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OPINION

Las tijeras de Rumsfeld

Por Claudio Uriarte

Agosto es el mes de hacer o deshacer para la ambiciosa revisión estratégica encarada por el secretario de Defensa norteamericano Donald Rumsfeld. O más bien, el mes de hacer y de deshacer. En otras palabras, el jefe del Pentágono tiene que empezar a construir su polémico escudo antimisiles ya, porque de otro modo una tijera muy peligrosa empezará a cerrarse sobre él. El tiempo apremia.
Una hoja de la tijera empezó a girar en junio con la nueva mayoría demócrata al frente del Senado y de sus críticas comisiones de Relaciones Exteriores y de Fuerzas Armadas, que distan de estar convencidas del escudo antimisiles pese a la exitosa prueba de intercepción consumada sobre el Pacífico hace dos semanas. Sin embargo, el cambio de mayoría no sería nada si al mismo tiempo no hubiera empezado a girar la otra hoja de la tijera: la oposición de las fuerzas armadas –y particularmente de la Marina– a la revisión estratégica dentro de la cual el escudo antimisil es la clave. Hay que entender que el plan de Rumsfeld implica el desmantelamiento progresivo de bases en el exterior, que serían reemplazadas por fuerzas de reacción ultrarrápidas en que las armas antimisiles a desplegarse en aire, mar, tierra y espacio exterior son un ingrediente cardinal. Y a ningún comandante le gusta que se desarticule la fuerza sobre la que comanda, porque entonces deja de ser comandante.
La oposición más vocal y explícita ha venido del almirante Dennis Blair, comandante de las fuerzas navales norteamericanas en el Pacífico. Y no es casual, ya que Rumsfeld identifica precisamente al Pacífico como el principal teatro de operaciones estadounidenses del siglo XXI, al tiempo que aborrece una actual configuración de fuerzas basada en pesados y costosos portaaviones y en bases militares que se vuelven cada vez más conflictivas y repudiadas en los países que las acogen, como en el caso de Japón con la base de Okinawa. Aliado a otros sectores que resisten ferozmente el guadañazo presupuestario que Rumsfeld se propone aplicar sobre la totalidad de las fuerzas convencionales, el almirante Blair ha salido a desafiar a su jefe civil más o menos en público, y su destino dentro de la terna que compite por la próxima jefatura del Estado Mayor Conjunta será un indicador del desenlace de la puja. Dentro de esto, y para evitar que la tijera de intereses creados militares y parlamentarios se cierre sobre él (el viejo complejo militar-industrial, en un rol paradójico), Rumsfeld violará el tratado ABM –contra sistemas antimisiles– en agosto, para crear una situación irreversible.


 

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