Por
Patrick Burchkalter
Desde Hockenheim
Ralf Schumacher (WilliamsBMW) se salvó de la hecatombe y
salió victorioso en el Grand Prix de Alemania de Fórmula
1. El alemán se impuso fácilmente ante su público,
dejando lejos al brasileño Rubens Barrichello (Ferrari) y al canadiense
Jacques Villeneuve (BARHonda), y consiguiendo la tercera victoria
de su carrera esta temporada. Ese triunfo pudo haber hecho sonreír
al otro WilliamsBMW, el del colombiano Juan Pablo Montoya, que protagonizó
un inicio de carrera impresionante. Pero el destino no contaba con él.
Para ganar, hay que terminar, advertía Michael Schumacher
(Ferrari) la víspera de la carrera. Terminar, ésa era la
apuesta en Hockenheim. Con el calor y las largas rectas, en las que los
motores alcanzan temperaturas elevadas, la mecánica sufre y los
abandonos acechan a los pilotos. Y el domingo, salvo Ralf Schumacher,
los favoritos no escaparon al desastre.
De la banda de los tres grandes, McLarenMercedes fue
el más afectado. El finlandés Mika Hakkinen abrió
la serie en la 14ª vuelta. El británico David Coulthard abandonaría
en la 27ª, después de pensar por un instante que podía
aspirar al triunfo.
Cuando el McLarenMercedes del británico quedó inmovilizado
envuelto en humo, Michael Schumacher no pudo evitar sonreír. De
pronto, sus desgracias eran más llevaderas. El triple campeón
del mundo había abandonado tres vueltas antes. Siguió la
carrera al borde de la pista e imaginaba que su rival ganaría unos
puntos preciosos. Después del accidente en el que resultó
ileso, no pudo quejarse de la mala suerte.
Con los McLarenMercedes y Michael Schumacher eliminados, el más
favorecido podría haber sido el colombiano Juan Pablo Montoya,
quien veía la victoria, su primera en Fórmula 1, después
de la poleposition lograda el sábado.
Como en Brasil, esta esperanza iba a esfumarse. En un reabastecimiento
interminable, en la 22ª vuelta, el colombiano perdió más
de 30 segundos y la esperanza de ganar. Después, el humo, en la
25ª vuelta, ponía término a la realidad de un podio.
Estoy tan decepcionado que no puedo describir cómo me siento
en estos momentos. Hasta que paré en boxes, la carrera iba perfecta
para mí, dijo.
Desde ese momento, Ralf Schumacher no corría ningún riesgo.
A no ser que sufriera una rotura. Rubens Barrichello navegaba lejos, muy
lejos del alemán. Jacques Villeneuve aún más. Ha
sido un día increíble y estoy realmente muy feliz por haber
ganado aquí admitió Ralf. Es estupendo para
un piloto alemán, con un motor alemán, ganar el Gran Premio
de Alemania. Aunque tengo que admitir que, al principio, mi compañero
de equipo (Montoya) fue más rápido que yo.
Con una lista impresionante de abandonos, sumado a la calidad de los neumáticos
Michelin, estaban todos los ingredientes para ofrecer a los BenettonRenault
el italiano Giancarlo Fisichella y el británico Jenson Button,
y al francés Jean Alesi (Prost), la formidable posibilidad de marcar
puntos.
Pero si los BenettonRenault podían festejar su triunfo, al
ascender al séptimo lugar en la Copa de Constructores, el ambiente
era más triste entre los de Prost, pese al nuevo punto logrado
por Jean Alesi. Corría el rumor de la posible partida del francés.
Este domingo, en Alemania, los hermanos Schumacher podían felicitarse.
Ralf hacía realidad su sueño al imponerse en su tierra.
Y Michael, a falta de una 51ª victoria, veía cómo se
acercaba su cuarto título mundial. Una victoria en Hungría,
dentro de tres semanas, lo consagrará automáticamente.
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