Por
Carlos Rodríguez
Dos
policías en actividad, que junto con otros seis están involucrados
en la investigación de un tiroteo en el que fue asesinado un inocente,
hijo de un sargento de la Federal, están cumpliendo funciones en
la actualidad en la Casa de Gobierno, afectados ni más ni menos
que a custodiar la seguridad del presidente Fernando de la Rúa,
según pudo confirmar Página/12 a través de fuentes
cercanas a la propia fuerza de seguridad.
Los custodios presidenciales son el sargento primero Hugo Gorosito y el
sargento Horacio Rafael Suárez, quienes de ser testigos en la causa
por el homicidio del joven Christian Gabriel Robles, pasaron a ser investigados
para saber si tuvieron alguna intervención en el caso por
coautoría, participación criminal, encubrimiento o por falso
testimonio. En el juicio oral, que finalizó el 30 de abril
pasado, el único acusado y condenado a nueve años de prisión
por el crimen fue el principal Augusto Nino Arena, quien sigue en actividad
porque la pena todavía no está firme.
En el hecho, ocurrido el 3 de diciembre de 1997, a las 23.50, también
murió el ladrón Andrés Daniel Duarte. El joven Robles,
hijo del sargento de la Federal Carlos Alberto Robles, recibió
diez disparos en la zona inguinal y otros balazos hasta sumar 17 heridas
que le provocaron la muerte 36 horas después en el hospital policial
Churruca, donde fue internado. Duarte tenía 12 disparos, uno de
ellos en la cabeza, a muy corta distancia, como si hubiese sido rematado
en el suelo.
Para los padres de Robles se trató de un fusilamiento
y a los jueces del Tribunal 26, Patricia Llerena, Marta Yungano y Manuel
Reynoso García, les llamó la atención que otros dos
ladrones uno de los cuales estuvo parado junto a los acribillados
Robles y Duarte hayan escapado sin sufrir ninguna herida. La teoría
de la familia es que los policías fueron a cortar eufemismo
que significa asesinar a balazos a Duarte por alguna cuenta pendiente
y que los otros dos ladrones eran informantes de la fuerza que habrían
entregado a su compañero de andanzas. Robles era ajeno
a los hechos y pasaba por el lugar del tiroteo, en Pepirí al 600,
en el barrio porteño de Parque Patricios, donde vivía con
su familia.
Lo que se comprobó, hasta ahora, es que dos de los disparos que
mataron al joven Robles partieron de la 9 milímetros que llevaba
esa noche el principal Arenas, quien durante el juicio cumplía
funciones en la comisaría 12ª, ubicada en Valle 1454. Después
de la condena sigue en actividad, pero fue trasladado a un lugar más
discreto, como personal de seguridad en la Superintendencia de Policía
Científica. Lo más llamativo es la presencia de los sargentos
Gorosito y Suárez en una dependencia ubicada en Balcarce 24, en
la Casa Rosada, donde tiene su sede la División Custodia Presidencial.
En el mismo lugar también estaría cumpliendo actividades
el sargento Jorge Antonio Pérez, otro de los sospechados en la
causa, pero esa información no pudo ser confirmada.
La causa fue investigada por la jueza de instrucción Mónica
Berdión de Crudo. El Tribunal Oral 26 concluyó que la jueza
no fue debidamente informada sobre la (existencia de una) víctima
inocente y que ésta tenía diez impactos en la región
genital que le provocaron la muerte. El hecho ocurrió el 3 de diciembre
pero recién con fecha 19 de diciembre de 1997 llegó
la causa al juzgado de instrucción. La investigación previa
fue realizada por la División Robos y Hurtos, a la que pertenecían
los ocho policías involucrados. Ellos formaban parte de las brigadas
y actuaron vestidos de civil, movilizándose en dos autos no identificables.
Además de Arena, Gorosito, Suárez y Pérez, estuvieron
esa noche el principal Néstor Gago, el sargento primero Aldo Gerez,
el sargento José Varela y la cabo Miriam López. Ocho hombres
para atrapar a dos ladrones que robaron una pizzería mientras los
policías los esperaban a la vuelta de la esquina, ocultos en una
heladería, en lugar de impedir el asalto. Arena dijo que él
le disparó a Robles, mientras que Gago aseguró que se enfrentó
con Duarte. El sargento Gorosito sostuvo que persiguió a otro de
los ladrones. Sin embargo, se presume que Robles podría haber sido
tiroteado por otros policías, posiblemente por Gago y Gorosito.
En la pared de la calle Pepirí sobre la que cayó Robles,
aparecieron varios impactos de bala cuyo recorrido no se corresponden
con la posición que tenía el principal Arena. Podrían
ser disparos efectuados por Gago o por Gorosito, que tenía esa
noche dos armas, una Taurus que entregó para las pericias y una
9 milímetros que nunca fue aportada porque nunca se la pidieron
los policías que intervinieron en la instrucción.
La Gendarmería realizará nuevas pericias para buscar la
verdad, ahora que la causa ha sido enviada nuevamente a la Justicia de
Instrucción para que se amplíe la investigación.
Una incógnita a develar es la razón de la presencia de un
noveno policía, el comisario Juan Orlando Oliverio, quien en 1997
estaba en la División Estadística de Antecedentes Personales.
A pesar del enorme despliegue policial, hubo errores garrafales en la
investigación del homicidio del hijo de un sargento de la fuerza.
Y a pesar de la gravedad del hecho, todos los sospechosos siguen en actividad,
algunos cumpliendo funciones en la Presidencia de la Nación.
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