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PERU VIVIO AYER UN TRASCENDENTE CAMBIO DE GOBIERNO
De la fujicracia al Inca Toledo

El economista Alejandro Toledo se convirtió ayer en el primer indígena en asumir la presidencia de su país. La ceremonia de toma de posesión del mando estuvo rodeada de la euforia por el fin de la larga década fujimorista.
Alejandro Toledo rindiendo los honores a los mártires de la resistencia democrática (izq.). A la derecha, el economista indígena de 55 años recibe
la banda presidencial en el Congreso.


Por Carlos Noriega
Desde Lima

En su discurso de toma del mando presidencial, el economista Alejandro Toledo (55) anunció una “reestructuración integral” de las Fuerzas Armadas y Policiales, propuso un acuerdo regional para congelar la compra de armamento ofensivo, definió a la lucha contra la pobreza como el eje central de su gobierno, prometió un apoyo decidido a la Comisión de la Verdad que deberá investigar las violaciones a los derechos humanos durante los últimos 20 años, y presentó sendos proyectos de ley para nombrar un Zar Antidrogas y crear una comisión que investigue los hechos de corrupción. Estos fueron los principales anuncios del primer discurso presidencial de Toledo, que duró 55 minutos y estuvo caracterizado por un tono genérico que delineó los principios y objetivos del nuevo gobierno, pero no ingresó al terreno de las medidas concretas en materia económica como muchos esperaban. La ausencia más notoria de este primer mensaje presidencial fue la situación del ex presidente Alberto Fujimori, actualmente refugiado en Tokio bajo la protección del gobierno de Japón. Toledo obvió el tema y no dijo nada de lo que su gobierno hará para lograr la extradición del fugado ex presidente. Otras ausencia central fue el esperado anuncio de un aumento de sueldos para los maestros y otros empleados públicos que prometió en su campaña. Ellos confían que el anuncio que no escucharon ayer sea hecho por el ministro de Economía en los próximos días.
Alejandro Toledo se convirtió en el primer presidente indígena del Perú elegido democráticamente exactamente a las 11.45 de la mañana (13.45 hora argentina) cuando el titular del Congreso, Carlos Ferrero, le puso la banda presidencial en el pecho. Minutos antes el presidente del gobierno de transición, Valentín Paniagua, quien fue largamente ovacionado, había pedido el apoyo para su sucesor en su discurso de despedida. Al momento de jurar el cargo, Toledo agregó al tradicional “juro por Dios y por la Patria” la frase “por los pobres del Perú”, la que mantuvo al momento de juramentar a sus ministros. Doce presidentes latinoamericanos –entre ellos el argentino Fernando de la Rúa–, el Príncipe de Asturias Felipe de Borbón, el canciller de Israel Shimon Peres, y otros representantes de diversos gobiernos y países asistieron a la ceremonia que marcaba el final de la transición política para recuperar la democracia luego de una década de autoritarismo fujimorista. El número de presidentes asistentes marca un record histórico en las transferencias de mando presidenciales en el Perú. “Argentina reafirma su amistad con el Perú y saluda a la democracia peruana”, dijo De la Rúa al momento de bajar del avión que lo trajo a Lima. También estuvo presente el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que inicialmente había cancelado su viaje a Lima debido a la disputa entre Perú y Venezuela por la captura en Caracas de Vladimiro Montesinos y las acusaciones de las autoridades peruanas de que el ex asesor de Fujimori gozó de protección oficial en Venezuela. Toledo ya anunció que las relaciones entre ambos países volverán a la normalidad. Chávez se cruzó en la ceremonia con el ex presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, a quien intentó derrocar en 1992. Ambos evitaron mirarse.
Antes de iniciar su discurso, Toledo bajó las escalinatas del podio desde el que debía hablar para abrazar al ex presidente Fernando Belaúnde (1963-68, 1980-85) y besar en la frente a su padre, Anatolio Toledo, un octogenario albañil jubilado. “Hoy se inicia un nuevo amanecer democrático. Hace un año nadie podía imaginar los acontecimientos acelerados que nos llevaron a conquistar la democracia, levantar el manto de la corrupción y de la mentira”, fue la frase con la que Toledo inició su gobierno de cinco años. Ciertamente, un año atrás era difícil imaginarlo que en ese momento ocurría. Entonces era Fujimori quien hablaba en el lugar en el cual ahora estaba parado Toledo y éste caminaba las calles tragando los gases lacrimógenos de la policía fujimorista y gritando junto a miles de peruanos contra el inicio del tercer gobierno de Fujimori, que en ese momento aspiraba a durar cinco años, pero que no llegó a cumplir ni cuatro meses.
Al abordar el espinoso tema de las fuerzas armadas y su compromiso con el autoritarismo y la corrupción fujimoristas, Toledo fue enfático en anunciar “una reestructuración integral” de los institutos armados. Al anunciar su apoyo a la recién formada Comisión de la Verdad señaló que sus recomendaciones “tendrán carácter vinculante para el Estado peruano”. Cuando propuso la creación de una autoridad de “alto nivel” para “investigar todos los casos de corrupción que se han producido en el país”, las caras largas de las tres parlamentarios fujimoristas que sobreviven en el Congreso contrastó con los aplausos que retumbaban en el hemiciclo.
En su primer acto de gobierno, Toledo se dirigió del Congreso al local del Banco de la Nación para rendirles un homenaje a los seis trabajadores muertos un año atrás durante las protestas antifujimoristas cuando agentes del servicio de inteligencia quemaron ese banco para luego intentar culpar a los toledistas. El presidente dejó una ofrenda floral entre los escombros que todavía siguen en el lugar como si el tiempo no hubiera pasado, declaró a los muertos “héroes de la democracia” y les dijo a sus viudas que sus hijos tendrían educación gratuita hasta que concluyan la universidad.
En la Plaza San Martín partidarios del nuevo presidente se reunieron desde la tarde para celebrar la llegada de su líder al poder. Toledo se sumó a la fiesta, que era amenizada por varios grupos musicales, cerca de la medianoche. Hoy, el primer presidente democrático de origen indígena en el Perú será proclamado presidente por segunda vez, en una ceremonia cargada de simbolismo que se realizará en la ciudadela Inca de Machu Picchu, en el Cuzco, capital del antiguo imperio del Tahuantinsuyo.

 

Claves

El gobierno juramentado ayer en Perú es el primero plenamente legítimo y democrático después de una década de dictadura cívico-militar-policial encabezada por Alberto Fujimori, hoy fugitivo en Japón, y Vladimiro Montesinos, encerrado en la base naval limeña de El Callao.
Además del desmontaje del fenomenal aparato de corrupción y represión urdido por la dupla Fujimori-Montesinos, el nuevo presidente Alejandro Toledo, primer indígena que llega a la primera magistratura del país –y, al mismo tiempo, un economista doctorado en la universidad norteamericana de Stanford– afronta el desafío de reactivar una economía semiparalizada, en un contexto social de enormes expectativas.
El centro de gravedad del gabinete anunciado esta semana radica en dos funcionarios de la derecha económica neoliberal: el economista peruanoestadounidense Pedro Pablo Kuczynski como ministro de Economía y Roberto Dañino –consultor de empresas de buena llegada al Fondo Monetario Internacional y larga residencia en el extranjero– como primer ministro.

 

HABLA PEDRO PABLO KUCZYNSKI, EL CAVALLO DEL NUEVO GOBIERNO
“No estamos tan mal como la Argentina”

Por C. N.
Desde Lima

El gobierno de Alejandro Toledo deberá hacer frente a una aguda recesión que tiene a la mitad de la industria paralizada, a un desempleo y subempleo que superan el 70 por ciento de la población económicamente activa y a una pobreza en la que se debate el 50 por ciento de los 25 millones de peruanos. A pesar de estas cifras alarmantes, el ministro de Economía, Pedro Pablo Kuczynski, señala con optimismo que la crisis peruana “no es tan grave”. “En seis meses debe comenzar a reactivarse la economía –aseguró en diálogo con Página/12–. No tenemos inflación, no hay una crisis financiera y tenemos buenas reservas. Lo que falta son agallas y confianza para salir de la crisis. En el Perú hay una crisis psicológica que debemos vencer”. El ministro peruano se refirió a las diferencias entre la crisis peruana y la argentina –la que aseguró “es bastante manejable”– señalando que “en ambos casos hay recesión, pero en el Perú tenemos mucho más margen fiscal, aquí no se van a recortar gastos, lo que necesitamos es mejorar la recaudación”. Y agrega: “La crisis argentina no debe afectar mayormente al Perú”.
–¿Usted se siente ideológica y doctrinariamente cercano a Domingo Cavallo? –preguntó este diario– “Totalmente. Cavallo es un magnífico economista”.
Para reactivar la economía, Kuczynski tiene como eje central de su plan de acción una reforma tributaria que implica la reducción de algunos tributos, como el Impuesto General a las Ventas (IGV) del 18 al 17 por ciento en una primera etapa y de otros impuestos indirectos, y el incremento de otros, como el impuesto a las utilidades, que el gobierno de Paniagua bajó del 30 al 20 por ciento y que el nuevo gobierno subirá al 25 por ciento. También espera mejorar el sistema de recaudación tributaria y eliminar algunas exoneraciones impositivas. “Hay que darle más énfasis a la tributación directa sobre la indirecta”, señala. Atraer inversiones, darle un nuevo impulso al proceso de privatizaciones e iniciar un programa de construcción de viviendas populares, son otras de las medidas reactivadoras del plan Kuczynski. Pero no son pocos los problemas que deberá afrontar este experto en privatizaciones, que participó como representante de los intereses de Iberia en la venta de Aerolíneas Argentinas. Sectores laborales y políticos ya han anunciado su firme oposición a las intenciones de privatizar el servicio de agua potable, centrales hidroeléctricas y los puertos. Marchas de protesta pueden vislumbrarse en el horizonte privatizador de Kuczynski.
Las expectativas sociales no le darán tregua al nuevo gobierno. Toledo no podrá gozar de la luna de miel que suele tener todo presidente que recién toma el poder, ya que ésta ha sido consumida por el gobierno de transición. Para enfrentar esas demandas sociales, el nuevo ministro de Economía asegura que “tendremos que cumplir las promesas que se hicieron en la campaña. Es decir, tendrán que haber aumentos de sueldos”. Crear empleo fue la gran oferta electoral de Toledo. Para lograr eso en tiempos de crisis, Kuczynski anuncia para el corto plazo la puesta en marcha de un Programa de Emergencia Social Productiva, que consiste en darle trabajo en obras comunales a los sectores más empobrecidos. Para ejecutar ese programa el gobierno espera conseguir 500 millones de dólares en una mesa de donantes que se realizará el próximo setiembre en Madrid. Pero por lo pronto el gobierno peruano destinará 200 millones de dólares para su puesta en marcha. Con este programa se esperan crear 400.000 empleos temporales en un año. El nuevo ministro de Economía espera que a partir del 2001 la economía peruana crezca sostenidamente a un 5 por ciento anual. “Si logramos eso estaremos bien”, afirma con una sonrisa que busca proyectar optimismo.

 

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