización, no podemos sentarnos a debatir sobre nuestra crisis de identidad. Tenemos que ofrecer propuestas para frenar la crisis o, en su defecto, para ver cómo salimos si se produce el crac. Por eso nos reunimos.” Quien así habló fue uno de los participantes de la reunión que se realizó ayer en la Jefatura de Gobierno porteño. Allí, nueve de los 16 intendentes del Frepaso volvieron a mostrar su pertenencia a una Alianza que ha dejado de existir en el gobierno nacional –con quien remarcaron sus diferencias–, a pesar de que no abandonaron el barco que, creen, sería peor si ellos. “No podemos abrir cada encuentro con el orden del día ‘¿nos vamos o no’? No nos vamos a ningún lado. Somos el Frepaso. Los motivos, las causas, las razones, la situación que dio lugar al nacimiento del Frente están tan vigentes como en aquellos años, por lo tanto la existencia del Frente sigue teniendo razón de ser. Acá estamos, hay que reformular el partido y aportar soluciones ante el crack que se viene”, dijo a Página/12 otro de los contertulios.
Aníbal Ibarra fue el anfitrión. Los invitados, el rosarino Hermes Binner, Martín Sabbatella de Morón, Oscar Laborde de Avellaneda, Edgardo Di Dío de Lomas de Zamora, Francisco García de La Banda, Santiago del Estero, Edgardo Percara de San Salvador, Entre Ríos, Julio Arriaga de Cipolletti, Río Negro, y Aníbal Ianni de Chovet, Santa Fe. El encuentro se cerró con un almuerzo, al que asistieron también el jefe del bloque aliancista, Darío Alessandro, y el vicepresidente del Frente porteño, Ariel Schifrin. Junto con los intendentes pampeanos Raúl Azcárate de Bernasconi, Mario Roth de General Campos, Luis Ordoñez de Castex y Néstor Righetti de Quehué, los neuquinos Raúl Podestá de Zapala y Rodolfo Canini de El Huecu y Miriam Pedroza de Caimancito, Jujuy, conforman el grupo de jefes comunales y de Gobierno que, gustan decir, gestionan para siete millones de habitantes. A iniciativa del porteño y el rosarino, intentan configurar un núcleo político cuya palabra pese en las decisiones del Frepaso y se haga oír a nivel nacional.
Ayer, en el despacho de Ibarra, debatieron durante dos horas y media sobre el más que probable escenario del estallido de la crisis económica, llámese default, devaluación o ambas cosas. Las coincidencias fueron generales. “Debemos llamar a un gobierno de unidad nacional, con todos los sectores que quieran estar acá, con las organizaciones sociales, con la Iglesia, obtener los consensos necesarios para evitar el crac o, en el peor de los casos, para salir de él una vez que se produzca”, relató el acuerdo uno de los alcaldes frepasistas a Página/12.
Obviamente, el destino del Frepaso atravesó gran parte de la discusión. En otra parte de la ciudad, en el club Armenio, un grupo de dirigentes frentistas porteños, convocados por Liliana Chiernajowsky, debatía sobre el futuro de la agrupación. La vicejefa de Gabinete y esposa de Carlos Chacho Alvarez renunció hace poco más de una semana a la Alianza, no así al gobierno porteño (ver aparte). Hubo un mensaje para ella: “Hoy sería un acto de inmadurez política discutir la crisis de identidad del Frepaso cuando estamos al borde del default, la caída del PBI y/o la devaluación”, comentó a este diario uno de los presentes en la vieja Municipalidad.
Tan categórica afirmación atesora un consenso de vieja data entre los alcaldes frentistas. Ellos nunca han querido romper con sus aliados que, si bien con diferencias, guardan buena relación y, en mayor o menor medida, también mantienen sus cuitas con el gobierno nacional. “No nos vamos a ningún lado. ¿A quién le importa? La gente quiere que le solucionemos los problemas, que no los traicionemos, por eso nos votaron. Nosotros nos diferenciamos desde nuestras gestiones y seguimos para adelante. ¿Acaso cuando en el peronismo hay disidencias ellos se van? Nos quedamos, y vamos a hacer lo que debemos hacer para atenuar la crisis y seguir con el Frepaso y la Alianza”, dijo a este diario un intendente del conurbano. “Creemos que la gente visualiza claramente las diferencias entre el gobierno nacional y las gestiones de cada una de nuestras ciudades”, dijo el rionegrino Julio Arriaga. “Nosotros atendemos prioritariamente el riesgo que corren la niñez, los excluidos, los jubilados y los desocupados frente la insistencia del llamado riesgo país”, machacó el rosarino Binner.
La otra coincidencia de la mañana fue la de refundar el partido, articularlo, darle organicidad. “No puede ser –comentó uno de los alcaldes a este diari– que nosotros digamos una cosa y los diputados otra. Tenemos que armar un partido en serio, con una estrategia a mediano plazo. Octubre (la elección) ya no importa; importa sí recuperar el tiempo que perdimos con la ‘Chachodependencia’ y seguir adelante”. Otro de los contertulios de ayer dijo a Página/12: “Hay que fortalecer el partido, el Frente. Si no, no vamos a poder articular nada con el radicalismo, ni con el ARI, ni con nadie. Eso es prioritario”.
Los intendentes fijaron fecha para repetir el encuentro, ampliado a los que ayer no pudieron ir, para dentro de tres semanas, donde profundizarán las cuestiones de la gestión y definirán aun más las posiciones. Los bonaerenses, por su parte, realizarán un congreso provincial el 4 de agosto. Gran parte de lo que ayer se habló en el Palacio Municipal porteño se debatirá en ese encuentro.
De lo expuesto a este diario por tres importantes alcaldes que ayer se sentaron en la Jefatura de Gobierno porteño pueden obtenerse los siguientes puntos de acuerdo:
“No nos vamos a ningún lado, obviamente marcando una diferenciación con el perfil propio del Frepaso. Vamos a articular el polo progresista dentro de la Alianza que incluya a los sectores mayoritarios del radicalismo.
“Desde ese lugar vamos a pulsear dentro de la Alianza y pulsear con el gobierno nacional y dentro del propio gobierno nacional.”
“Tenemos que ser una fuerza que, con otras fuerzas, trate de mediar entre los intereses del mercado y los intereses de la gente. La discusión en el Congreso para poner límites al ajuste debería haber estado acompañada de una posición fijada por la Alianza.”
“Si nosotros defendemos a la gente frente al mercado es mejor tener a quien confronte en el Gobierno y en la Alianza, si no le dejás todo a ellos, que siempre tercian a favor del mercado”.

 

Juampi sigue confrontando

“El verdadero riesgo país es el riesgo social”, declaró ayer el ministro de Desarrollo Social, Juan Pablo Cafiero, en la localidad bonaerense de Ramallo, hacia donde se dirigió desde Córdoba donde inauguró 11 plantas potabilizadoras de agua. Cafiero, el único ministro frepasista, sigue marcando diferencias con el resto del Gabinete del cual forma parte. Como muestra, en Ramallo, sostuvo que el “Estado no puede estar enfrente de las demandas sociales legítimas, sino junto a ellas”. El ministro se dirigió allí para presenciar la adhesión del municipio al Pacto por la Niñez, que establece subsidios y alimentos. En el acto en que se entregó mercadería por el valor de 50 mil pesos destinados a la población careciente de la zona, Cafiero aprovechó para reclamar nuevamente que “se aplique todo el peso de la ley y aún la cárcel, a quienes están en la especulación financiera contra país”. Además recordó que el martes próximo presentará ante el Presidente el Plan de Subsidio Infantil, destinado a familias carenciadas con hijos de 0 a 17 años, en el marco del Pacto por la Niñez.

 

Un plenario de debate

Al cierre de esta edición, un sector de dirigentes y militantes del Frente Grande porteño se encontraba reunido para definir en qué dirección continuaría el accionar del Frepaso, y se aprestaba a emitir una declaración pública con su opinión acerca del futuro de esa fuerza.
El encuentro, en el que participaron los diputados nacionales José Vitar, Irma Parentella, Fernando Melillo y María América González, fue convocado por la frepasista Liliana Chiernajowsky. La vicejefa del Gabinete porteño, quien hace poco anunció su alejamiento de la Alianza, convocó a esa reunión para realizar una autocrítica acerca del papel que tuvo y tiene el Frepaso en elGgobierno. En ese sentido, la esposa del ex vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez propuso discutir “el sentido del voto de 1999, el fracaso de la Alianza y la relación de la crisis económico social con la crisis del sistema político”. Tanto Vitar como Melillo forman parte de la conducción nacional de la fuerza y mantienen posiciones opuestas a la de Chiernajowsky.

 

COMO VE LA CRISIS EL DIARIO “EL PAIS”, DE MADRID
Más que un negro porvenir

Uno de los tres editoriales que aparecieron ayer en el diario madrileño El País, llamado “Desajuste argentino”, presenta un panorama desesperanzador. Si bien los editoralistas no sabían que anoche mismo el Senado trataría la ley de déficit cero, ponen su acento en el voluntarismo político de un gobierno carente de apoyo y entrampado en la recesión, la evasión y el desempleo. A continuación, cómo nos ven en España.
Empeñarse en alcanzar el equilibrio del presupuesto en un país como Argentina, tres años inmerso en una severa recesión, en el que los ingresos públicos apenas representan el 18 por ciento del PIB, con una tasa de paro (desempleo) del 16 por ciento y tipos de interés que superan en 16 puntos los que fija la Reserva Federal para el dólar, es un ejercicio de voluntarismo político. En mayor medida si el gobierno que lo propone ha ensayado varios intentos de recomposición de esa maltrecha situación económica y además está integrado por una alianza de circunstancias, sin el respaldo social y político suficiente y con un importante grado de descentralización fiscal a favor de las provincias.
El ajuste fiscal propuesto con el fin de recuperar la mínima solvencia financiera que impida la suspensión de pagos de la deuda pretende una disminución del gasto público de 1500 millones de dólares en este año y de 4300 millones el próximo. Con más retórica que medidas verosímiles, el plan trata de reducir la importante bolsa de fraude tributario por parte de todos los agentes económicos. La principal partida a recortar son los salarios de los funcionarios y las pensiones iguales o superiores a 500 dólares al mes (unas 95.000 pesetas). Aunque el plan fue aprobado en el Congreso, permanece bloqueado por la oposición peronista en el Senado. El Partido Justicialista había dado su respaldo el pasado 16 de julio al ajuste propuesto y comprometido su cumplimiento en las provincias gobernadas por el mismo, pero decidió solicitar cambios que minimizaran el impacto sobre las rentas de trabajadores y jubilados. Pero el Gobierno rechaza la posibilidad de moderar el recorte. Las reacciones de las organizaciones sindicales no se han hecho esperar.
En ausencia de apoyos financieros adicionales del exterior, en particular de las agencias multilaterales, la viabilidad de ese plan no está en modo alguno garantizada. La economía argentina necesita ante todo crecer, y eso no es precisamente fácil con un ajuste como el propuesto y un tipo de cambio manifiestamente apreciado frente a todas las monedas de los principales socios comerciales de ese país. Una situación que transmite una vulnerabilidad equivalente al resto de las economías consideradas emergentes, en particular al principal socio comercial, Brasil, e indirectamente, a aquellas otras como la española, en la que sus principales empresas y entidades financieras mantienen una parte significativa de sus activos en aquella región.

 

OPINION
Por Eduardo Aliverti

Sentidos de lucha

No hay ningún análisis más o menos serio que no plantee lo irremediable de la caída argentina en cesación de pagos, aunque fuere por diferentes vías. El economista norteamericano Paul Krugman –un tipo de la Universidad de Princeton que no es Trotsky, precisamente– fue citado en abundancia durante los últimos días, en su señalamiento de que las naciones más débiles deberían hacer lo que hace y no lo que dice Estados Unidos. Y hasta el vocero de los piqueteros de derecha, Ambito Financiero, en punteo editorial de portada, señaló que “(...) tremendo ajuste en marcha traerá más recesión a un país ya recesivo” (18-7-01). Claro que, a la hora de apuntar causas específicas, los portavoces del establishment son un tanto más berretas. Difícil encontrar que hablen de los 4500 millones de dólares anuales que van a las AFJP de modo compulsivo, mientras tanto imbécil de turno habla del costo de la política, de las jubilaciones de privilegio y de los ingresos de los sindicalistas. Tampoco se entusiasman en recordar que, para este año, las empresas extranjeras girarán a sus casas matrices entre 2800 y 3000 millones de dólares en concepto de remesas de utilidades (que no se tocan, según el “Pacto por la Independencia”). O que por impuesto a las ganancias se tributa en Argentina la quinta parte de lo estipulado por el mismo rubro en Estados Unidos, o que la renta financiera no está gravada. Datos elementales, todos ellos, que debieran hacer recapacitar a tanto desprevenido que se detiene en lo que gana Hugo Moyano o un diputado de Formosa.
El modelo puso la primera (Cavallo) y se le reveló tan inepta como Machinea y López Murphy. En términos de los propios intereses de la derecha, este país no da para más hasta que el “default” se paralelice con la hiperinflación y la ausencia de izquierda les permita pudrir todo para resurgir, sin oposición, con el negociado de la salud y su ruta. Pero tampoco les va a alcanzar para cobrar porque no crece el tamaño de la economía. Quizá nunca haya estado tan claro que lo que falta no son ideas alternativas, sino una fuerza político-social convincente que las lleve a cabo. La resistencia social no tiene vanguardia que la articule, y la capacidad de los argentinos para seguir cayendo en la trampa de radicales, peronistas y pseudo-progres parece interminable. Es ésa o pensar en Ezeiza, para preferir ser bolivianos en España o Italia.
No es cierto que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Pero es seguro que si se abandona no se gana nunca.

 

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